VALENCIA. Suceder a Emilio Tortosa en la presidencia de fFundación para la Ética en los Negocios, Étnor, no es tarea fácil. El empresario y financiero ocupa el cargo desde la fundación de la entidad en 1991 y, a sus 71 años, distintos implicados en la organización han planteado la necesidad de prever quién tomará las riendas de la organización cuando Tortosa decida no continuar.

Aunque no se plantea como una tarea inminente y fuentes de la organización aseguran que no es una aspecto que se esté tratando oficialmente, lo cierto es que ante su edad, 71 años, todos los consultados aconsejan tener previsto qué hacer cuando el presidente fundador opte por dar el relevo, aunque también coinciden en desearle muchos años por delante en el puesto.

El sucesor natural sería el vicepresidente de la organización, Enrique Berenguer, pero fuentes próximas al empresario descartan cualquier intención por su parte de tomar el puesto de Tortosa. Además de ser el fundador de la organización, Tortosa es una de las figuras clave en la economía y las finanzas valencianas de los años ochenta y principios de los noventa, periodo en el cimentó un prestigio profesional y deontológico que le llevó a impulsar la fundación Étnor.

REPARTO DE PAPELES

Además de empresarios y directivos, la organización integra en su equipo a personalidades del mundo académico especializados en la responsabilidad social corporativa y en la ética pública. Éste es el caso de su directora, la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universitat de València y una de las teorizadoras sobre la materia más reconocidas internacionalmente.

Sin embargo, para el puesto de presidente y vicepresidente se considera crucial que ocupen el puesto persona procedentes del mundo de la empresa y las finanzas para darle una orientación esencialmente práctica a los trabajos y actividades de la organización.

Sin embargo, en una situación como la actual, en la que se ha puesto en duda y está bajo escrutinio de los jueces la labor realizada en las cajas de ahorro por un buen número de altos responsables financieros y empresariales, encontrar a una persona de perfil "intachable" se presentan como un trabajo nada sencillo.

LA OPCIÓN DEL DIRECTIVO

Igualmente, la situación que atraviesan las empresas de empresarios implicados en la organización, como el presidente de la constructora concursada Cleop, Carlos Turró, no permite que éste sea el mejor momento para reorientar sus esfuerzos en otro sentido que no sea su propio negocio.

La opción de recurrir a un directivo de prestigio es la otra alternativa. Se trataría de una persona que sumara a sus dotes profesionales (y por supuesto deontológicas) una destacada relevancia social que permita atraer e implicar a otras destacadas figuras del ámbito privado.

Son diversos los nombres que circulan con este segundo perfil, pero tropiezan con los mismo inconvenientes que los empresarios: los más brillantes deben su implicación total a las empresas en las que se encuentran integrados, lo cual hace que se lo deban pensar dos veces antes de asumir responsabilidades de ámbito sociales.