MURCIA. Si hay un tema en el que la expresión "democratizar la actividad investigadora" cobra todo su sentido ése es en el de la Innovación Social; es decir, el de los proyectos de investigación e innovación que tienen como meta enfrentar problemas y necesidad de las personas y de la sociedad en su conjunto. Problemas como la atención y el acompañamiento de las personas mayores o que viven solas, la lucha contra la pobreza, o la atención a colectivos desfavorecidos y en riesgo de exclusión. También incluimos como innovación social aquellas actuaciones que, sin tener un carácter asistencial, sin embargo precisan de la participación de la sociedad en su conjunto para alcanzar un impacto significativo. Me refiero a cuestiones tales como la sostenibilidad de los recursos como el agua o la energía, por ejemplo mediante proyectos innovadores para la movilidad en nuestras ciudades.
Estas innovaciones sociales se han visto posibilitadas en gran medida gracias a la progresiva implantación de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, como el Internet de las cosas (IoT), el Big Data (BD) o la Inteligencia Artificial (IA), entre otras.
Todos estos proyectos necesitan, sí o sí, de las personas y sus asociaciones, desde su concepción hasta su final. De ahí que se trate de proyectos realmente democráticos por cuanto la participación de la ciudadanía ha de estar abierta a todos los interesados, y sus beneficios son, en mayor o menor medida, también para todos.
Los proyectos de Innovación Social surgen de la identificación de las necesidades entre todos, no sólo por parte de los investigadores académicos. Son los propios ciudadanos los más importantes a la hora de definir las necesidades reales y cómo cubrirlas. También los que participando a lo largo de toda la ejecución del proyecto pueden ir retroalimentando el mismo para la mejor adaptación y aplicación de las soluciones que se ensayan. Pensemos en un caso real: el proyecto europeo Cherries impulsado y gestionado por la Asociación TICBiomed y el SMS para mejorar la atención temprana de las personas con esclerosis múltiple. En dicho proyecto, además de participar sanitarios del Hospital Santa Lucía e ingenieros de la UPCT y de la empresa Pulso Ediciones, se incorporó desde el minuto cero a enfermos de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Cartagena y Comarca. Sólo así era posible co-crear soluciones realmente útiles y de interés para los pacientes. Soluciones que, por imitación y liderazgo, verán facilitada su difusión y aplicación entre el colectivo de pacientes, siempre reacio a innovaciones que seguro suponen un nuevo esfuerzo y cuyos resultados están por ver.
Pues bien, esta democratización de los proyectos por qué no puede ser puesta en marcha en las Universidades. Y se me ocurre una manera de hacerlo similar a las campañas de los ayuntamientos para democratizar los presupuestos, en lo que se conoce como presupuestos participativos.
Se trataría de una actuación que invitase, a modo de reto, a participar en la actividad investigadora de la Universidad de Murcia a los ciudadanos, preguntándoles ¿en qué quieres que investigue tu Universidad? Y que se acompañaría de una campaña publicitaria parecida a la de los presupuestos participativos de los ayuntamientos (ver la fotografía del Mupi del Ayto. de Murcia que se acompaña).
Con esta novedosa iniciativa no sólo se alinearían las necesidades de la sociedad con la oferta universitaria, reduciendo la tradicional brecha entre el ámbito científico y la sociedad, sino que, además, incrementaría entre la ciudadanía el sentimiento de que su Universidad está a su servicio.
Las propuestas recibidas serían estudiadas y evaluadas y, en la medida de lo posible, canalizadas hacia aquellos grupos de investigación multidisciplinares capaces de dar una respuesta a los problemas planteados. Y, tal y como hemos señalado, incorporando a las personas proponentes o sus asociaciones a lo largo de todo el proceso del proyecto de I+D+i, desde la concepción hasta la aplicación de los resultados, facilitando de este modo la tan buscada "valorización de los resultados de la investigación".
Además, estos proyectos, surgidos desde la co-creación y la participación ciudadana, seguro obtendrían una mayor puntuación en las evaluaciones de las distintas convocatorias, tanto nacionales como europeas. Es decir, que servirían para captar más fondos externos.
No se os escapará que una actuación de éstas características, dado su carácter eminentemente social y en línea con lo que ahora se lleva, podría ser muy interesante para ser patrocinada por alguna gran empresa, como actuación en el ámbito de su Responsabilidad Social Corporativa.