EMPRESAS Y SOCIEDAD 4.0  / OPINIÓN

Cómo logré vencer el estrés: 3 enseñanzas que cambiaron mi vida (y la de mis clientes)

26/09/2020 - 

MURCIA. ¿Eres de las personas que a menudo piensa que no tiene el tiempo para las tantas cosas que le gustaría hacer? ¿De los que corre de un sitio a otro con la agenda llena de tareas por hacer? ¿Sientes el temor de que se acabe el día y no te dé tiempo terminar todo lo previsto? ¿Que no te vas a la cama tranquilo/a si no has terminado todo lo previsto? ¿Tus horarios cambian a menudo por causa de los retrasos? ¿No puedes dejar una tarea a media o te incomoda dejar cabos sueltos? ¿Eres de los que tiene que cortar conversaciones con todo el mundo porque siempre hay una tarea pendiente que atender? O lo contrario… ¿Eres de los que se entretienen hablando con todo el mundo para evitar afrontar esas tareas que le incomodan? ¿O de los que hacen dos o tres a la vez y cree estar convencido de hacerlas bien?

Ufff… qué agobio. Qué sucesión de situaciones estresantes…. ¿verdad?

Con esta batería de preguntas, precisamente quería reproducir en ti esa sensación de estrés…

Para que la vivieras.

Imagina entonces una vida en la que todos los días te suceda todo eso…

Si has contestado que si a varias preguntas de antes, entonces este texto te va a interesar.

Te contaré como logré vencer el estrés de todo eso. Y cómo descubrí el método con el que posteriormente ayudé a más de 500 personas entre alumnos y clientes privados y empresas.

Espérate hasta el final del texto porque además te encantará la sorpresa que te tengo preparada.

Era el lejano 2011. Llevaba un año tratando de arrancar una actividad profesional que inicié con bastantes dificultades en 2010, tras perder mi trabajo de asalariado.

El que iba a ser un año feliz, el año de mi boda, en 2009, tuvo un final imprevisto: fui despedido de la empresa por la que trabajaba por bajada de la actividad. Tras 7 años de colaboración tuve que renegociar la indemnización por despido a la baja por evidentes problemas de la empresa para la que trabajaba. No había ventajas.

A esto le sucedió un aborto en 2010 que supimos llevar discretamente.

Y en 2011, en plena crisis económica española, seguía haciendo malabares para llegar a final de mes.  

Y llegó mi primer hijo.

Y ahí todo cambió….

Si lo vemos desde el punto de vista de un padre, pudo ser el momento más dulce de mi vida. Pero, si lo vemos desde la perspectiva del estrés, fue un cambio muy difícil de afrontar.

Ese año se juntó con una formación importante en PNL que me llevó a viajar con mi mujer un fin de semana al mes a Madrid. También leí entre 8 y 12 libros, y escribí mi primer libro.

Y conocí algo que cambiaría para siempre mi vida: el Mindfulness.

Con el Mindfulness aprendí que  el primer error a la hora de gestionar el estrés es pretender  vencer el estrés. Porque no se trata de una lucha: no hay un enemigo ahí fuera que podemos llamar estrés. El estrés no es una entidad con consciencia propia. Por tanto no se trata de vencer al estrés, sino de aprender a convivir con él. Este es el primer error conceptual a la hora de nos aboga al fracaso a la hora de gestionar el estrés.

También con el Mindfulness aprendí que la única persona con la que acabamos luchando es con nosotros mismos. Y esto sienta el origen de nuestro mayor sufrimiento. Hasta que no nos reconciliamos con nosotros mismo, no vamos a dejar de sufrir. Nosotros somos los primeros responsables de cómo nos afecta el estrés. Porque el estrés es una respuesta que generamos nosotros. De nosotros depende aprender a cambiar la respuesta para que dejemos de sufrir. 

El tercer gran aprendizaje que logré con el Mindfulness y que cambió mi vida es que si queremos cambiar la respuesta, hemos de cambiar la pregunta. Y si no podemos cambiar la pregunta, tendremos que cambiar nuestra forma de entenderla y darle significado. En términos del día a día, esto significa que si queremos reducir nuestro nivel de estrés, o nos alejamos de la fuente de estrés, o renunciamos a tener tantas expectativas en las cosas y querer exigirnos tanto.

Si en tu caso no eres tú quien te exige, sino tu jefa/e tu pareja, tus padres o tus hijos, tendrás que valorar entonces lo primero… Eso del alejamiento de la fuente de estrés.

Desde que comprendí esto, dejé de ver enemigos ahí fuera. Cambié lo que estaba en mis manos. Y lo que no estaba en mis posibilidades, simplemente renunciaba a las expectativas: exigiéndome menos, vivía más tranquilo.

Y así es cómo lo enseñé y acompañé a más de 500 personas en estos años entre alumnos y usuarios en distintos cursos.

Pero reconozco que mantenerse en este equilibrio entre aceptación y determinación no es nada fácil, y requiere en ocasiones de un acompañamiento profesional específico.

Pero cuidado. Nadie tiene la fórmula exacta y definitiva, por mucho que trate de vendértela. Por esta razón no culpes a las herramientas o los métodos que te proporcionan otros en caso de no proporcionarte los resultados esperados.

Es muy fácil caer en ese error conceptual para evitar asumir nosotros esa responsabilidad.

Por mucho que hable bien del Mindfulness, éste no es la panacea. Para saber si te puede ayudar, tendrás que probarlo primero y probarlo con varios maestros/ guías. 

Es bueno que antes valores si el Mindfulness es una herramienta adecuada por el tipo de estrés que  tienes y si éste te pude ayudar, y durante cuánto tiempo.

Valorar esto primero, puede ahorrarte mucho dinero y tiempo, así como la frustración por no ver los resultados esperados a la hora de intentarlo.

¿Quieres conocer si el Mindfulness te puede ayudar?

¿Te gustaría saber que otras alternativas pueden ser más eficaces para gestionar tu estrés? Haz click en este enlace y tendrás ACCESO GRATUITO a un tutorial de un ejercicio de tan solo 15 minutos de duración. https://roberto-70536.gr8.com/

Espero te ayude. 

 

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