CARTAGENA. Interés sin precedentes ha despertado entre el estudiantado de la Universidad Politécnica de Cartagena la ‘Micro-Ruta de la Sal, una regata para embarcaciones a vela no tripuladas que deben realizar la travesía entre Barcelona e Ibiza. 293 estudiantes, procedentes de todos los centros docentes de la UPCT, se han inscrito para optar a formar parte del equipo de la Politécnica que afrontará el reto de diseñar y fabricar un mini-velero para este desafío náutico y tecnológico.
La Micro Ruta de la Sal 2026 se presenta como la primera regata de altura en el Mediterráneo para barcos no tripulados y autónomos, es decir, capaces de realizar la ruta de 140 millas desde Barcelona a Ibiza sin recibir intervención externa alguna. Un desafío tecnológico en toda regla, destinado a promover la sostenibilidad del transporte marítimo, en el que las 7 principales escuelas de ingeniería naval de España: Cartagena, Cádiz, Las Palmas, Ferrol, Cantabria, Madrid y Barcelona, han confirmado su participación. Desafío abierto a otros centros educativos y de investigación del resto del mundo, que, de aquí a semana santa de 2026, deberán ir comunicando puntualmente en la web del evento sus avances en la construcción y desarrollo de sus respectivas embarcaciones. Los barcos no podrán superar los 3 metros de eslora y solo podrán ser propulsados por el viento.
“Crearemos cinco subgrupos: arquitectura naval, energía, comunicaciones, automática y gestión”, explica el profesor que coordina la iniciativa, Carlos Mascaraque. “De aquí a un año necesitamos contar con un modelo de barco para ponerlo a prueba en el puerto de Cartagena”, avanza. Los estudiantes recibirán más información este miércoles día 13, a las 13 horas, en una charla que se celebrará en el salón de actos de la Escuela de Navales.
La regata se celebrará en 2026 coincidiendo con el 180 aniversario de la primera Ruta de la Sal: un reto entre armadores para poder llevar sal de Baleares a una Barcelona bloqueada durante la segunda guerra carlista. En la competición participarán todas las escuelas de Ingeniería Naval de España.
Los veleros que deben construir los estudiantes deben tener una eslora máxima de tres metros y su única fuente de propulsión ha de ser el viento, por lo que la embarcación debe ser energéticamente autónoma, debiendo contar con equipos eléctricos alimentados por energía renovables para comunicarse con el exterior y contar con luces de navegación. Los barcos han de cargar con un kilo de sal e informar de su posición cada hora. La distancia que deben completar es aproximadamente de 140 millas náuticas.