El "negrito de Fernando Poo" que se casó con una blanca, luchó contra los nazis y sobrevivió al Tercer Reich
El "negrito de Fernando Poo" que se casó con una blanca, luchó contra los nazis y sobrevivió al Tercer Reich
MURCIA. Cuatrocientos murcianos de la Región fueron deportados a diferentes campos de concentración nazis; solo un 30% sobrevivió. Sus datos, historias, testimonios de sus familiares, fotografías... constituyeron el germen de un ambicioso proyecto de investigación y expositivo del Archivo General de la Región de Murcia (AGRM), que sigue vivo casi un año después de que viesen la luz las exposiciones Deportados murcianos en los campos de concentración nazis y #StolenMemory (memoria robada). Y es que el AGRM ha vuelto a actualizar este mes de mayo el banco de datos que ha elaborado, y que sigue abierto, con los murcianos que durante la Segunda Guerra Mundial sufrieron la crueldad del nazismo en lugares como Mauthausen, Gusen o Buchenwald.
En este enlace se puede consultar el listado (última actualización) con las personas nacidas o vecinas de la Región de Murcia deportadas a los campos de concentración nazis (1940-1945) En él figura el nombre, la localidad, la fecha del nacimiento, el campo al que fueron deportado, la fecha de ingreso, el destino final -fallecidos o liberados, aunque también figuran dos evadido y algunos desaparecidos- y la fecha en la que este se produjo. Como es lógico, los liberados corresponden al final de la guerra, entre abril y mayo de 1945. Según el sistema de marcaje de prisioneros que idearon los nazis en su delirante planificación de los campos, estos presos debían llevar cosidos en sus camisas un triángulo azul, color con el que identificaban a los extranjeros, con una 'S' en su interior que indicaba su procedencia.
Tras más de un año de investigación, compilación y cotejo de distintas fuentes documentales, el Archivo General ha podido actualizar el listado de víctimas murcianas, añadiendo algunas no incluidas con anterioridad (y eliminando otras que se han comprobado no estaban relacionadas con la Región), al tiempo que se han clarificado datos referidos a nombres, lugares y fechas de nacimiento y de fallecimiento y/o liberación, que se muestra en el enlace.
Desde 2021 el Archivo General viene desarrollando este gran proyecto para conocer y recuperar la historia de las casi 400 personas originarias de la Región de Murcia que sufrieron la crueldad de los nazis en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
El Archivo General mantiene en constante actualización este listado, por lo que anima a aquellas personas que dispongan de información, documentos, fotografías o cualquier dato de interés sobre estas víctimas del nacismo de la Regióm, que se pongan en contacto con ellos (Formulario web: https://archivogeneral.carm.es/archivoGeneral/arg.contactar).
Además, la muestra #StolenMemory (Memoria robada) mostró en Murcia varias decenas de objetos personales, como joyas, relojes, plumas, llaves o documentos que fueron confiscados a una veintena de internos en los campos de concentración, tanto de origen murciano como del resto de España y de Europa. Gracias a esta campaña una cuarentena de objetos de deportados españoles han podido ser devueltos a sus familias, aunque aproximadamente una veintena adicional aún no han sido localizados. Entre estos objetos se encontraba una pluma estilográfica de Mariano García López, natural de la capital o de alguna otra localidad sin determinar de la Región, a cuyos familiares se sigue buscando para entregarles la pluma.
Uno de cada diez hombres españoles refugiados en Francia acabó en un campo de concentración en Alemania, lo que permite hablar de una deportación de carácter masivo. Hubo republicanos en todos los campos de concentración nazis, destacando Mauthausen (7.500), Buchenwald (600), Dachau (600), Neuengamme (500), Sachsenhausen (200), Ravensbrück (200) y Flossenbürg (150). Junto a sus compañeros de infortunio fueron utilizados como mano de obra esclava en canteras, fábricas o construcción de infraestructuras. El sobreesfuerzo, la falta de alimentación, el frío, los malos tratos y las enfermedades segaron la vida de casi la mitad de ellos. De los supervivientes, muchos sufrieron secuelas de por vida.
La mayoría de estos deportados fueron republicanos que pasaron a Francia al final de la Guerra Civil española y que, tras su reclusión en los campos de internamiento galos, se vieron compelidos a ingresar en las Compañías de Trabajadores Extranjeros encargadas de trabajar en las obras de fortificación como la 'Línea Maginot' una vez que estalló la Segunda Guerra Mundial. Tras la invasión alemana y el armisticio de junio de 1940, muchos fueron detenidos e internados en campos de prisioneros de guerra (stalags), pero pronto perderían esta condición y serían deportados fundamentalmente al campo de concentración de Mauthausen (Austria), donde unos 7.500 españoles sufrieron trabajos forzados, violencia arbitraria y extrema y todo tipo de privaciones que provocaron la muerte de la gran mayoría de ellos. De los 334 murcianos de este primer periodo, al menos 224 (el 67%) de ellos encontraron la muerte por agotamiento, enfermedad o hambre o asesinados de distintas formas, entre ellos la cámara de gas.
En un segundo momento, entre 1943 y 1945, la mayor parte de los deportados españoles y murcianos eran colaboradores de la Resistencia francesa detenidos por la policía del gobierno títere de Vichy o la Gestapo y remitidos ahora a otros campos, como Dachau (donde hubo 17 murcianos), Buchenwald (16) o Neuengamme (12), donde muchos de ellos también encontrarían la muerte. Las mujeres –entre ellas, dos murcianas: Braulia Cánovas, de Alhama de Murcia, y Antonia Fructuoso, de la pedanía fuentealamera de Balsapintada– fueron deportadas al campo de Ravensbrück (donde hubo hasta 6 murcianos).
Entre los objetos recopilados por el AGRM se encuentran muchas cartas. Volver a comer un arroz con conejo de los que hacía su abuela era, por ejemplo, el deseo que un prisionero murciano en un campo de concentración nazi le confesaba a su familia en una carta; otro le pedía a su esposa que no se preocupara por él, "que yo estoy bien y ya llegará el día en que nos podamos besar"; también era habitual que en estas cartas, muchas de ellas con faltas de ortografía que evidencian el origen humilde de quienes las escribían, se utilizaran términos coloquiales muy propios de Murcia como "nene". En general, en casi todas ellas, estos murcianos que sufrieron la crueldad del nazismo tranquilizaban a sus familiares sobre su situación y hablaban de próximos reencuentros con una esperanza seguramente fingida. Porque ya lo decían los propios oficiales alemanes: a los campos de concentración se entra por la puerta y se sale por el horno.
Cada nombre lleva una historia detrás, aunque destaca el de José Epita, "el negrito de Fernando Poo" que se casó con una blanca, luchó contra los nazis y sobrevivió al Tercer Reich.
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