MURCIA. Carmen Botella está a punto de vivir como presidenta sus primeros premios Omep. La Organización de Mujeres Empresarias celebra este martes, en el Hotel Nelva, la 24ª edición de unos galardones que persiguen realizar un reconocimiento a la labor desarrollada por empresarias, directivas, profesionales, emprendedoras y empresas en términos de igualdad en la Región. Tras 20 años en la organización, Botella, que fue vicepresidenta con Angelita Ruiz y Manoli Marín, afronta esta edición con “ilusión y ganas de seguir luchando por la plena igualdad”.
“Vemos avances, pero queda mucho por hacer”, indica, “por eso con estos premios queremos demostrar que la mujer también puede ocupar su lugar en sectores tradicionalmente masculinos como las premiadas, en la informática, con una creatividad a la máxima potencia o ser altas directivas. Es un espejo en el que se pueden mirar las chicas jóvenes. Que sepan que pueden llegar a todo, abrir su propia empresa y autoemplearse”, destaca.
Este año la Ceo y fundadora de la empresa Metaenlace, Rosario Ibáñez, ha sido la ganadora del premio empresaria del año, “por su esfuerzo para colocar a la Región como uno de los referentes en el mundo de la ingeniería informática de datos, consiguiendo visibilizar a la mujer en un mundo claramente liderado por hombres”.
Junto a ella estarán María José Hernández, de Matiss Creación, como emprendedora del año; Rosario Vicente, del Grupo Jovir, premio a la mujer directiva o profesional; el Grupo Zambudio, premio Empresa por la Igualdad, y la UME, Medalla de Oro de 2019.
“En el sector empresarial estamos en el camino de la plena igualdad de oportunidades, pero todavía no es una realidad. Es una pena”, admite. “Yo llevo toda mi vida y aún no lo veo. Las mujeres siguen teniendo un hándicap muy grande, sobre todo cuando quieren ser madres. Y siempre lo digo: no hay que castigar a las mujeres cuando son madres o piden reducción de jornada. Siguen encontrando muchos obstáculos para avanzar en su carrera”.
Su esperanza, señala, es que en la actualidad cada vez hay más “corresponsabilidad entre las parejas jóvenes y eso ayuda a las mujeres”. Defiende que el ámbito educacional es muy importante. “Estamos haciendo campañas en los colegios para educar desde niños, que las niñas sepan que pueden ser ingenieras y que los niños también crezcan en igualdad”. En ese sentido, considera que los nuevos permisos igualitarios de paternidad ayudarán a avanzar. “En los países escandinavos nos llevan ventaja y ya es una realidad. Aquí vamos evolucionando poco a poco”.
De lo que se siente más satisfecha es de que en el ámbito de la formación la mujer no solo ha conseguido la igualdad, sino que la ha superado, siendo mayoría su presencia en las universidades y cosechando los mejores expedientes. “En ese sentido no hay desigualdad. Las mujeres están incluso mejor formadas. Ahora nos falta que en el mundo de la empresa lleguen hasta donde quieran sin ningún obstáculo”, apunta. “Si hacemos caso de los estudios, la plena igualdad va a tardar en llegar unos 100 años. Si es así, sería muy triste. La sociedad cada vez está más sensibilizada y ojalá que sea menos”.
Admite que “ser empresaria no es fácil”. Ella lo sabe por experiencia propia y porque ha tenido el ejemplo en casa. Desde pequeña vio a su madre, que regentaba una boutique en Bélgica, pasar por todas las situaciones propias de quien tiene un negocio propio. "Hay que tener un perfil decidido y saber vivir en la incertidumbre, que no es sencillo para el género humano en general”. Pero anima a todas las jóvenes a elegir su camino y a solicitar asesoramiento en Omep, donde “ayudamos desde el comienzo, y en todos los ámbitos, a las emprendedoras y empresarias de la Región”. Eso sí, su deseo es que no tuviera que existir una asociación de mujeres empresarias, “porque querría decir que hemos alcanzado la plena igualdad”.