El experto advierte que la recesión provocada por la covid-19 de este año será más grave, más global, pero también más corta
MADRID. Las acciones tuvieron un buen verano. Tras las fuertes pérdidas de la primavera, se recuperaron con sorprendente rapidez, demasiado rápido para los muchos inversores que han optado por la prudencia desde que empezó la crisis. Al final del verano, el interrogante ahora es si sigue siendo un buen momento para invertir en activos de riesgo. Pero, como en otoño también hay días bonitos, puede que este repunte que desafía a la gravedad aún no haya terminado. En primer lugar, las valoraciones son elevadas, pero reflejan algunos hechos sobre el terreno que son positivos para los activos de riesgo.
Comparada con la crisis financiera de 2008-2009, la recesión provocada por la covid-19 de este año será más grave, más global, pero también más corta. Ante las previsiones más pesimistas, la economía se está recuperando más rápido de lo esperado. Con enormes diferencias entre unos sectores y otros, la actividad vuelve a crecer, aunque en los próximos meses las empresas podrían deparar noticias más dispares. La previsión de consenso actual del crecimiento del PIB global para 2020-2021 deja el PIB un 5% por debajo de la tendencia anterior a la crisis. Esta brecha de producción implica unas presiones inflacionistas débiles.
Hay varios factores en particular que marcarán el rumbo en los próximos meses, ante todo la evolución de la pandemia de covid-19. El número de contagios está aumentando de nuevo, pero dados los síntomas menos graves de la enfermedad, no esperamos una sobrecarga del sistema sanitario ni medidas estrictas de confinamiento. El estímulo para la economía y los mercados de capitales vendrá de la política monetaria y fiscal.
Los bancos centrales se han comprometido a mantener los tipos de interés bajos, lo que es bueno para la recuperación, pero aumenta el riesgo de que algunas valoraciones se desvíen de los fundamentales. A largo plazo, el plan de recuperación de la UE previsto podría dar un impulso especialmente a las acciones europeas.
En el plano político, unas elecciones caóticas en EE. UU. y, en menor medida, un Brexit desordenado podrían provocar ciertas turbulencias en las bolsas, pero no esperamos que sean factores determinantes. En resumen: puede que 2020 no sea tan malo como se esperaba y aunque en los próximos meses se pierda algo de impulso, los factores positivos deberían prevalecer.
Desde el punto de vista regional, preferimos Europa a EE UU. Mientras que las valoraciones de las acciones mundiales se encuentran en máximos históricos, las de las europeas resultan relativamente más atractivas. El Plan para la recuperación de Europa supondrá un impulso adicional para las acciones europeas, especialmente para las de pequeña capitalización y en sectores como la tecnología, la salud y la transición energética, que se beneficiarán de programas específicos europeos.
Por ejemplo, de los 100.000 millones de euros en Francia, 35.000 millones se destinarán a la transición energética. Dados los ambiciosos objetivos de sostenibilidad de la UE, también se apostará por las acciones preferidas por los fondos ESG. El peso de las acciones growth en los índices europeos ha aumentado en los últimos años, por lo que estos índices ofrecen muchas oportunidades para los expertos en selección de valores en busca de rentabilidad a largo plazo.
Nuestras convicciones de un vistazo
Laurent Denize es director de Inversiones Adjunto Global de ODDO BHF AM