MURCIA. Dicen que el cerebro necesita azúcar para funcionar mejor, pues ni mil palabras más, me acabo de zampar dos Tigretones para que el artículo de hoy salga redondo. Si no él, al menos yo seguro que voy a terminar rulando como siga así. Todo por mendigar unas migajas de su atención.
La verdad, desde que me han pasado a la edición dominical la presión es mucho mayor y a mí la presión me da por comer. Es que ¡imagínese! quién me iba a decir que iba a hacer trío con Carlos Herrera y Pérez- Reverte. La cosa tiene su enjundia, no todos los días se junta una con reflexiones tan profundas y eruditas como las de estos dos, así que me siento una estrella desfilando por la alfombra roja del brazo de Brad Pitt y George Clooney.
"Ya no hace falta comprobar si la camisa huele a perfume: Ahora haces un test de antígenos y en quince minutos tienes la respuesta"
Echando la lectura atrás, volvamos a estos intelectuales de hoy, porque claro yo hablo de trío y vete tú a saber qué pensará usted. Los tríos de hoy en día ya no son como los de antes, se lo digo yo que esta semana me he enterado de lo que es un contacto estrecho. ¿Todavía no lo sabe? No se preocupe que se lo explico. Contacto estrecho es aquél que se mantiene con un positivo durante más de quince minutos sin mascarilla. ¡Ya puede respirar tranquilo! Todas aquellas que usted se cepilló entre los dieciséis y los veintiocho no cuentan. Unas porque no cumplen el requisito del tiempo mínimo y las otras por cenizas. A los veintiocho como vio que le echaban de casa buscó un nido donde poner el huevo, nunca mejor dicho, así que formalizó la relación con la más mojigata del grupo y ahora con la edad se ha vuelto melosón y le ha cogido cariño al segundo plato, tanto que todos los días que puede repite. Cuidado con esas que las carga el diablo.
El caso es que te pones a pensar con quién tienes tú ese contacto tan íntimo a lo largo del día y llegas a la conclusión de que es más fácil que te haya contagiado la de recepción que tu propio marido, que tal y como está la cosa si te descuidas te metes en la cama con EPI… y también con Blas.
Este nuevo concepto supone toda una revolución en el mundo de las relaciones. Ya no hace falta comprobar si la camisa huele a perfume ni si hay muchas comidas de empresa en la tarjeta. Ahora haces un test de antígenos y en quince minutos tienes la respuesta. Así te ahorras contratar a un detective o el calvario de pedirle a tu amiga del alma que siga a tu marido al salir del barrio. Recomiendo siempre la opción A. Es más discreta. Si le pides el favor a tu amiga te va a costar más caro que el detective, sólo se van a enterar los vivos y los muertos que te están poniendo los cuernos… y aunque no te los pongan ya va a dar igual porque nadie lo va a creer. Por lo tanto, tocándole un poco las narices a tu cónyuge puedes enterarte en un momento de si ha sido el contacto estrecho de otra. Esto me recuerda ese momento de Memorias de África que me marcó cuando Karen contrae la sífilis. Cierto es que dependiendo de cómo venga el tema a alguno casi preferirías que le cayera una gonorrea que un coronavirus.
Señores, creo que no voy a tomar más Tigretones antes de escribir, se me ha subido el azúcar y me he puesto muy salvaje. El objetivo de hoy era decirles que tengan mucho cuidado y que se relacionen sólo con su círculo más íntimo… ¡Ay, Dios! ¡Vuelta la mula al trigo!