MADRID. Es curioso ver cómo los titulares durante la COP 26 han ido cambiando entre "ha sido un éxito" y "ha sido un desastre absoluto". A veces incluso dentro del mismo periódico. Sin duda, es justo decir que el resultado del encuentro ha sido una mezcla de ambos. Esta COP -la quinta desde París en 2015- pretendía ser una conferencia que marcara un hito. El plan era que los países volvieran con objetivos más exigentes y con compromisos de carácter vinculante.
En gran medida, ese objetivo principal no se ha cumplido. No obstante, en algunos ámbitos, como la deforestación y los contratos de carbono, se han producido avances. Pero, en cierto modo, la ambición principal de la COP, que consistía en aumentar los niveles de compromiso de los distintos países, se ha aplazado hasta el año que viene en la COP de Egipto.
1. Eliminar frente a reducir el carbono
Se ha hecho mucho hincapié en el hecho de que por primera vez se hace referencia al carbón y a los combustibles fósiles en el discurso. Aunque se ha suavizado la terminología, sustituyendo "eliminación" por "reducción gradual”. Sin embargo, que los combustibles fósiles se incluyan por primera vez en el discurso se considera un éxito.
Creo que, en realidad, llegar al cero neto o alcanzar un nivel de 1,5-2 grados significaba que, en algún momento, los combustibles fósiles iban a tener que ser eliminados del mix energético. Ese es uno de los requisitos, desde luego, de los combustibles fósiles sin reducir, porque el cero neto significa eliminar los combustibles fósiles por completo. Alrededor del 75-80% de las emisiones globales provienen de la quema de combustibles fósiles. Hasta cierto punto, tanto si se trata de una "reducción gradual" como de una "eliminación", ambas apuntan en la misma dirección.
2. 100.000 millones de dólares de financiación climática para las economías en desarrollo
El segundo punto es el apoyo a las economías en desarrollo. En la conferencia de Copenhague de 2009, hubo un compromiso de que los países desarrollados se comprometerían a destinar una cantidad importante de recursos para apoyar a los países del mundo emergente. Pero nunca se llegó a cumplir. Durante los últimos años ha aumentado ligeramente, pero siempre se ha quedado por debajo de los objetivos acordados anteriormente: unos 100.000 millones de dólares al año de las economías desarrolladas a las emergentes.
Me pareció bastante interesante que varias economías en desarrollo, particularmente India, le dieran tanta importancia. Los compromisos de India de reducir las emisiones estaban condicionados a que el mundo desarrollado invirtiera 1 billón de dólares en las economías emergentes para apoyar esa transición. Los países desarrollados han vuelto a comprometerse a alcanzar el objetivo fijado anteriormente. Ya lo han dicho antes, pero también se ha hecho hincapié en la importancia de llevar a cabo una transición equitativa entre el mundo desarrollado y el emergente. En mi opinión, esta "transición justa" será importante para conseguir avances en el futuro y para que los países en desarrollo sigan avanzando.
3. Adaptación: duplicación de las ayudas hasta los 40.000 millones de dólares
También se hizo más hincapié en la adaptación. Se trata básicamente de que los países tengan que hacer frente a los efectos físicos reales del cambio climático que ya se están produciendo. Se pidió duplicar el gasto hasta unos 40.000 millones de dólares anuales para apoyar a los países en desarrollo. En particular, para ayudarles a mitigar o reducir los impactos físicos del cambio climático -subida del nivel del mar, aumento de los daños meteorológicos- en sus economías.
4. Compromiso de acabar con la deforestación para 2030
Un compromiso un poco nuevo y quizás un tanto inesperado fue el de frenar la deforestación. 100 líderes de países se unieron a un grupo extenso de empresas, incluyendo Schroders, comprometiéndose a poner fin a la deforestación -concretamente la deforestación basada en materias primas, que es la deforestación relacionada con la agricultura principalmente- para 2030.
En realidad, esto no se firmó en la COP, sino que se concretó en las semanas previas a la conferencia. Esto implica que, a diferencia de muchos de los anuncios durante la conferencia, no se trataba simplemente de una versión reformulada de un compromiso que ya se había alcanzado hacía meses. Se trata de algo que ha sido facilitado en gran medida por la COP y que supone un gran paso adelante.
5. Compromisos para reducir las emisiones de metano
Las emisiones de metano también recibieron bastante atención. Joe Biden presentó un compromiso para reducir las emisiones de metano en un 30%. Este fue un tema de interés general, pero algunos de los países en desarrollo no lo firmaron.
Ocurrió algo parecido con otros acuerdos, por ejemplo, sobre el uso de vehículos eléctricos, que muchos de los principales fabricantes decidieron no firmar. Así pues, se dieron pasos en la dirección correcta, pero fue difícil encontrar un acuerdo global y completo.
6. Mercados de carbono: esfuerzos para solucionar el problema de la 'doble contabilidad'
Algo que no recibió tanta atención como debería fueron los mercados de carbono. El actual sistema de negociación de compensaciones de carbono (carbon offsets trading) lleva bastante tiempo en funcionamiento. Ha sido muy criticado, sobre todo porque no tiene en cuenta cómo evitar la 'doble contabilidad'. Es decir, que el país que “crea” una compensación, por ejemplo, a través de sus bosques, contabilizaría ese beneficio al mismo tiempo que el país que compra la compensación.
El problema de la doble contabilidad estaba afectando al mercado y los estándares que se aplicaban a las compensaciones eran motivo de gran preocupación. Se debatió cómo avanzar hacia un sistema más sólido para evitar la doble contabilidad. Creo que deberían sentar las bases para un crecimiento significativo de los mercados de carbono en el futuro con un sistema más riguroso y robusto.
7. Objetivos de reducción de emisiones: hasta el año que viene
Los objetivos de reducción de emisiones debían ser el tema principal de esta COP pero, hasta cierto punto, se han trasladado para el año que viene. Se pide a los países que refuercen sus compromisos para 2030 en la próxima conferencia. Está claro que, si se observan las promesas que hay actualmente sobre la mesa, todavía están muy lejos de lograr el objetivo de contener el calentamiento global a unos 1,5-2 grados a largo plazo. Tenemos que reducir las emisiones muy rápidamente para alcanzar ese objetivo.
En realidad, no vimos muchos nuevos avances en la conferencia en cuanto a los compromisos reales. Hasta cierto punto, yo diría que el objetivo principal de esta conferencia, que era aumentar y reforzar el grado de compromiso de los distintos países, se ha quedado algo corto. En general, parece que se han dado algunos pasos adelante en ciertas áreas, y sin duda se ha aportado un impulso positivo, pero probablemente más débil de lo que muchos esperaban en un principio.
Andy Howard es responsable global de Inversión Sostenible de Schroders