MURCIA. Hace años, cuando yo hice mi doctorado, las tesis las realizaban los alumnos internos de los departamentos universitarios. El tema de la misma te era asignado por el propio profesor que iba a ser tu director de la misma dentro de las líneas de investigación del departamento. Y una vez acabada, se defendía frente a un tribunal con cinco miembros; de los que tres eran de tu propia universidad, incluso de tu propia área, y los otros 2 tenían que ser de otra universidad, si bien, las más de las veces, se procuraba fuesen profesores afines. Podemos afirmar que las tesis se realizaban de una manera endogámica o cerrada.
El objetivo era formar doctores internamente con el horizonte de que se quedasen como profesores en el departamento al que se habían vinculado desde su época de alumno. En consecuencia, en su formación brillaban por su ausencia ciertas habilidades necesarias para enfrentarse al mercado laboral y las demandas de las empresas.
Este modo de proceder ha ido cambiando hacia modelos más abiertos, en sintonía con las nuevas demandas de la sociedad, de las empresas y de las propias universidades, por ejemplo, mediante los doctorados industriales, aunque todavía queda margen de mejora.
"se necesitan doctores que sepan desempeñar su labor en un mercado de trabajo"
La mayor complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos o el descubrimiento ahora de esta mayor complejidad; las nuevas tecnologías que posibilitan un acceso universal a la información; el incremento tanto en número como en calidad de las universidades y de los centros de investigación y desarrollo; el incremento de empresas innovadoras; o la facilidad para intercambiar conocimiento entre ellos, son algunos de los factores que han contribuido a la expansión del nuevo paradigma que conocemos como innovación abierta, donde los distintos actores del ecosistema innovador interactúan y cooperan entre sí.
Y es en este marco conceptual en el que se necesitan doctores que, más allá de atesorar conocimientos, sepan desempeñar su labor en un mercado de trabajo en el que tendrán que afrontar problemas cada vez más complejos y globales junto a profesionales de otras disciplinas, con otros puntos de vista y con otra forma de entender el mundo. Para ello es preciso que hayan desarrollado cierta visión periférica, más allá de la focalización de la híper especialización, y que tengan lo que hoy se conoce como habilidades blandas (soft skills) tales como trabajar en equipo, inteligencia colectiva, nivel suficiente de inglés profesional, empatía con personas de otras culturas y modos de vida, o habilidades para teletrabajar.
Por ello sería de interés desarrollar programas de doctorado en el que varios doctorandos en distintas disciplinas científicas o técnicas colaboran en un mismo proyecto de investigación, es decir, en la búsqueda de soluciones a un mismo problema. O dicho de otra manera, para resolver un mismo problema se articularían varias tesis doctorales a modo de los paquetes de trabajo en un proyecto de I+D+i. Y, al igual que en estos, sería necesario una dirección, que podría ser conjunta entre los distintos directores de las distintas tesis, pero que al final, permitiese que los resultados alcanzados se presenten y defiendan conjuntamente frente a un mismo tribunal que valoraría, además de las distintas tesis individuales, también el grado de sinergia alcanzado en la elaboración de las soluciones propuestas.
En definitiva, se trata de que los programas de doctorado contribuyan, además de a formar al doctorando en un ámbito científico-técnico concreto, dotarlo de habilidades como la co-creación, la colaboración interdisciplinar o el aprendizaje de las citadas habilidades blandas, incrementando de este modo su empleabilidad y capacidad de servicio para la sociedad y las empresas en la que va a desarrollar su labor.
¿Acaso las soluciones a un proyecto que busque mejorar la atención domiciliaria y el cuidado de las personas mayores o que viven solas no han de venir de la colaboración entre médicos, enfermeros, psicólogos, pedagogos, informáticos o ingenieros de telecomunicaciones, entre otros? ¿O la reparación de un medio ambiente alterado, cuya degradación afecta no sólo a las plantas y los animales sino también a las personas y su medio de ganarse la vida, no ha de venir de la colaboración de todos los actores: biólogos, agrónomos, medioambientalistas, agricultores, comerciantes, empresarios, ingenieros TIC, o técnicos y responsables públicos, entre otros?
Estas tesis abiertas multidisciplinares contribuirían a superar también el dilema clásico de la formación en ciencias sociales y humanidades o en ciencias experimentales e ingenierías, en tanto que los doctorandos tendrían la oportunidad de aprender estos conocimientos que les faltan mediante el trabajo conjunto con sus compañeros.
Y qué duda cabe que estos nuevos programas de doctorado contribuirían también a democratizar la investigación universitaria, en tanto que podrían ser el instrumento para articular la respuesta a iniciativas o necesidades que surgiesen de la sociedad civil o de las empresas.