MURCIA. "La ambulancia se llevó a mi madre. A mí me daban por muerta en un primer momento porque no me movía. Estaba, pues, desmembrada y sangrando. Por suerte, se cauterizaron las venas fundamentales y no me desangré". Así recuerda Irene Villa lo que sucedió después de que su madre y ella salieran despedidas del coche tras explotar por una bomba de ETA, en el segundo atentado que cometía la banda terrorista aquella mañana. Era el 17 de octubre de 1991 y ella solo tenía 12 años. La imagen de aquella niña herida grávemente conmocionó a todo el país. El testimonio de Irene Villa es el epicentro de la exposición Recuerdos permanentes. Huellas del terrorismo, que se puede visitar en la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU) hasta el 17 de julio.
Además de las palabras de la ahora periodista, escritora, psicóloga y conferenciante -acompañada de ilustraciones de imágenes que ya forman parte del imaginario colectivo-, la exposición reúne fotografías, pinturas e información sobre la banda terrorista, que durante toda su historia asesinó a 864 personas, entre ellos 22 niños. Se calcula, asimismo, que logró ingresar unos 120 millones de euros mediantes secuestros, atracos, extorsión y tráfico de armas. Y que entre 60.000 y 200.000 vascos tuvieron que emigrar del País Vasco. Son datos que figuran en los paneles de esta muestra organizada por la Sociedad Murciana de Antropología (SOMA), en colaboración con el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Murcia, la Facultad de Filosofía y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia.
Pero son, sin duda, las palabras de Irene Villa las que mejor representan el objetivo de esta exposición, que es recuperar la memoria y la experiencia de las víctimas del terrorismo de ETA desde una perspectiva humana y social, más allá de concepciones interesadas y partidistas. Así, se reproduce este testimonio: "Mi padre era taxista y cuando llegó al hospital, que se enteró por la radio, le dijeron cómo estaba yo, y dijo: No la salvéis, yo no quiero para mi hija una vida desgraciada. Mi hija hace deporte, monta en bici, juega al baloncesto, patina sobre hielo, salta, corre. No sabe lo que es vivir impedida para siempre". No obstante, el doctor Rubio, su segundo padre, "decidió que yo tenía que estar aquí pese a todo. Y bueno, pues ocurrió el milagro y luego ya lo que vino: heridas, rehabilitación, médicos y mucho gimnasio, mucho deporte...".
Irene Villa rememora el dolor y el ardor de unas piernas que aún sentía. Pero también que por el hospital pasaron desde cantantes como Alejandro Sanz y actrices como Maribel Verdú hasta jugadores de baloncesto o la infanta Elena. "Yo era una niña y de repente ver que todos esos artistas, estas personas tan importantes, me decían: animo, no estás sola, pues fue fundamental".
Además, cabe destacar la actitud de mirar hacia adelante de esta víctima del terrorismo, que asegura que "nosotros lo que queremos es memoria, dignidad y justicia, y seguiremos luchando". Y añade: "Lo importante es que ETA dejase de matar, porque es lo único por lo que yo he luchado". Señala también cómo han cambiado los tiempos, ya que ha pasado de que la miraran "con cara de asesinos" en el País Vasco a que le diga un independentista recientemente: "Eres un referente, me quito el sombrero". Por eso, "es importante saber lo que ha pasado". Recordar para hacer democracia.
La exposición se estructura en torno a 50 paneles. Incluye obras de arte elaboradas por profesorado y estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia, entre los que se encuentran Victoria Chezner, Luz Bañón, Antonio García López o Miguel Ángel Lozano.
La actividad se enmarca en el proyecto europeo 'MEViT. Memoria y experiencia de las víctimas del terrorismo - Para una mayor visibilidad en Europa', concedido por la Unión Europea a SOMA en el año 2020. En este proyecto participan una veintena de investigadores de la Universidad de Murcia y de otras universidades y centros de investigación de España y Europa. El proyecto tiene una duración de tres años y está dirigido por Salvador Cayuela Sánchez.
La exposición cuenta con la UE como patrocinador principal, que financia el proyecto MEViT, concedido a SOMA en el marco del programa Erasmus+ del año 2020 para asociaciones. Además, colaboran la Fundación Séneca, la Fundación Caja Murcia, la Universidad de Murcia y la Consejería de Cultura.
SOMA también organizó la exposición Huellas de la Europeización en la Región de Murcia, que recorrió diferente municipios murcianos. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro dedicada a la investigación antropológica y a la transferencia social de sus resultados. Fue fundada en 2015 por iniciativa de un grupo de antropólogos e historiadores de la Región de Murcia.