MURCIA. A mediados de los años 80, un grupo no puntero en ese momento lanza una canción sencilla y fresca que supone un gran éxito nacional. El grupo musical es Objetivo Birmania y la canción con la que trasciende es Desidia, cuyo pegadizo estribillo ("desidia, aaaah aah, al borde del mar") y su puesta en escena con dos coristas muy graciosas y divertidas consiguió hacernos bailar sintetizando muy bien el hastío veraniego y las ganas de no hacer nada.
No es mi intención cambiar de cometido a comentarista musical, pero el actual estado de nuestro Mar Menor y la trayectoria de decisiones sobre el mismo en los últimos 30 años me sugieren este estribillo.
No estoy capacitado para hablar de cuestiones técnicas en este asunto. No voy a describir ni los motivos que han llevado a la laguna a estar como está, ni las soluciones a corto plazo y, sobre todo, a largo plazo que requieren el problema. Prefiero que sean personas cualificadas las que, fuera del amparo político, decidan de forma unánime las necesidades y pasos a seguir.
Pero sí he tenido la curiosidad de consultar los Presupuestos de 2020 y 2021 y la ejecución del año pasado para hacerme una idea de la actitud del Gobierno regional a este respecto. Tan evidente es que la realidad de la preocupación y el trabajo realizado no se puede expresar solo con cantidades monetarias como que es un índice muy objetivo que ayuda a hacer balance de la gestión.
En la Ley de Presupuestos disponible en la página web de la CARM de los años 2020 y 2021 se incluye un anexo complementario que indica todas las actuaciones previstas para cada año en el Mar Menor. No solo las que dependen de la Dirección General a la que da nombre nuestra laguna (servicio 1708), sino las que se encuentran distribuidas en otras áreas de gestión. En este enlace se puede ver esta información, con una pequeña intervención personal, consistente en identificar los números de proyecto de cada actuación e incorporar el resto de gastos presupuestados para la Dirección General.
La primera muestra de desidia es que el propio Gobierno no haya identificado tres gastos presupuestados en el año 2021 en la Dirección General del Mar Menor para incluirlos en la tabla. Los proyectos 44246, 47486 y 47469 no están incluidos en el anexo de los Presupuestos de 2021. Es decir, el anexo de actuaciones es un mero formulismo que se hace a desgana y ni siquiera se comprueba. Por lo tanto, nos encontramos con información poco fiable, pero es la que podemos obtener.
La segunda muestra es la reducción del presupuesto de actuaciones en el Mar Menor en el 2021 en un 6,17% sobre la cifra del 2020. Tal y como vemos a continuación, este descenso no se ha visto acompañado de una ejecución razonable del 2020, que serviría de justificación.
Con los números de proyecto de cada actuación, somos capaces de determinar el grado de ejecución en el año 2020 y el provisional a fecha de junio de 2021 acudiendo a la información suministrada por el Portal de Transparencia de la CARM.
Como hay varias actuaciones a las que no he podido identificar el número de proyecto y otras en las que el proyecto es superior al importe de la actuación (debe de ser porque el mismo proyecto incluye varias actuaciones de distinta índole), éstas no las he tenido en cuenta a la hora de calcular el porcentaje de ejecución.
Los datos son desoladores. El porcentaje de ejecución de las actuaciones en el año 2020 no llegan al 27%. El grado de ejecución del Presupuesto de 2021 a mes de junio se queda en un ridículo 2,34%. Los porcentajes son aún menores si quitamos los gastos de personal y se quedan en un 25,56% y un 1,15% respectivamente.
Más grave todavía es que de las actuaciones que he identificado que llevan financiación afectada (es decir, la que proviene de programas de la Unión Europea, como los FEDER y los FEMP, o Gobierno central, como los fondos FCI, y que solo la recibiremos si ejecutamos el gasto), tienen un porcentaje de ejecución de un 24,61% en el año 2020.
Si ahondamos un poco más en las actuaciones ejecutadas y no ejecutadas, veremos que en las primeras abundan los gastos corrientes, las transferencias a ayuntamientos y asociaciones y una inversión estrella: la construcción de balnearios. Entre las segundas, un montante de más de 21 millones de euros, podemos ver una ejecución cero en las inversiones en filtros verdes, centro de seguimiento y observatorio del Mar Menor, en la ordenación y fomento de la minería, tanques de tormentas, balsas de captación de escorrentías, redes lisimétricas y colectores. Quizá es un poco cruel el símil, pero lo asemejo a un enfermo de cáncer que se preocupa de la peluca y ni se plantea el tratamiento de quimio.
La conclusión no puede ser otra: el Gobierno regional mantiene al Mar Menor fuera de sus prioridades en un año en el que la repercusión social del estado de la laguna salada ha sido muy significativa tras los episodios de 2019. Imagínense qué orden de prioridad tenía cuando no se hablaba de ello…
No quiero ni imaginarme a los señores Luengo, López Miras y García Egea vestidos con faldas color pastel con flecos, pelos ochenteros con lazos a juego y tratando de bailar con gracia una canción veraniega.