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el gato en la talega / OPINIÓN

Moralejas de un atasco sin precedentes por la tractorada

6/02/2024 - 

MURCIA. El episodio vivido en la mañana del martes seis de febrero de 2024 quedará en la memoria como el ejemplo de imprevisión absoluta e irresponsabilidad en cuanto a ordenación del tráfico se refiere y también en cuanto al derecho de manifestación. Ese día sin comerlo ni beberlo me encontré inmersa en pleno nivel rojo de tráfico a la altura de Los Martínez del Puerto (Murcia) con una A-30 paralizada. Desde las siete y media hasta las once y media, dando la vuelta en el cambio de sentido hacia Corvera, que fue la primera salida que pude encontrar, sin llegar a cruzar el Puerto de la Cadena ni mucho menos acceder a mi centro de trabajo por el corte de carreteras.

Allí varados completamente desde las autovías de acceso al Puerto de la Cadena viniendo de San Javier o de Cartagena, por tiempo indefinido, en ausencia de avisos o explicación, sin cuerpos de seguridad vial a la vista, gracias a los móviles y la sociedad de la información supimos que la tractorada ilegal nos tenía involucrados en su modo de hacer las cosas.

"Las caras mostraban la desesperación de la gente, su indignación, impotencia e incredulidad"

Delante de mí un autobús con transporte escolar intentaba desviarse a la estación de servicio a la que yo también pretendía llegar. Imaginen a los chavales desde las siete y media de la mañana atrapados en el bus a ninguna parte, sin tener noción previa de que esto sucedería. Algunos conductores y acompañantes bajaban de los vehículos para dar unos pasos y encender un cigarrillo los fumadores. Otros ponían la música a toda pastilla. Algunas chicas tomaban fotos de la situación, y la mayoría de las personas hablaban por móvil con sus centros de trabajo o familiares. Las caras mostraban la desesperación de la gente, su indignación, impotencia e incredulidad. Algunas voces se alzaban porque éramos miles de personas atrapadas y, aun así, manteníamos las normas de convivencia a raya. Se sucedían situaciones cotidianas y de colaboración, conversaciones donde la ironía era la invitada necesaria y en las que se luchaba por no caer en la desgana que produce que se den situaciones perfectamente previsibles.

Foto: MP

La imprevisión de las autoridades es inadmisible, porque avisados estaban de que esto se iba a realizar gracias a la movilización vía Internet y al caldo de cultivo de los mensajes crispados. Ahora dicen que van a sancionar a más de 300 vehículos. Y me da la risa, porque como las sanciones sean iguales a las que imponen por impactar sobre un ecosistema, podemos olvidarnos de que sirvan para evitar la reincidencia. Me pregunto qué pensaban las autoridades que iba a suceder, y me viene a la cabeza una escena de western entre jugadores de póquer, porque es posible que creyeran en su mundo ideal que, sin autorización, iban de farol. El conocimiento de cómo se promueven algunas protestas del sector agrario y su recalentamiento, así como su gran capacidad de ejecución, es de primero de infantil y se ve que ese día estas autoridades no fueron a clase. Hay cosas que van en serio como sabe todo el mundo, excepto los cuerpos de seguridad a la vista del desastre de tráfico experimentado.

Y luego están los propios manifestantes. Preguntados algunos de ellos exponían que están desesperados y hartos de no ser escuchados, y que no querían perjudicar a nadie. Pero vamos a ver, ¿cómo va pasar de lado meter 300 tractores en Murcia capital llegados de varias zonas, en hora punta de los trabajos, colegios, hospitales, servicios públicos y demás? Y hacerlo sin autorización, conllevando la nula formación del dispositivo imprescindible para evitar daños colaterales. Me da que no son conscientes del perjuicio realizado a todas las personas que no han podido llegar a sus trabajos, al hospital, al colegio, al juzgado, las que han tenido crisis o accidentes. La desesperación no puede justificar impactos en otras personas porque si no, empezamos a desesperarnos todos, y cada colectivo monta su protesta paralizando el tráfico a conveniencia en aras a dejar de desesperarse.

"Tanto que algunos critican la lucha socio ambiental por el Mar Menor y tanto ejemplo que tienen que tomar de ella"

Hablando de desesperación e impactos, opino que el asunto de los precios afecta también a los que, sin ser productores primarios, íbamos en nuestros coches a cumplir con nuestra obligación productiva. Porque al final somos los consumidores los que soportamos como podemos esos precios. Ya puestos, podríamos manifestarnos todos sin autorización día sí y día también en coche, patinete, bici e incluso en burro. Al final, las organizaciones son a veces difíciles, pero la única manera de que siendo individuos logremos un bien colectivo es organizándonos, agrupándonos y cumpliendo las normas de convivencia sabiendo negociar. En su descargo hay que resaltar que, a la vista de la incapacidad negociadora de la clase política, y la politización que hace de los problemas socioeconómicos, no es de extrañar que se refleje este déficit en la sociedad que la sustenta.

El caso es que, en este atasco sin precedentes, mi cabeza ha volado a las recientes luchas ciudadanas por el Mar Menor y de aquella otra lucha por la estabilización del personal dedicado a la investigación. Todas estas manifestaciones legales. Todas ellas participativas. Todas ellas con los dispositivos de seguridad y los avisos pertinentes. Tanto que algunos critican la lucha socio ambiental por el Mar Menor y tanto ejemplo que tienen que tomar de ella. Escrito queda el hito de la manifestación organizada en Cartagena con más de 50.000 personas por la defensa del ecosistema, que parece que no ha calado en personas alentadas por la crispación en red y los mensajes totalitarios. Pues es una pena, porque estas cosas mal hechas llevan a estropicios como el referéndum ilegal catalán y las movidas anexas, pero sobre todo a que los medios no justifiquen el fin. Y eso es un problema de efecto boomerang para los propios manifestantes.

El día 21 de febrero están convocadas en la Región de Murcia las tractoradas para reivindicar mejoras en la política comunitaria, entre otras cosas muy serias. Estas cuentan con las autorizaciones, previsiones, caras visibles de responsabilidad y dispositivos pertinentes. Para entonces la ciudadanía estará prevenida y tendrá su propia opinión. Esperemos que sean ejemplares y eficaces para la causa que reivindican. Que todo el mundo esté a la altura, incluida la clase política (entiéndanse todas las administraciones sin pasarse la pelota) que es al final la receptora de las propuestas y la que puede dar soluciones. Igualico a como hemos estado los sufridos ciudadanos atrapados por sorpresa horas y horas en nuestros vehículos, ejercitando la comprensión mediante la empatía, el humor mediante la ironía, la paciencia con la respiración consciente y algún que otro taco insustituible como terapia infalible de esta tierra. 

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