"El mundo se va a acabar.
El mundo se va a acabar.
Si un día me has de querer,
te debes apresurar"
(El Mundo, Molotov Gilberto Gutiérrez/ Ismael de Garay)
MURCIA. Nada ni nadie detiene al profesor Pedro Cifuentes en su ambición por educar a través del estímulo audiovisual. Después de atreverse a contar la historia del arte en una colección de cómics que no solo resultaban amenos, sino que además se acercaban lo máximo posible a la realidad de sus alumnos. Ahora este docente de Borriana ha decidido pasar al siguiente nivel. El ilustrador acaba de presentar el primero, de una serie de cuatro libros, que dan el salto al presente para abordar los objetivos de la conocida como Agenda 2030.
A lo largo de ¡Vaya siglo nos espera! Instrucciones para salvar el mundo, Cifuentes desarrolla una historia que nos lleva hasta el mar de Aral, el que era uno de los cuatro lagos más grandes del mundo a inicios del siglo XX, y el cual a día de hoy ha reducido a un 10 por ciento su superficie debido a la contaminación. Una contaminación que no solo se ha dado por el vertido de basura al mar, sino también por las pruebas armamentísticas y la sobreexplotación a la que se le ha expuesto. Pero esta no es la única parada del libro, a través de sus viñetas el castellonense nos lleva hasta los conflictos más dramáticos del Congo, a los basureros del Delhi, o a Tokio para descubrir su alta tecnología y a Nueva York, más concretamente a la sede de la ONU, el lugar donde se establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con los que se quiere hacer frente al cambio climático y al resto de retos nuestro milenio.
"Mis anteriores libros de historia eran más expositivos, trataban de dar a conocer el patrimonio desde una perspectiva local. Pero, los alumnos llegan a cuarto de la ESO con poca sabiduría, debido también a nuestro temario. En Geografía les explicamos el mundo y los planetas, pero no los problemas de género, de sostenibilidad o de migración que existen. Todo esto queda un poco fuera de clase y por eso quería trabajarlo directamente con contenidos más visuales", explica el autor.
Siguiendo a una profesora de ciencias y a un planeta cabreado, la historia va tocando poco a poco diferentes cuestiones como la pobreza, la desigualdad o la discriminación. Problemas que, como dice la profesional de las Naciones Unidas, Marta Pedrajas, son los "otros virus del planeta". "El confinamiento y la limitación de nuestras preciadas libertades nos han hecho conscientes de nuestra humanidad compartida y de nuestro futuro común. Este virus pronto pasará, pero quedan otros virus más enraizados y más difíciles de combatir", manifiesta Pedrajas, quien deja claro que "solo remando juntos podemos vencer, porque unidos somos más fuertes".
La tónica del libro, que carece de héroes o heroínas, es precisamente esta. Dejar claro que, cuando se habla del mundo, los problemas de unos pocos son, necesariamente, de todos. "La idea no es tanto concienciar, porque los profesores ya hacen esta tarea muy bien en las aulas, sino educar", reitera Cifuentes. Además de conocer los diferentes objetivos de la Agenda 2030, los alumnos -al igual que el resto de lectores- aprenderán algunas "instrucciones" para saber cómo salvar o hacer mejor el planeta.
¡Vaya siglo nos espera! no quiere decirle al lector que el mundo va irremediablemente a peor, sino que con "la implicación de todos y alianzas", la pobreza puede y debe ser erradicada, las desigualdades disminuidas, la educación y la salud garantizadas, la seguridad alimentaria debe ser un derecho y la igualdad de género ha de ser alcanzada.
En este sentido, para que el mensaje cale más fuerte, en el cómic aparecen filósofos como Kant, Wittgenstein o Hannah Arendt, conocida por situarse, con sus reflexiones, en las antípodas del totalitarismo. Entre todos tratan de enseñar que valores como la justicia social, la sostenibilidad o la solidaridad, "son los que nos impulsan". Y es que los ODS van sobre dignidad humana y, en resumidas cuentas, de arrimar el hombro.
Con todo, Cifuentes comienza así una nueva colección que verá publicado su segundo volumen en noviembre, profundizando en este caso en los retos del planeta. Desde que el castellonense cambió su chip a la hora de enseñar, no ha dejado de preparar material visual con el que trata de que sus alumnos, además de aprender, se lo pasen bien. Como decía hace un par de años, aprender así tiene algo de "catarsis", porque "frenan un poquito y empiezan a crear cosas". Conseguir esa pausa es, y será, "fundamental". Más, porque, mientras muchos profesores se empeñan en no salirse de sus esquemas, hay quienes prefieren hacerlo y se topan con frases tan "terribles y bonitas" como la que una niña de 2º de ESO le espetó al autor de ¡Vaya siglo nos espera! hace un tiempo: "Me dijo que gracias a mi clase había descubierto que tenía imaginación. Eso con 13 años, cuando en su cabeza todo deberían ser pajaritos y aventuras, me pareció muy sobrecogedor".