MURCIA. Carlos Areces, actor, cantante y dibujante, acaba de participar en el rodaje de dos películas a punto de estrenarse -Espejo, espejo, dirigida por Marc Crehuet, y El cuarto pasajero, de Alex de la Iglesia, con quien ya rodó Balada triste de trompeta-, además de haber participado en las series para televisión El pueblo y Sin novedad, junto a Arturo Valls. De Carlos podría decir que es capaz de hacerte sonreír cuando más lo necesitas y de hacerte llorar al entender el fondo de algunas de sus interpretaciones. Que lo absurdo puede ser una forma de escapar de las imposiciones y el rigor en las que vivimos a diario en esta sociedad, y que reír no cuesta tanto, pero pocos como él saben hacer humor. Un tipo serio en las distancias cortas, que te regala una frase, una reflexión o una foto, que te hace pensar y, al fin y al cabo, no tomarte la vida tan en serio. Ese don no está al alcance de muchos mortales. Descubramos quién está detrás del cantante del grupo Ojete Calor o del detestable Juanjo en la serie rural.
Carlos, me declaro fan tuyo, vaya por delante antes de comenzar esta entrevista
Pues me agrada mucho. Yo también soy fan de millones de personas.
¿Como cuáles?
Mira, desde Angela Lansbury hasta Quentin Tarantino, pasando por Ibáñez.
¿Se refiere a Angela Lansbury, la actriz que interpretaba a Jessica Fletcher, la detective en la mítica serie Se ha escrito un crimen?
No (contesta Carlos de forma contundente. Algo se cuece...). Eso es lo que queda en el imaginario colectivo. En realidad Jessica Fletcher era una escritora, que es lo más fascinante del planteamiento de esta serie. Mientras que otras series y películas con un esquema 'd' descubren quién ha cometido el crimen con una cierta lógica -porque Colombo era detective o en Diagnóstico asesinato era un médico que atendía a gente que habían intentado envenenar-, en el caso del personaje de Angela Lansbury no hay nada lógico que sustente que en cada capítulo muera una persona. Estamos hablando de 12 temporadas con 24 capítulos cada una. Es una barrrrbaridad de capítulos. No hay nadie que no se dedique a una profesión de riesgo o que no esté en mitad de una guerra que tenga un índice de mortalidad mayor. La única conclusión lógica y posible es que ¡Jessica Fletcher era la asesina! (Carlos sonríe).
¿Te has visto tentando a escribir algo similar a esta serie o escribir porque sí?
Bueno, es que como no escribo...
¿Te aburre escribir?
No es que me aburra. Yo tengo fantasmas muy arraigados y creo que lo último que necesito es buscarme una profesión que me obligue a estar encerrado en casa durante mucho tiempo a solas.
¿Te consideras polifacético o polivalente?
Tengo muchas inquietudes y afortunadamente algunas de ellas puedo llevarlas a cabo, pero hay otras que no; pero aquí estoy.
Carlos, llevas 20 años haciendo televisión, cine, música. Has interpretado infinidad de personajes a cual más pirado o extravagante, dejando en la filmoteca interpretaciones para quitarse el sombrero y la bufanda. ¿Para cuándo el Goya?
¿Para cuándo el Goya? Ojalá dependiera de mí. (Carlos adopta un tono de voz serio-irónico-humorístico). Si fuera por mí, mañana, esta tarde me lo llevaba (enfatiza divertido). Pero, claro, es que resulta que hay una serie de gente 'absurda' en la Academia que vota y que han decidido nominar a otra gente hasta ahora. Pues a este paso, mal vamos, al menos, hasta que no haya un poco de coherencia. Supongo que cuando tenga un pie en la tumba, a lo mejor se plantean darme el Goya honorífico.
¿Te sientes valorado como actor?
Yo sí. Nos valora quien nos tiene que valorar. Básicamente la gente a la que le gusta el cine.
¿Cómo percibes ese reconocimiento de la gente?
Lo percibo sobre todo en charlas como la de esta tarde, cuando alguien se te acerca. Yo que me he pasado haciendo productos muy minoritarios, de culto que se suele decir, entrar, meter el pie en proyectos que son un poco más mainstream como las series de televisión La que se avecina o el pueblo, pues notas el cambio, que te sigue más gente. Pero no creo que tenga muchos compañeros que estén aquí por el reconocimiento. Me imagino que están porque les gusta la profesión, como me ocurre a mí.
Estuviste como invitado en un directo de RNE en la Comicteca de la BRMU. ¿Sigues dibujando cómics en la intimidad?
No. Es una cosa que digo con tristeza y con amargura porque, desde que tengo otro trabajo que me quita mucho tiempo, el tiempo libre del que dispongo no me apetece estar sentado en mi casa dibujando. Prefiero pasarlo tumbado en el sofá de mi casa viendo películas: sobre todo películas. Lamento que terminara mi última colaboración profesional, que fue la de Fotogramas, y hace ya varios años he dejado de dibujar y noto que he perdido mano.
¿Tiramos la toalla entonces para pedirte que vuelvas a hacer viñetas o un cómic al mes?
No sé lo que entiendes por un cómic (Carlos sonríe), pero dibujar uno al mes desde luego que no me lo planteo. Mira, una viñeta al mes es lo que tenía que hacer en Fotogramas y llegó un momento que se me hizo cuesta arriba.
¿Porque te quedaste sin ideas?
No, fue porque no me apetecía dedicarle ese tiempo libre. De hecho, concretamente para lo que hacía, tenía una libreta en la que iba apuntando las ideas. Porque al final lo que hacía era un mashup de dos películas cuyos títulos, fonéticamente,podían encajar, ¿sabes?: Juez Dredd llamado Wanda, Juno con diamantes, Panorama para avatar,...; jugaba a eso. Yo tenía una lista en la que iba apuntando y tenía muchas más películas para hacer de las que hice. Pero lo que acabó siendo es que el último día, cuando tenía que entregar el dibujo y sentarme sí o sí en la mesa con el ordenador a trabajar, me costaba horrores y llegó un momento que no me compensó.
Carlos, has interpretado más de 50 personajes entre largometrajes, cortometrajes, series de televisión, actuaciones... ¿Te puedes permitir a estas altura el decir "me lo pienso" a un director o conviertes en un reto cualquier guión?
Ni lo uno ni lo otro. Mas que permitirme decir "me lo pienso", me permito pedir más dinero, ¿sabes? Yo siempre pienso en el momento que deje de sonar el teléfono tanto como suena ahora. Me cuesta decir que no a papeles. A alguno he dicho que no, eso es verdad, pero no estoy en ese punto que tenga cuatro papeles muy apetecibles sobre la mesa y tengas que descartar alguno. Se suelen ordenar bastante bien para caber todos e, incluso, cuando el proyecto no es del todo interesante; ahí es donde te permites pedir más dinero, más que decir no a un papel. Reconozco que hay papeles que es imposible planteárselos como un reto. Son películas muy comerciales en las que tu peso atómico en la trama es negativo. Lo más que puedes hacer es interpretarlo lo más dignamente posible.
Chico Almodóvar: ¿Contar contigo para una película es éxito seguro?
Conmigo no. Yo tengo grandes fracasos (Carlos sonríe). Tengo películas que han fracasado estrepitosamente. En ese pódium luce muy arriba Campamento Flipy.
¿Fue un fracaso de taquilla o una manera de no entender, quizás, un género de cine o un guión?
Al final, que una película que se hace para que llegue al mayor número de espectadores no lo logre, es un fracaso.
¿Qué te hace feliz?
Lo que más feliz me hace es tener a mis amigos alrededor y determinadas rutinas como son el cine, los tebeos, la tranquilidad, la calma, los espacios donde no hay gente; los sitios tranquilos. Eso es lo que más me hace feliz.
(Y yo haciéndole fotos mientras ojeabas comics. Si lo llego a saber antes. Mil perdones Carlos)
¿Has venido mucho por Murcia? ¿Por qué todo el mundo cree que eres de Albacete?
Soy de Madrid. Todo el mundo me mete en el lote y piensan que soy de Albacete, por la hornada de Muchachada Nui. Estando en Murcia descubrí que dos grandes del cómic, Magius (Diego Corbalán) y Salvador Espín, son murcianos. Yo no lo sabía. He venido muy poco a Murcia; miento, he venido varias veces, pero vengo un día y me vuelvo. No me he empapado de cual es el movimiento cultural en Murcia.
Has comentado alguna vez que se puede llegar a pagar por un cómic tres millones de dolares. ¿Tanto valor puede llegar a tener un tebeo?
Claramente, le damos una importancia a lo material mucho mayor que se le ha dado en otras épocas donde no había tantas cosas.
¿El humor cura?
¿Qué si el humor cura? ¡Ay Dios mio!, es que no estoy preparao para estas preguntas tan intensas (Carlos suelta una carcajada). Que más da. El humor es inevitable. Yo creo que nos ayuda a sobrellevar determinadas cosas. No es que sea terapéutico. No es algo que hacemos como terapia o para sanar; es algo intrínseco. Es como pensar: ¿Beber agua cura? Necesitas agua para vivir. Pues el humor es igual.