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TRIBUNA política / OPINIÓN

Cartagena, sitiada por los centralistas 

10/07/2021 - 

CARTAGENA. ‘Cartagena sitiada por los centralistas’ es la leyenda inscrita en el anverso del duro cantonal, la mítica moneda acuñada en nuestro municipio durante la Revolución Cantonal, una rebelión que tuvo su inicio el 12 de julio de 1873 con la proclamación del Cantón de Cartagena.

Seis meses resistió Cartagena el asedio hasta la rendición, que vino precedida de un golpe moral sin precedentes, como fue el bombardeo del Parque de Artillería el 6 de enero de 1874, suceso que dejó cuatro centenares de víctimas, la mayor parte, mujeres, niños y ancianos.

Cartagena quedó devastada por las consecuencias de esta utopía política y social que se vivió durante la Primera República Española, unos hechos cuyo significado político e histórico es, en gran medida, desconocido por el público en general, a pesar de que algunas de las propuestas de este movimiento fueron pioneras, como la defensa del sufragio universal, la separación de la Iglesia y el Estado, la condena a la pena de muerte o la apuesta por el federalismo.

Estos hechos no se conmemorarán ni divulgarán para su conocimiento y comprensión por el Ayuntamiento de Cartagena porque el bastón de mando del PP va de la mano de la aversión hacia nuestra historia y tradiciones con un plus de ignorancia, el que demostró Pablo Casado o el que los populares locales pusieron de manifiesto el pasado Pleno municipal, en el que afirmaron que la bandera cantonal es “partidista” y no puede izarse en los mástiles de cortesía del Palacio Consistorial.

Sucede que esta falta de conocimiento, implicación y compromiso de Noelia Arroyo con Cartagena no opera en el vacío ni es nueva.

Nuestro municipio, por su naturaleza estratégica, ha servido al interés de la Nación desde tiempos remotos, sin resultar correspondido en esta contribución por gobiernos y regímenes de todo tipo.

En la actualidad vivimos este desapego con la construcción del Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), un proyecto del Gobierno de España para la necesaria y obligada atención humanitaria a quienes llegan en patera a nuestras costas buscando oportunidades, muchas veces quiméricas, siempre irrealizables en sus países de origen.

A alguien del Ministerio (PSOE) le ha parecido que la mejor ubicación para este centro es en el camino al Faro de Navidad, en el frente de poniente de nuestra bahía, una zona que los cartageneros hemos recuperado para nuestras caminatas y prácticas deportivas hace años y que, nos habían hecho creer, serviría también al baño y esparcimiento.

Una instalación con unas necesidades de logística y movilidad que, sin duda, generará afecciones en esta zona por su naturaleza de restricción de la libertad a quienes en ellos se asiste humanitaria y legalmente. Unas necesidades que pueden cubrirse con una ubicación distinta y alejada de lugares, presuntamente, destinados al ocio y el disfrute de la ciudadanía.

En la actualidad, en condiciones indignas, estas atenciones se prestan en carpas situadas en la dársena de Escombreras, junto al mar y alejados de núcleos poblacionales o de ocio.

Mas parece ser que a la Autoridad Portuaria (PP) no le cuadraba esta zona y pidió a la Delegación del Gobierno que el CATE no se construya allí, lo que lo ha desplazado con la complacencia de Arroyo (PP), según ella misma ha afirmado esta semana, junto al Espalmador.

Los cartageneros no lo queremos ahí, no entendemos que se comprometa la penúltima esperanza de una bahía que ya está saturada y hormigonada al extremo o, lo que es lo mismo, parcelada en usos que no permiten su disfrute.

Por eso nos sentimos sitiados, por el Gobierno Central pero, sobre todo, por los quintacolumnistas, en este caso la alcaldesa y la presidenta del Puerto que se convierten en centralistas con precio de saldo, pues aceptan la ubicación del CATE porque les sirve de moneda de cambio para sus proyectos personales.

Es momento de que todos nos unamos para defender los intereses de los cartageneros, nuestra planificación y futuro. No queremos ‘receptividad’, queremos atención y soluciones. Y quien no quiera defender Cartagena, quien no valga un duro, que deje paso.

Jesús Giménez Gallo

 Presidente de MC Cartagena

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