MURCIA. Un estudio reciente dirigido por Marta Grañó, profesora en OBS Business School bajo el título Emprendedores y nuevos modelos de negocio, destaca el Agtech, también conocido como AgroTech, como uno de los subsectores de la economía que experimentan un crecimiento más rápido, tanto a escala nacional como global. Según este, el crecimiento registrado en los últimos años asciende a un 128%.
Abarca a una amplia gama de nuevas tecnologías que se aplican a los sistemas agropecuarios con el objetivo de aumentar, entre otras cosas, la productividad, la eficiencia y la rentabilidad. Con más de 750 compañías posicionadas en esta vertical, según el informe de Agrotech España 2021, nuestro país sería líder destacado en Europa y, en algunos casos, por encima de productores como China, Australia o Brasil.
El informe revela, además, que el 60% de las agrotech españolas se crearon hace apenas cinco años y el 40% restante hace menos de diez años, por lo que se trata de un sector bastante joven. La mayor concentración de empresas se sitúa en Andalucía (21%), Cataluña (16%), Madrid (15%) y Valencia (11%).
Las compañías agrotech españolas ofrecen más de 40 tecnologías o servicios distintos, tanto de hardware como de software. Dichas tecnologías afectan a toda la cadena de valor, desde la producción gasta la distribución llamando la atención la calidad de la misma, como ponen de manifiesto los numerosos reconocimientos internacionales recogidos por las startups agroTech con base en España.
En este sentido, cabe resaltar el triunfo reciente de G2G Algaer Solutions y la alicantina Mediterranean Algae, ambas galardonadas en el Agritech Startup Europe Awards con su proyecto Algali-TIC, basado en el cultivo de algas para evitar episodios de eutrofización en ríos y desembocaduras mediante un modelo de economía azul y circular gracias a su aportación innovadora en el sector agroalimentario.
También alicantina, Nax Solutions se encuentra entre las ganadoras de la segunda edición del programa de innovación abierta DayOne Open Innovation Program, impulsado por CaixaBank, a través de DayOne.
Basándose en el uso de imágenes satelitales e Inteligencia Artificial (IA), Nax Solutions aspira a convertirse en la mejor solución global de IA para el sector agrícola. “Hemos desarrollado una plataforma que, en cuestión de segundos, puede decirle al agricultor dónde tiene que aplicar más agua, añadir más fertilizante, dónde hay anomalías… Al final se trata de bajar costes y aumentar productividad”, en palabras de Aarón de Bernardis, director of business development de esta empresa.
El aprovechamiento del agua como bien escaso es otro de los principales retos que afronta el sector. En la búsqueda de soluciones eficaces y sostenibles se enfocan distintos proyectos emprendedores.
Brioagro es uno de ellos. Aquí han desarrollado un algoritmo de calibración de humedad del suelo que permite saber cuándo, cuánto y dónde hay que regar. Los datos necesarios los obtienen utilizando tecnología de sensores que distribuyen en suelo y captando, además, información satelital y meteorológica localizada. Estas tres fuentes de información permiten monitorizar las principales variables en las que el agricultor puede intervenir para mejorar sus cultivos y predecir de manera muy precisa el momento y la cantidad del riego.
Agualytics, por su parte, es una startup emplazada en la zona del poniente almeriense especializada en desarrollo del software para la gestión integral, eficiente y sostenible del ciclo del agua basándose, para ello, en el uso del big data e IoT. La empresa dice haber demostrado ahorros de hasta un 30% en el uso de agua y energético en el consumidor final y en la distribución y reducir hasta un 70% la aparición de averías en la red de distribución.
Pero no se trata solo de optimizar la gestión de los recursos en beneficio de una producción más sostenible y rentable. Las soluciones que apuntan al consumidor final tamnién cobran peso. Así, dentro de lo que se conoce como el subsector Foodtech, alrededor de un 47% de la inversión se destina a la creación de productos enriquecidos o elaborados con nuevos ingredientes. En España son más de 400 startups las que trabajan en este ámbito, lo que nos sitúa entre las principales potencias mundiales, con un crecimiento en la inversión que ronda el 220%.
En lo que respecta a la seguridad de su ingesta también es importante. Enmarcada en la biotecnología, sobresalen aquí startups como Oscillum, fundada en 2017 por Luis Chimeno, Pablo Sosa y Pilar Granado, conocidos de sus tiempos de Grado en la Universidad Miguel Hernández (Elche). El equipo ha desarrollado una etiqueta inteligente capaz de indicar con precisión cuando un alimento es apto para su consumo o el preferible desecharlo. Combaten así el desperdicio alimentario y evitan intoxicaciones alimentarias.
Encapsulae, por su parte, se ha especializado en la creación de aditivos para envases activos y biodegradables. Nacida en 2018 como spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sus aditivos preservan los alimentos del deterioro desde el envase, permitiendo alargar la vida útil del alimento mediante soluciones como la absorción de oxígeno, reducción de bacterias, filtros de luz solar, liberación de antioxidantes, etc. Entre los productos que más llaman la atención, cuentan con un envase alimentario capaz de eliminar la bacteria que causa la listeriosis. También los envases que producen son biodegradables.
Y si las anteriores velan por la seguridad de los consumidores, en Tastelab lo hacen por satisfacer sus gustos al paladar. La empresa se ha especializado en la realización de análisis sensoriales para acertar con el sabor de los productos alimentarios nuevos que se lanzan al mercado. Además del sabor, proporcionan información sobre el olor y la imagen del producto. La solución resulta interesante si se tiene en cuenta la necesidad de buscar nuevos alimentos saludables que permitan frenar el empobrecimiento del terreno y, sobre todo, abastecer la creciente demanda mundial.
Se estima que la inversión durante el próximo año sea similar a la de 2021 con unos 12.800 millones, priorizándose en firmas más establecidas