Caminos por caminar

MURCIA. Si me sigues en redes sabrás que he estado de viaje, desde lo más lejos en Jerusalén hasta Jerez de la Fra. El pasado viernes. Si no, pues ya lo sabes ahora que me lees. Hoy quería contaros qué tal estos viajes y porqué siempre se conoce a personas que te marcan, y qué quiero hoy dejar como huella de caminante que soy y he cantado tantas veces: "Caminante no hay camino se hace camino al andar".

Empezaré por el más reciente, Jerez y como siendo que un día antes había dejado de ser SG, llegué a AJE Cádiz y me trataron como en casa, para tener un encuentro empresarial de lo más puntero, con el presidente de los autónomos ATA, Lorenzo del Amor.  Sería porque soy medio andaluza de nombre o porque este caballero me dejó pasmada con su razón, su pasión y por decir la verdad siempre que toque, incluso a los amigos cuando a veces pueda ser difícil, pero como él decía toca humanizar la empresa, la administración, la sociedad.

Me quedo con muchas palabras que nos dejó, reflexiones sobre la política de primer nivel, con miradas y comentarios de otros muchos empresarios de la zona, como eran los hosteleros, con la necesidad de potenciar la meritocracia, pero sin duda con su talento en dejarse cada día de su vida todo lo que pueda por ofrecer lo mejor de si. Y claro está, se rodea de personas que así también viven, muchos, por ejemplo, el presidente de CEAJE, Fermín (amigo) que bien verte, gracias por tu esfuerzo siempre.

Pero me quedo también con mi vía de vuelta, y cientos de moteros que se dirigían al circuito de Jerez, con el recuerdo de mis padres y sus fotografías, con la ilusión de que este regreso tras pandemia, nos haga a todos un poco más humanos, porque sin duda lo necesitamos. Pero también con unas montañas granadinas llenas de nieve y un sol brillante, vamos: ¡que viva Andalucía!

Y después de este viaje debo mencionar al nuevo valle del Jordán, Archena, oh que paraíso tenemos en la Región, creo que de los sitios que más me impresionaron de Israel fue el río Jordán por el parecido con nuestro Valle murciano, con una promesa renovada de bautismo en el que parecía estar en casa, en mi tierra murciana, ¡qué maravilla! Es una suerte ser murciana y ver lo que tenemos, una vez que salimos fuera… como la paz de un balneario de Archena puede ser la misma que la del río Jordán.

Ayer pude ver en televisión un reportaje como hacía tiempo no tenía ocasión, un hombre de una pieza, supongo que muchos lo visteis como yo, y otros lo visteis de otro modo, esa es la vida sí. El caso es que me hizo volver a ilusionarme con muchas cosas, sobre todo con la verdad.

Y de ahí, que vuelva a mi Jerusalén querida, un viaje apasionante que debo recomendar a todo el que quiera conocer un poco más la historia, donde se conoce el primer asentamiento y poblaciones que dejan de ser nómadas en Jericó, o cómo el nacimiento de un hombre ha marcado el calendario del nuevo mundo, y lo más impresionante, al menos para mí, como en el mismo lugar que unos ven milagros, otros solo son capaces de ver piedras…

Y sí, el Sto. Sepulcro es para todos, un lugar de energía especial, donde varias religiones, hasta 4 de ellas, han afirmado la resurrección de Jesús, donde al entrar el espacio solo te permite permanecer de rodillas, y casi a solas, pues no caben muchas personas, y donde se palpa que allí ocurrió algo muy grande. Y a lo que voy, cómo en cada momento de la vida, nos toca a nosotros también renacer, levantarnos otra vez, y volver a ponernos con los pies en el camino para llegar a nuestra meta, sea la que sea. Y en esto también me valen las metas empresariales, porque los fracasos no son más que la certeza de que el camino está sin dibujar y que hemos de volver a intentarlo.

La única diferencia que hay entre otros (no creyentes) y yo, es que al menos yo hoy tengo la GRAN ESPERANZA, mi nombre habla de ella, de que Él ya lo hizo por mi… ahora solo me toca seguir caminando, y pensar a qué lugar quiero llegar, porque ya sé con quien iré de la mano…

Jerusalén, Archena, Jerez, y tantos lugares que no deben hacernos más que saber quiénes somos, y para qué…

Macarena Perona