VIENTO DE LEBECHE  / OPINIÓN

A vueltas con el I+D

6/12/2020 - 

MURCIA. Vuelve a estar en la palestra, con razón, la poca inversión que nuestro país realiza en I+D en comparación con los países de nuestro entorno. Hace décadas, por lo menos desde los años 80 del siglo pasado, que en cualquier programa de Gobierno nacional o autonómico, en cualquier plan estratégico diseñado por el Gobierno nacional o autonómico de turno o en cualquier programa del partido político que sea, siempre se destaca la necesidad de apostar por el I+D (Investigación y Desarrollo en los 80 y 90) y posteriormente por el I+D +i (incorporando la i minúscula de innovación, ya en este siglo) y la promesa de destinar más recursos y diseñar más y mejores acciones para incrementar la inversión tanto pública como privada en este epígrafe tan importante por ser   constituye un elemento central para el aumento de la productividad y el crecimiento a largo plazo de cualquier economía.  

"si permanentemente se viene hablando de potenciar algo, prácticamente con las mismas palabras una y otra vez, es que ese algo no se ha potenciado lo suficiente. Algo falla"

Esta reiteración permanente quiere decir que tantas veces como se ha dicho de la importancia de apostar por el I+D , tantas veces que no se ha hecho o al menos tantas veces que no se ha hecho en la medida que se había dicho que se iba a hacer. Ocurre lo mismo con otros muchos mantras que reiteradamente figuran en los programas y planes de Gobiernos. Por ejemplo, desde que tengo uso de razón se viene hablando de potenciar  la necesaria colaboración entre la Universidad y las empresas. Y si permanentemente se viene hablando de potenciar algo, prácticamente con las mismas palabras una y otra vez, es que ese algo no se ha potenciado lo suficiente o aunque se haya potenciado desde el punto de vista de los recursos asignados es que no se han alcanzado los resultados esperados y por lo tanto no ha sido eficiente el uso de esos recursos. Algo falla.

¿Es necesario invertir más en I+D? Sin duda que sí, pero no estaría de más que cuando se pide incrementar la inversión, a la misma vez se solicitara que se diseñaran los mecanismos adecuados para que ese aumento de inversión fuera acompañado de una mayor eficiencia en la gestión de esos recursos y fueran orientados a unos mejores resultados.

Como primer objetivo, incrementar nuestra inversión en I+D hasta niveles comparables con países de nuestro entorno. El gasto en I+D como porcentaje del PIB en España es del 1,2%,  lo que nos sitúa claramente por debajo de la media de la UE (2%) y de los países de la OCDE (2,4%). Estamos por debajo de Italia y Portugal (1,3%) y no digamos ya de Alemania (2,9%), Francia (2,3%) o Países Bajos (2%).

De ese 1,2% del PIB español, prácticamente la mitad (algo más del 0,5%) es ejecutado por  el sector público y algo más del 0,6% por el sector privado. En el caso del sector público no estamos tan lejos de la media europea (0,62%). Sin embargo, en el sector privado, es decir, las empresas, este diferencial se incrementa sensiblemente  ya que en España es la mitad que en la media europea (1,3%). Eso, sin duda, tiene que ver más con las características de nuestro tejido productivo, tanto por la dimensión de las empresas donde un 98% son pymes que invierten menos que las grandes en I+D, como con el peso de cada uno de los sectores en nuestra economía, en donde el sector industrial (principal inversor en I+D) tiene un peso menor en nuestra economía  que en países de nuestro entorno.

Algunos datos curiosos: en un año Amazon invierte en I+D unos 20.000 millones de Euros. España, sumando toda la inversión  pública y privada en este epígrafe algo más de 13.000 millones de euros. Y desde el punto de vista de resultados, una única universidad americana, Stanford (California) presenta ella sola más solicitudes de patentes en un año que las 47 universidades públicas españolas juntas. Creo que los números hablan por sí solos.

Pero, como decía anteriormente, los recursos económicos son esenciales pero deberían ir acompañados de un análisis de la eficiencia del sistema, sea nacional o regional, de innovación. Para ello se han llevado a cabo análisis  y estudios muy interesantes de distintas instituciones. He podido leer trabajos de la Fundación  COTEC para la Innovación, de la Fundación CYD (Conocimiento y desarrollo) o de la Fundación Alternativas, entre otras. Trabajos muy interesantes y que recomiendo a aquellos interesados en este tema. No podría aquí extenderme en todas las conclusiones y recomendaciones de esos estudios pero destaco algunos puntos clave.

Con matices vienen a coincidir en los siguientes problemas:

Gran descoordinación entre los elementos del sistema: universidades, organismos públicos de investigación, hospitales y empresas.   

Gran burocratización de los organismos públicos y demasiada carga administrativa junto a un escaso o inapropiado seguimiento y evaluación de resultados.

Mala ejecución del gasto público. Ningún año se llega a ejecutar lo presupuestado. Escasa evaluación de la idoneidad y la eficacia de los programas de ayuda al sector privado.

Apuntan algunas medidas que están bien recogidas en un informe para  la Fundación CYD, realizado por el investigador Vicente Larraga. Entre ellas cabe destacar: 

Eliminar la exclusividad funcionarial en los organismos públicos de investigación y permitir un sistema de contratación de personal científico basado en contratos estables

Establecer un sistema de movilidad real de investigadores entre las diferentes instituciones dedicadas a la investigación (universidades, OPI, hospitales, etc.) que incremente la cooperación entre proyectos en base a criterios de efectividad científica

Dotar a los centros e instituciones ejecutores de investigación de una mayor responsabilidad y autonomía en la gestión directa.

Fomentar, con una política clara, la formación de científicos y tecnólogos en el extranjero y la captación de científicos internacionales en áreas de especial interés y escaso desarrollo interno.

Para concluir, son necesarios más recursos pero también mejor planificación, revisión de lo que se está haciendo y cómo se está haciendo y medición permanente de resultados.  En definitiva más dinero y más eficiencia , para no encontrarnos dentro de otros treinta años con cualquier plan de cualquier gobierno diciendo que seguimos muy por detrás de otros países y que hay que incrementar nuestro gasto y potenciar nuestros resultados en  I+D. Una vez más.

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