Foto: JESÚS HELLÍN (EP)El otoño y el invierno suelen ser estaciones desafiantes para la salud mental. La reducción de horas de luz solar y las bajas temperaturas impactan en nuestros biorritmos, influyendo en nuestro estado de ánimo. Son muchas las personas que, en esta época, se sienten más tristes, de peor humor y faltos de energía.
Si os sentís así, a continuación, os explico el motivo y os doy unos consejos, para que podáis combatir estas emociones.
"La lluvia y el frío llevan a las personas a querer permanecer más tiempo en sus casas o en lugares cerrado"
La luz solar ayuda a la absorción de nutrientes, aumenta la producción de vitamina D y estimula la producción de serotonina en nuestro cerebro. La serotonina es el neurotransmisor que más influye en el estado de ánimo (aunque no el único). Algunos la llaman la hormona del placer. Una alta concentración de serotonina en el cerebro produce estabilidad emocional, sentimientos positivos, y sensación de bienestar. La serotonina también influye en otros neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina que se asocian al miedo, a la agresividad o a la ansiedad. Así que, si disminuyen los niveles de serotonina, aumentarán los niveles de dopamina y noradrenalina, facilitando el aumento de los niveles de angustia o ansiedad.
Por otro lado, cuando los días son más cortos y hay menos luz solar, en nuestro cerebro se produce un aumento de la concentración de una hormona llamada melatonina. La melatonina es la llamada hormona del sueño. Cuando percibimos oscuridad, nuestro cerebro empieza a segregar esta hormona, y esta a su vez estimula la inducción de sueño. Si tenemos niveles elevados de esta hormona durante el día, estaremos somnolientos, nos sentiremos cansados y nos costará más estar activos y concentrados.
La lluvia y el frío llevan a las personas a querer permanecer más tiempo en sus casas o en lugares cerrados. El silencio y el tiempo para estar solos nos conectan con recuerdos y pensamientos que nos pueden llevar a la tristeza, angustia y desesperanza.
Además, es habitual que la gente salga menos con sus amigos o haga menos deporte al aire libre. Muchas personas reducen la vida a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Estas relaciones sociales son una fuente de gratificación, placer y una vacuna contra la tristeza. Si reducimos estos momentos, estamos reduciendo también nuestro bienestar.
Lo principales síntomas con los que nos podemos encontrar en otoño e invierno son:
No te preocupes si te sientes identificado con alguno de estos síntomas. Algunos de ellos se dan, en mayor o menos medida, en todas las personas. Debemos preocuparnos y tomar medidas si sufrimos una parte importante de ellos, o sí vemos que nos angustian en exceso o condicionan nuestro día a día.
Para reducir el impacto que el otoño y el invierno tienen en nuestra salud mental podemos adoptar diferentes estrategias. Ahí van unos ejemplos:
En estos meses del año aumenta la incidencia de una patología llamada trastorno afectivo estacional. Si notas que los síntomas mencionados anteriormente, condicionan tu vida, y hacen del día un reto insuperable, busca ayuda de un profesional. Éste te ayudará a mejorar tu estado emocional y psicológico. Hay diferentes terapias que son altamente efectivas y que te pueden ayudar.
Y no te preocupes, que pronto llegará la primavera.
