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Diez jugadores del Yeclano, con trabajo al margen del fútbol, se ven afectados por el 'cierre laboral'

30/03/2020 - 

YECLA. La situación que vive el país, con el estado de alarma decretado desde el 14 de marzo por la expansión del coronavirus COVID19 y medidas adoptadas por el Gobierno central como el confinamiento generalizado y la última de suspender las actividades profesionales no esenciales, afecta al mundo del deporte y al de los deportistas.

De los ocho clubes de fútbol, fútbol sala y baloncesto de la Región que se pueden considerar profesionales por sus estructuras y por el dinero que mueven y el que pagan a los integrantes de sus plantillas sólo el Yeclano Deportivo de fútbol y, en menor medida, el Jimbee Cartagena de fútbol sala, cuentan en sus filas con deportistas que alternan su actividad con otro trabajo.

En la entidad azulgrana, cuyo equipo milita en el grupo IV de Segunda B, hay una decena de futbolistas que en mayor o menor medida tienen su oficio al margen del balompié.

Así, David Puche "Chino" es comercial de una empresa de ferretería y Miguel Serna es responsable de una firma de colchones.

En el área comercial también desarrolla su actividad Pablo Vivancos y como repartidores en sus camiones ejercen Antonio Martínez "Tonete" e Iker Torre.

Por su parte, Marcos Álvarez también trabaja como peluquero y Rafa López lo hace como fisioterapeuta.

En la empresa familiar que gestiona su padre desarrolla su tarea unida al fútbol Javi Saura e igualmente echan una mano en los negocios de sus familias Víctor Fenoll y el canterano Manu Castillo.

A muchos de ellos les afecta la medida de suspender las actividades laborales no esenciales hasta el día 9 de abril, pues hasta esa fecha no podrán ir a trabajar o deberán hacerlo desde casa a un ritmo normalmente inferior al habitual.

Además, en la plantilla del Yeclano, conjunto que dispone sus entrenamientos a partir de las siete y cuarto de la tarde, hay varios estudiantes como Héctor Camps, Carlos Selfa, Javi Muñoz y el tercer portero del equipo David Martínez.

El del Altiplano es el claro ejemplo de un club que funciona muy bien pese a no terminar de ser profesional al 100% y en el que la doble actividad es común, pues el fútbol no siempre da como para ganarse la vida.

Los otros tres clubes murcianos de Segunda B no tienen a ningún integrante de su plantilla trabajando en otro oficio, aunque sí cuentan con bastantes estudiantes en sus filas, sobre todo entre los más jóvenes.

Son los casos del Fútbol Club Cartagena y el Real Murcia, que por cierto se han acogido a sendos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs), y también del UCAM Murcia Club de Fútbol.

En estas entidades sí tienen sus trabajos aparte algunos miembros del personal técnico como preparadores físicos y fisioterapeutas y los médicos y también los dirigentes, muchos de los cuales gestionan negocios propios.

En esa situación igualmente están casi todos los otros clubes deportivos profesionales de la Región: ElPozo Murcia, de la Primera División de fútbol sala; y el UCAM Murcia Club Baloncesto y Real Murcia Baloncesto, que militan en la Liga Endesa y en la LEB Plata.

En el Jimbee, que compite en la máxima categoría del fútbol sala nacional, sólo Fran Fernández tiene otro trabajo que se suma a su práctica deportiva. En concreto lleva la gestión de una tienda de ropa de novias en Murcia.

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