MURCIA. Con la llegada de mayo, Caravaca de la Cruz se engalana. La ciudad de la Cruz vive en los primeros días de este mes de primavera sus fiestas de la Santísima y Vera Cruz. Y cómo no, a estas alturas de abril, todo está más que listo para que estalle una verdadera explosión de colores y sentimientos.
Las fiestas, declaradas de Interés Turístico Internacional, se celebran del 1 al 5 de mayo. Durante esos días, la ciudad vive rituales en los que la Cruz es el eje protagonista. Una de las tradiciones más ilustres de las que se celebran son los Caballos del Vino, declarados Patrimonio Cultural e Inmaterial por la UNESCO. Detrás de cada caballo hay horas y horas de trabajo. Parte de ese trabajo es el bordado de los mantos que engalanan a estos animales y en el que este reportaje pone el foco.
El proceso de elaboración de un manto es laborioso. En el mismo intervienen varias personas, en un trabajo que dura varios meses. Los diseñadores son los primeros en realizar su parte, soliendo empezar en julio. El diseñador, además de dibujar el boceto de la pieza que porta el caballo, también decide que tanto lleva de oro y seda un manto.
Otra parte fundamental son los bordadores, tanto de seda como de piedras y oro. Consultado por Murcia Plaza, José Antonio Sandoval, bordador de seda en la cooperativa 'Bordado artesanal la Cruz de Caravaca', relata en que consiste su trabajo. Nos cuenta, por ejemplo, que la seda se utiliza tanto para las caras como para el resto de los detalles que conforman la pieza.
Asimismo, este bordador apunta que el diseño se puede realizar a mano y a máquina; dentro de estas existen digitales y antiguas, siendo la últimas las que por lo general se utilizan en estos trabajos. Añade que el boceto se coloca en un bastidor junto a la aguja y se va haciendo el diseño. Posteriormente, se va a la imprenta y se pasa a una tela como si fuera una fotocopia, en una máquina conocida como transfer.
El del bordado, no es un oficio especialmente complicado, según dice Fina Romero, bordadora de los Caballos del Vino. Eso sí, recalca que requiere de mucha imaginación y paciencia, ya que es un trabajo muy laborioso, en el que la mente es importante para no ser repetitivos.
Fina explica a Murcia Plaza en qué consiste su trabajo como bordadora de oro, que es básicamente en adornar y embellecer utilizando canutillo de oro y plata; dentro de estos, hay brillo liso, rizado y mate. Y toda clase de pedrería como lentejuelas.
Este un oficio apasionante y exigente a partes iguales, ya que requiere de unos plazos de entrega que son sagrados puesto que, como dice Fina, "el 2 de mayo, es el 2 de mayo y el trabajo tiene que estar una semana antes al menos; porque una vez que el manto está confeccionado quedan los retoques finales como el recortado, el forrado o incluso poner fleco o no".
Este es un mundo en el que se trabaja con pasión e ilusión. De hecho, algunas de las personas que lo ejercen llevan toda una vida en ello. Es el ejemplo de Ramona García, quien durante más de 50 años se ha dedicado a la confección de estas piezas. Define así este trabajo: "Somos bordadoras de sueños, bordamos las ilusiones que los caballistas llevan a la meta".
Sin embargo, muchos han llegado hasta aquí a través de cursos de formación. Es el caso de José Antonio Sandoval, quien el pasado año se formó en el bordado y actualmente ejerce esta profesión. Así pues, se puede constatar que el del bordado es uno oficio con años de historia y con futuro. En el que se inculca una pasión por la tradición y por dar puntadas a una emoción que se repite y se espera cada año.