MURCIA. “Diego Conesa puede ser un buen gestor, pero su perfil es gris”. La frase me la susurraba un militante socialista hace unos días en una cafetería de Murcia. Es un socialista de peso, con carné desde hace varias décadas y que ha tenido puestos de responsabilidad en la organización del PSRM. El susurro responde a que nunca se sabe quién puede oír depende qué cosas. Hablábamos ¡cómo no! de política y de economía y de cómo nos va cada uno, que era lo realmente importante; pero se deslizó el nombre del secretario general socialista y ahí bajó la voz.
Existe un ala, y aparentemente generoso en número, de socialistas que no comprende esa insistencia del ganador/perdedor de las elecciones del pasado mayo por exponerse más de la cuenta por una moción de censura que a fecha de hoy tendría poca -por no decir ninguna- posibilidad de prosperar. Si Diego Conesa quiere que Ciudadanos vuelva a retratarse, no me cabe duda de que lo está haciendo: “Nuestro acuerdo es con el PP”, recuerdan en la formación naranja aunque sea con el morro retorcido. ¿Por qué entonces esa obstinación del dirigente socialista? Siempre cabe la opción de que no tenga otro discurso y que la amenaza de moción sea el recurso fácil ante la carencia de otra prédica que le granjee más atenciones. Si así fuera, poco recorrido político tendría ante una improbable posibilidad de que López Miras no quisiera concluir la legislatura y el socialista aplica lo del ‘hazte oír’ desde el primer minuto.
Tampoco veo posibilidad a que socialistas y Ciudadanos hayan emprendido alguna discreta negociación para repartirse sillones tras el éxito de la moción. Es decir, que ya tuvieran pactado -o estuvieran en ello- descabalgar a los populares de San Esteban y cambiar el color del Gobierno. La primera y principal razón: Ciudadanos no tiene una figura que pudiera afrontar esta negociación. Pero hay una más: si Ciudadanos está llamada a diluirse, mejor hacerlo habiendo presentado un haber positivo de la mano del PP, que no después de traicionar un acuerdo que era de legislatura. Y aún quedaría una tercera: es muy difícil también que Ciudadanos quiera respaldar al PSOE en Murcia mientras en La Moncloa se va a configurar un gobierno de izquierdas pese a los intentos en contra de Arrimadas.
Me reafirmo entonces en que la moción no tendía ningún viso de prosperar. Y ello me lleva a la primera cuestión: ¿a qué obedece ese empeño de Conesa por la moción?
Legítimamente está en su derecho a aspirar a gobernar, pero se antoja difícil que pueda hacerlo salvo debacle en otra negociación que sí está teniendo lugar, y es la de los Presupuestos para 2019. Sobre su resultado aún habrá que esperar por que el Tetris de encajar unas cuentas de por sí deficitarias y mal financiadas no aventura una fácil solución.