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LA UNIVERSIDAD VUELVE A SER PRESENCIAL

Aulas espejo para salvar las limitaciones de aforo en el nuevo curso de la UPCT

15/09/2021 - 

CARTAGENA. Entre los espacios que poco a poco van volviendo a la normalidad se encuentran las aulas de la universidad. Vacías el año pasado, con cierta polémica a cuenta de la presencialidad de los exámenes en plena ola de contagios, en este inicio de curso la vuelta es un aspecto innegociable tanto para los alumnos como para los profesores. Probado la educación en streaming, se ha visto como un recurso en situaciones excepcionales, pero se ha comprobado lo evidente: el aprendizaje es de más calidad en las aulas de forma presencial. Sucede que las restricciones de aforo en espacios interiores obligan a tomar medidas excepcionales mientras no se vuelva al 100% de presencialidad.

“En un año normal, no habría problemas, pero nuestra aula habitual se encuentra en obras y estamos teniendo que usar otra. Con el aumento del número de matrículas, todos nuestros alumnos de 1º y 2º no caben por lo que hemos tenido que habilitar lo que llamamos ‘Aulas espejo’”, señala Arantxa Aznar, directora de la Escuela de Agrónomos de la UPCT. “En esas aulas se retransmite todo lo que sucede en el aula y los alumnos puede comunicarse con el profesor a través de la aplicación Teams”, añade sobre la fórmula que han encontrado en la universidad cartagenera para adaptarse a la nueva situación. “Los alumnos prefieren el aula presencial y esto está provocando que la gente llegue antes a clase. Aunque no suele haber problemas porque hay rotación por el tema de grupos de docencia”, afirma Aznar.

Además de las aulas espejo, también hemos habilitado los ‘espacios espejo’, para que los alumnos puedan seguir sus clases. Cada asignatura tiene sus circunstancias, entrega de trabajos, alumnos que ya trabajan…Con estos espacios damos más libertad al alumno para que pueda seguir las clases”, afirma por su parte el vicerrector de la UPCT Luis Javier Lozano. “Esto no quita que se sigan manteniendo las mascarillas, la ventilación, higiene de manos…” añade Lozano. “Esto no quita que cada centro o cada facultad cuenta con su propia autonomía para, dentro de las opciones existentes, tomen sus propias decisiones”, cuenta Lozano.

Todas estas medidas para no recurrir de nuevo a las clases en streaming que como recurso se han revelado útiles, pero también han constatado la riqueza de la clase presencial. “En cuanto a los resultados no ha habido grandes diferencias. Lo que sí hemos visto es que hay menos participación, porque desde el streaming la participación baja mucho. A los profesores les gusta más las clases presenciales, les obliga a un sobreesfuerzo. Además los alumnos asimilan peor los conceptos y necesitan más revisiones, que les vuelvan a explicar conceptos que de otra manera no necesitarían volver a asimilar… En las clases presenciales esto cambia. El feedback es mucho más positivo”, explica Aznar. “Los más maduros han tenido una mejor adaptación a las clases online. El problema lo han tenido aquellos que se encontraban en los primeros cursos de universidad porque el cambio del bachiller a la universidad es grande. En los primeros años tienen que aprender a organizarse y con las clases presenciales esto es más sencillo”, señala Lozano. “Es un tema más sociológico que de resultados académicos”, matiza Lozano. Sin plena normalidad, las aulas-espejo sustituyen al streaming.

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