CARTAGENA. La adecuación y conversión de espacios comerciales y de oficinas en propiedades residenciales en Cartagena ha sido una tendencia en auge desde 2009. Estos cambios han crecido en los últimos dos años, dando lugar a la creación de unas 30 nuevas viviendas fruto de los 24 expedientes iniciados desde el año 2023.
La alcaldesa de Cartagena, durante el debate sobre el Estado del Municipio, manifestó la intención de poner en marcha una normativa específica para transformar bajos comerciales en viviendas. Estudian desde el Ayuntamiento la posibilidad de acelerar los procedimientos para que se produzca el cambio de la manera más rápida y eficaz.
La adecuación y reconversión de locales ha cristalizado en una serie de reformas recientes que han cambiado por completo la utilidad de los locales en diferentes lugares de la ciudad. En muchos casos, estas transformaciones han permitido cambiar de uso y algunas reconversiones han dado lugar a varias unidades de vivienda a partir de un único local comercial, tal como ha ocurrido en la reconversión de un taller mecánico para generar dos unidades de vivienda, como por ejemplo en un barrio residencial, o en un edificio en el centro de la ciudad, cuando la oficina ha pasado a convertirse en tres viviendas independientes.
Otras reformas las configuraciones han dado pie a la apertura de huecos de fachada para mejorar la captación de la luz natural, o bien a la retroffitting de tiendas que han generado viviendas tipo apartamento, y que permiten la renovación de locales que ni tan solo el más pintoresco de los carteles puede ya revivir después de años, o que permiten hacer un mejor aprovechamiento del suelo urbano, sobre todo en las áreas donde no son frecuentes las construcciones de vivienda nueva.
• Conversión de un local en dos viviendas y un apartamento en un barrio de la parte oeste de la ciudad; reforma interior y apertura de los huecos de la fachada.
• Adecuación de oficina a vivienda en una calle del centro histórico; acondicionamiento integral del local.
• Cambio de uso de almacén a vivienda en un barrio cercano al casco antiguo, modernizando una estructura que llevaba años en desuso.
El declive del comercio tradicional ha sido uno de los motores principales de esta transformación. El auge del comercio electrónico, los efectos prolongados de la pandemia de Covid-19 y los cambios en los hábitos de consumo han llevado al cierre de numerosos negocios, dejando locales vacíos en áreas comerciales.
Los apartamentos de la planta baja suelen tener más espacio porque son más pequeños y están en el piso inferior, lo que los hace perfectos para jóvenes, estudiantes y personas mayores. En otras ocasiones, estas viviendas se destinaron al sector del alquiler vacacional, aumentando los ingresos de los propietarios.
La reglamentación en Cartagena exige que las instalaciones cumplan con estándares rigurosos para el flujo de aire, la iluminación natural y el ingreso. Además, se pide el visto bueno de la comunidad de propietarios, proceso que en ciertos casos puede impedir o incluso detener la iniciativa.
De manera similar, estas transformaciones suscitan interrogantes sobre el equilibrio entre la habitabilidad y la conservación de las estructuras comerciales. Si bien permiten dar uso a espacios infrautilizados, también podrían contribuir a la desaparición de pequeñas zonas comerciales, especialmente en barrios tradicionales como los del casco histórico cartagenero.