MURCIA. ¿Se puede convertir el hecho de abrir o cerrar un libro en una especie de acto sexual? El artista molinense Pepe Yagües lo ha conseguido con su libro de artista La piel de mi gozo y no, precisamente, por el placer visual que pueda causar la contemplación de las obras que contiene (que también); sino porque se ha permitido la "gamberrada" de diseñar un sistema de cierre "bastante peculiar a la par que sugerente". Consiste en que una parte de la tapa (de cartón piedra) con forma de órgano sexual masculino se inserta dentro de otra con forma de vagina. Así que cada vez que uno quiera adentrarse en este universo erótico y azul de Yagües tendrá llevar a cabo una especie de 'coito artístico'.
Se trata de una licencia que se ha permitido el artista para presentar su trabajo en la Segunda Muestra de Libros de Artista y Exlibris de Nápoles Il piacere nei libri (El placer en los libros), que tiene una temática erótica y que permanecerá abierta durante todo este mes en la galería Linea Darte Officina Creativa de dicha ciudad italiana.
Yagües es uno de los 80 artistas europeos que han sido seleccionados para esta exposición comisariada por Gennaro Ippolito y Giovanna Donnarumma, que llega con retraso, ya que la pandemia impidió que se celebrara en abril como estaba previsto.
El artista murciano presenta en este marco tan 'placentero' un libro de artista compuesto por nueve obras realizadas con acrílico sobre papel de 300 gramos a modo de bocetos, basadas cada una de ellas "en versos muy eróticos y poco conocidos del poeta Miguel Hernández". Dice el pintor y escultor de Molina de Segura que "algunos no han querido darle a estas poesías del poeta de Orihuela la importancia que merecen, cuando son de las mejores que se han escrito en España".
La obras que componen este trabajo mantienen ese azul que es una constante en el trabajo más reciente de Pepe Yagües, uno de los artistas murcianos con más proyección internacional. En esta ocasión ha incorporado a su universo azul el erotismo de versos como estos:
"...Trágame, leve hoyo donde avanzo y me entierro.
La losa que me cubra sea tu vientre leve,
la madera tu carne, la bóveda tu ombligo,
la eternidad la orilla.
En ti me precipito como en la inmensidad
de un mediodía claro de sangre submarina,
mientras el delirante hoyo se hunde en el mar,
y el clamor se hace hombre.
Por ti logro en tu centro la libertad del astro.
En ti nos acoplamos como dos eslabones,
tú poseedora y yo. Y así somos cadena:
mortalmente abrazados".
