MURCIA. Hace tres años visité Irán. Fue un mes de agosto vestidas con pantalones largos, con gabardina hasta las rodillas y con un pañuelo cubriéndonos completamente cabeza y cuello. Indumentaria que sólo estaba permitido quitarse en el interior de la habitación del hotel.
Me encantó el viaje. Mezquitas, palacios, jardines… Era como pasear por el libro de Historia. Empequeñecías ante las tumbas de Darío, de Jerjes, de Artajerjes… Todo lo que había estudiado estaba allí, espectacular y grandioso. Me emocionó tanta belleza.
"los derechos de las mujeres se pisotean con facilidad en cualquier lugar del mundo"
Conocí a mujeres de mi edad que llevan 40 años obligadas a cubrirse para salir a la calle, mujeres que en los años en que yo era universitaria ellas también lo eran, que asistían a la universidad de Teherán vestidas como cualquier universitaria murciana con manga corta, vaqueros y los cabellos al aire.
Los iraníes, hombres y mujeres, se acercaban con frecuencia para darnos las gracias por visitar su país. Les parecía que la llegada de turistas favorecería la apertura del Régimen, pensaban que el cambio estaba próximo. Yo también pensé que la recuperación de la libertad y de los derechos de las mujeres era inminente.
Hoy sabemos que Yasaman Aryani sigue en la cárcel pese a haber dado positivo en covid-19. Su delito: quitarse el velo en el metro mientras repartía flores con su madre y otras activistas para pedir que el uso del hiyab no sea obligatorio. Fue condenada en un juicio sin abogados a 16 años de cárcel por "incitar y facilitar la corrupción y la prostitución" .
Visto desde aquí podríamos pensar ¡qué suerte vivir en España!, pero no va de eso. Va de que los derechos de las mujeres se pisotean con facilidad en cualquier lugar del mundo, va de que la Historia nos enseña que es fácil retroceder en derechos ya conseguidos, va de que es muy importante aquí y ahora no tolerar ni un paso atrás.
Las mujeres iraníes que eran universitarias en Teherán a finales de los setenta cuando yo lo era en Murcia; ni en su peor pesadilla pensaron que podrían retroceder en derechos y libertades paso a paso hasta el extremo de que hoy, ni siquiera pueden decidir cómo vestirse.
Cuando se aprobó en el Congreso la Ley de Violencia de Género ni los peores sueños presagiaban que, diecisiete años después, mientras media España llora la muerte de Olivia, Ana, Rocío… habría un partido ultraconservador pidiendo derogar dicha Ley y negando la violencia machista.
Ni en la peor pesadilla las españolas pensamos que en 2021, ante asesinatos como los de las niñas de Tenerife escucharíamos en radios y redes a un párroco decir que la víctima es el padre, presunto asesino, "por la ruptura matrimonial" y que la madre "recoge lo que sembró" porque tener una nueva relación es "robar hijos".
Así se empieza, y aquí ya han empezado.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.