Hoy es viernes de casi asueto y proponer un brindis por un verano que queremos rebonito. Y qué mejor manera que viajando hasta Japón con mucho y buen sake
Con rápido recordatorio de lo que se trata, que aunque ya lo hemos contado varias veces en este rincón hedonista, no está de más un repaso. Porque es bebida fermentada de arroz, que ni licor, ni destilado y tampoco necesariamente fortificado. De alrededor de 15 grados y una delicadeza que es sorpresa para sus más inocentes prisioneros. Y es que nos hace más que suyos con solo coger el avión y elegir un precioso vasito para ese primer trago. En vuelo directo o no a Tokio y su magia. Para tomar un metro veloz desde la estación de Roppongi a Shinjuku, con sus bajos de polluelos ensartados en pinchitos para comer uno tras otro. De parada en templo en Asakusa o paseo felino en parque que es Ueno. Y qué bueno frikear en Akihabara o cruzar el cruce de Shibuya una y mil veces. Hasta llegar a los eternos palacios de Chiyoda para terminar de lujo en Ginza. Con copazo merecido en cada parada, ahí es nada.
Comenzando con el Tensei Ginbou Junmai (Kumazawa Brewery Co.) que es alegría de pisar nuevas aceras que relucen. Mejillas sonrosadas y sonrisa tímida bajo paraguas con frufruses ondeantes. Mano suave que nos conduce a la profundidad de callejuelas y conversación en tono ligero. Conjunción bien conjuntada con cada color en su sitio y la alegría por bandera para devorar un mochi de puestecillo y tradición.
El Rihaku Junmai Daiginjo (Rihaku Brewing Co.) quiere que le queramos y nos embauca con clásicos que nunca fallan. Un ramo de montones de flores que son amores. Voluminosas y con la contundencia de esas que necesitan imponer su presencia. Y se presenta en nuestros sueños entre sábanas sedosas y gustosas. Con el ímpetu de los fuertes de espíritu que se mantiene despierto y más con un buen plato de curry.
El Fukumimi Junmai Ginjo (Fukugen Brewery Co.) nos hace bailar motomamis en enormes avenidas repletas del vaivén de muchas vidas. Un no parar con reposo en cantina para recordar que es necesario conservar la cordura. De existencias duras que se rompen paseando bajo toldos en plena vía y con vigía. Eternidad que es bienvenida por requerida y tal vez sabida. Y nos sabe de maravilla con un ramen de los ricos.
El Dassai 50 Sparkling Junmai Dai Ginjo Espumante Nigori (Dassai) es gurbujismo, que lo de festejar con chisporroteo hasta en oriente es necesario. Descorche de carbónico finito y untuoso mimoso. Campos de melocotones que crecen a lo loco para ser mordisqueados. Afinado con su potencia y esa presencia que le permite ser ideal para comer. Y me pones un mixto de bichos marinos secos a puñaos.
Con el Sohomare Nama Gensu Junmai Yamadanishiki (Sohomare Sake Brewery Co.) volvemos a esa fruta que oculta huesos rellenitos en su interior. Longitud y un punto que no es dulce, aunque querría y que nos trae todos loquis. Pellejosidad que rasca un poquito dando gustico. Perseverancia y su constancia que nos remata por el cogote a mogollón y que es tentación con un poco de wagyu pasado por la plancha.
Con el Tanaka 1789 x Chartier Blend 001 (Tanaka 1789 x Chartier) nos vestimos de rollo vintage. Ropajes de 2018 y sin pasteurizar para empezar y no parar. Delicia de clase infinita y expresión que es pasión. Besos suaves y tan largos que no demuestran prisa. Retrato de pintalabios rojo oscuro fijando legados. Y no nos hace delgados porque queremos un buen cuenco de arroz con anguila asada y su salsa.
El Pure Black Junmai Ginjo (Yamamoto Sake Brew, Corp.) es oscuridad muy buscada. Noche que refresca manteniendo un misterio de atractivo con encaje. Tejido con el mimo de lo artesano. Atractivo de curvas que son molde perfecto para una coincidencia plena. Plenilunio de lunas que no se compran por falta de precio, pero que cuentan con nuestro aprecio junto a unos yakitori de higadillos.
Se acaba nuestra excursión no sin un penúltimo invitado que se vendrá con nosotros: el Harukasumi Red (Kuribayashi Brewing Co.), corazón de castillo con su reina dentro. De belleza sensible y largos cabellos por los que retrepar hasta todo lo alto. Ahora en transporte de vuelta a casa con bonitas vistas que son adjetivo necesario. Con peritas de San Juan que nos esperan para ir a las verbenas que hagan falta mientras aterrizamos y soñamos con un desayuno nipón en condiciones. Así nos vamos de vacaciones hasta septiembre, mis gonitos.