CARTAGENA. Siempre es un aliciente para cualquier ciudad la apertura de un nuevo negocio gastronómico. Más si cabe en una ciudad como Cartagena, lejos de las grandes urbes como Madrid o Barcelona, en la que cualquier nueva apertura supone un estímulo para probar cosas nuevas. Si además es de sushi, las expectativas se disparan. La comida japonesa hace tiempo que se instaló entre el paladar español como motivo de celebración. No todos los días se come sushi y su degustación siempre tiene un punto exótico y especial.
La pandemia ha cambiado nuestro día y nuestra forma de salir a comer o cenar. Se prefieren los sitios con poca gente a las aglomeraciones y se apuesta más por la cena en casa entre amigos. Es en este escenario en el que nace Chiyoko, la nueva apuesta de la emergente Leticia Navarro, sushi chef con título de Bronce (otorgado por el gobierno japonés como profesional capaz de promover la gastronomía japonesa fuera de Japón), criada gastronómicamente en la Basque Culinary Center y fogueada profesionalmente en el restaurante Undersund de La Manga Club. “La idea de Chiyoko nace del confinamiento. Me hice autónoma al volver de Japón y cree una marca propia, Leticia Navarro. Trabajaba dando servicio de sushi en distintos eventos y en el Undersund de La Manga Club, proporcionando una experiencia mientras degustas sushi. El restaurante cierra la temporada en diciembre y cuando vamos a abrir en abril empieza el confinamiento. Clientes míos me reclaman que siga ofreciendo sushi. Entonces es cuando me planteo la idea de Chiyoko”, afirma Leticia Navarro, sobre su nuevo negocio de sushi, concebido para pedir a domicilio o recogida en local. “Yo tenía un bajo en el Algar, que lo estaba acondicionando para los eventos de mi marca personal, y es ahí donde creo toda la marca de Chiyoko, el logo…Y lanzo el negocio”, añade Navarro.
Además del confinamiento, otro de los motores de Chiyoko era ampliar el público de sushi, una comida que por su elaboración y tiempo suele ser más elevada que otro tipo de gastronomía. "Mi marca personal, Leticia Navarro, está enfocado a un público con una capacidad adquisitiva más bien alto. En el campo de golf los precios son más altos, yo estoy en una barra ofreciendo un menú degustación…Entonces es algo más elaborado. Con Chiyoko quería llegar a más gente. Bajo los precios, abarato costes al no tener servicio de mesa. En este momento lo que quería era que hubiera movimiento, más que ganar más o menos. Así empezó todo", afirma la chef.
Chiyoko empieza a funcionar en mayo en Algar y hace un mes abrió en Cartagena un local. "Ahora mismo el de El Algar está cerrado por falta de personal. La idea que tengo es que de aquí a Semana Santa pueda formar gente y tenerlo abierto por temporadas. De Semana Santa hasta septiembre, al haber más gente en las playas, y tener el de Cartagena durante todo el año", explica Navarro.
No es una historia cualquiera la de Leticia, tenaz en buscar aquello que le llenara, por más que tuviera cubiertas las necesidades económicas. Empezó estudiando un grado superior en laboratorio de análisis y control de calidad, lo que llevó a realizar prácticas en la refinería de Repsol y a tener la oferta de un buen contrato. Pero aquello no le llenó y se lanzó a estudiar el grado en Ciencias Gastronómicas y Artes Culinarias en la prestigiosa Basque Culinary Center, en el País Vasco, en la cuna de la gastronomía española. Al acabar el grado comienza de ayudante en el restaurante Undersund de La Manga Club. La salida del chef le permite quedarse como jefa en exclusiva del servicio de sushi del restaurante. Es entonces cuando, viendo que podía ser su futuro profesional, decide emprender un aprendizaje de tres meses en Japón para aprender todos los secretos del sushi y la comida japonesa. “Si iba a hacer sushi quería hacerlo bien. Y la única manera era ir a Japón. Necesitaba aprender lo que no sabía y confrmar que lo que sabía era correcto”, explica Navarro. “Una experiencia muy buena. La gente es muy amable y atenta”, añade. Al volver, comienza como autónoma su propia marca personal y, aunque continúa trabajando en Undersund, ya no lo hace como empleada. "Digamos que la barra de sushi la tenía como alquilada", señala.
Chiyoko tuvo además el impulso del CEEIC (Centro Europeo de Empresas e Innovación de Cartagena. "De una forma algo inconsciente porque me dieron el empujón de arriesgarme. Entre en contacto con otros emprendedores que no tenían nada que ver conmigo pero que me sirvieron para seguir adelante. Yo no era consciente de mi potencial y ellos apuesta por gente que tiene talento".
Pese a lo duro que está siendo la pandemia para el sector de la hostelería, a Leticia le ha brindado una puerta para hacerse un nombre en la Trimilenaria. "De momento hemos funcionado muy bien. La gente está muy contenta. La parte buena es que, al no ser un restaurante como tal, es recoger y pedir a domicilio. Ahora mismo tenemos cinco mesas y, al recoger el pedido, puedes quedarte a cenar", explica.
Una comida el sushi que, en opinión de Leticia, no pierde valor pese a que se haya popularizado y abaratado por la proliferación de establecimientos. “Puede haber muchos locales de sushi, pero no todos valen. Se han abierto muchos pero no todos se implican en el crecimiento de la empresa, en la calidad…Porque el sushi es caro porque lleva una preparación y un trabajo que cuesta. En Undersund tengo un precio y aquí otro. La calidad se paga y a la larga la gente lo valora”. Japón ha llegado a Cartago de la mano de Leticia Navarro.