Foto: MPMURCIA. Uno de los principales problemas de sectores como la hostelería es la temporalidad que ha perseguido históricamente a sus trabajadores. Pero con el auge de los contratos fijos discontinuos -que aunque ya existían ahora se han disparado- ha permitido frenar la precariedad en este y otros muchos empleos.
En concreto en la Región de Murcia, hay 54.000 fijos discontinuos, según datos ofrecidos por el departamento de empleo y formación de UGT en la Región. Pero, ¿Qué suponen este tipo de contratos? Significa que todas las empresas que no necesiten a sus trabajadores de forma continua durante todo el año, pero sí en periodos recurrentes ya no ofrecen a sus trabajadores contratos temporales, sino que ahora son fijos discontinuos. Este contrato está pensado principalmente para aquello trabajos que se desarrollan de forma intermitente (el sector turístico y hostelería, entre otros).
Los contratos fijos discontinuos también han mejorado las condiciones de los trabajadores desde la reforma laboral de 2021. "La antigüedad de los trabajadores se cuenta desde el primer contrato, lo que es una noticia muy positiva para ellos. Además, forman parte de la plantilla de la empresa y obtienen los mismos beneficios que el personal fijo", explica Ascensión Ludeña, secretaria de empleo de UGT.
¿Cuál es entonces la cruz o la cara B de este tipo de contrato? Pues bien, una de ellas es que durante la fase de inactividad de los empleados (sin tiempo ni límite establecido) éstos deben buscarse un empleo alternativo. También pueden acogerse al paro pero muchos de ellos no acumulan el suficiente tiempo para recibirlo por lo que muchos no tienen esa opción. Un dato curioso es que a pesar de estar inscritos en el paro no cuentan como desempleados para la Seguridad Social -aunque ese es otro tema en el que habría que profundizar más-.
Pero no son solo las empresas con trabajos temporales las que abusan de los contratos fijos discontinuos. En otros sectores alejados de la temporalidad también se usan. Es el caso de Mariola (nombre ficticio), maestra en un colegio concertado de Murcia desde hace más de cinco años y dos años siendo 'discontinua'. "En verano se acaba el contrato, pero en septiembre siempre me vuelven a llamar. Así se ahorran pagarme los meses de verano, pero para mi es un quebradero de cabeza porque no tengo ingresos".
Mariola ha tenido que buscar otro trabajo para el verano porque reconoce que "no llega a fin de mes" y también necesita "cubrir gastos" durante estos meses. "No entiendo porque los fijos tienen un sueldo durante las vacaciones, y yo tengo que estar buscándome la vida de nuevo. No nos beneficia en nada", se lamenta.
