una región en marcha / OPINIÓN

Acelerar la transición ecológica

27/04/2024 - 

MURCIA. En los últimos años las políticas públicas de la mayor parte de los países occidentales están dirigidas a desarrollar acciones por el clima que consigan disminuir las emisiones de CO2 y lograr una economía descarbonizada. Entre otros objetivos, se pretende minimizar el impacto ambiental que provoca la producción de la energía y los alimentos necesarios para satisfacer las demandas de la creciente población mundial.

España requiere reforzar la transición ecológica para reducir la gran dependencia energética del exterior, mediante el aumento de la generación eólica y fotovoltaica y la debida aportación de la nuclear. El objetivo sería equilibrar el déficit energético que en el año 2023 supuso un coste superior a los 33.000 millones de euros.

"hay que desarrollar una política hidráulica capaz de luchar contra las inundaciones y las sequías"

En paralelo a esta acción, es necesario incrementar la producción agraria para conseguir abastecer el consumo interior y reducir el peso de las importaciones en la balanza comercial. En 2023 se compraron alimentos a terceros países, que podrían ser producidos en nuestro país, por valor de más de 60.000 millones de euros.

Para ello es necesario desarrollar una política hidráulica capaz de luchar contra los fenómenos climatológicos extremos (inundaciones y sequías), aumentar el regadío (duplicar o triplicar las 17 millones de hectáreas actuales) y aprovechar la capacidad de almacenamiento de agua (56.000 hectómetros cúbicos) para acumular energía. Se trata de gestionar sosteniblemente el agua de la península.

La necesidad de incrementar la generación de energías limpias, sobre todo eólica y fotovoltaica, ha provocado un amplio debate sobre las consecuencias económicas, alimentarias y ambientales de la construcción de grandes parques fotovoltaicos y de aerogeneradores. Cada vez hay más rechazo social ante la sustitución de tierras agrícolas por instalaciones fotovoltaicas.

La producción de energías renovables se presenta como la alternativa a la agricultura en las zonas cultivables catalogadas como sensibles e incluso en el secano transformable a regadío del interior de la península. Quienes impulsan esta estrategia energética no consideran la afección paisajística, económica y medioambiental que supone la implantación de molinos eólicos o las instalaciones fotovoltaicas.

"el interesado enfrentamiento entre producir alimentos o producir energía limpia nada beneficia al interés general de la nación"

Se ha creado un interesado enfrentamiento entre producir alimentos o producir energía limpia que en nada beneficia al interés general de la nación. La descarbonización de la economía, reducción del déficit energético y el incremento de la producción de alimentos no deberían ser términos antagonistas sino sinérgicos.

Una agricultura tecnológicamente avanzada permite producir más con menos consumo de recursos naturales, reducir las emisiones, recuperar la biodiversidad y fertilidad de los suelos e incrementar el peso de las exportaciones en la balanza comercial. Paralelamente, el aumento de la producción energética eólica y fotovoltaica posibilita incrementar la independencia del exterior y disminuir los déficits comerciales.

No se trata de promover acciones excluyentes, sino de potenciar la actividad agraria en las zonas climatológicamente más adecuadas para cada tipo de cultivo y a su vez, favorecer la implantación de los parques fotovoltaicos en lugares de escaso aprovechamiento agrícola, minimizando las afecciones del paisaje o la degradación de los suelos.

Una adecuada planificación de los usos del suelo para compatibilizar producción de alimentos y de energía evitaría la depreciación del precio de la tierra y la especulación. Se conseguiría garantizar que los suelos más productivos y de regadío se destinen a la actividad agrícola.

Reducir la dependencia energética, proteger la agricultura, incrementar las exportaciones de alimentos y mantener unas condiciones de vida dignas para el mundo rural permitirían conseguir la soberanía energética y alimentaria y tener una balanza comercial con superávit para que nuestro país pudiera avanzar hacia un futuro de mayor bienestar y progreso.

Miguel Ángel Cámara Botía


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