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SILLÓN OREJERO

'Primavera para Madrid': Sainete de las elites podridas de la capital

Dos décadas de siglo XXI llevamos y si algo ha sido notorio históricamente ha sido el hundimiento de la elite oligárquica de la Comunidad de Madrid que parecía intocable. Magius, el dibujante murciano autor de la elogiada novela gráfica El método Gemini, ha reunido todas las historias de estos personajes corruptos y elitistas -con una aparición estelar de otro posible futuro cadáver político, la Casa Real- para establecer un mosaico de la degradación que experimentó la vida político-social de aquellos años

3/08/2020 - 

MURCIA. Como un coche escoba, el dibujante murciano Diego Corbalán (Magius) ha recogido las grandes historias de corrupción de las últimas dos décadas en la Comunidad de Madrid y la Casa Real que, cual boñigas de oveja, han quedado en el camino y las ha unido a través de su trazo. El resultado es un sainete protagonizado por conocidos rostros, con el nombre cambiado, que aborda una misión imposible, abarcar lo inabarcable: retratar la corrupción intrínseca a ciertas elites. 

Madrid es un gran ejemplo de la sociedad dual del neoliberalismo. Hay zonas de chalés, adosados y piscinas familiares con un estilo de vida absolutamente estadounidense, donde uno es sospechoso solo por ir caminando, y barrios segregados. En un ciclo económico como el actual, que favorece el crecimiento de megaciudades, el colchón del medio, los barrios populares, son también ocupados en fenómenos llamados gentrificadores, pero que no responden a otra cosa más que a la presión de la llegada de nuevos madrileños. En torno a los 85.000 anuales. 

En la zona de monovolúmenes y centros comerciales de lujo, residen unas elites que han tenido desde los años 90 el acceso al poder regional. En muchos casos, tras una pequeña interrupción de gobiernos de izquierda ochenteros, también ostentaban la llave de las instituciones en la dictadura. La vertiente familiar de estas sagas no representa a toda la derecha, pero sí es su faceta más visible. Ocurre lo mismo en todas las capitales de provincia, pero seis millones de personas concentradas en la capital de la nación han supuesto un banquete pantagruélico para los intereses político-económicos más mezquinos. No es una opinión, los hemos visto desfilar por los juzgados. 

Como cada vez que se forma un tinglado de estas características, los abuelos, hijos y nietos que se traspasan, ceden, heredan, recomiendan o multiplican cargos públicos o poseen las grandes empresas, tienen que convivir con buscavidas. En estas extrañas alianzas de intereses a veces divergentes se abren brechas en la tupida red de mamoneo y, en fin, qué les voy a contar que no hayan visto por la tele. 

Años después de estos escándalos, tras el martilleo mediático correspondiente, en el recuerdo de los que han sido testigos como espectadores lo normal es que solo queden nauseas. No es de extrañar, por tanto, que dadas sus aficiones Magius haya decidido recoger todas las piezas del suelo y volver a hacer el puzzle para que todos podamos admirar el mastodóntico coprolito. 

Por los intereses de Magius tenemos cierta debilidad en esta casa. Su anterior obra, El método Gemini también en Autsaider Comics, era un meticuloso trabajo que sintetizaba los rasgos más atractivos del género de mafiosos italoamericanos y neoyorquinos con una historia real bastante cruenta. El dibujo tenía verdadero valor artístico y las muecas de los protagonistas eran escalofriantes, como el relato. En Primavera para Madrid estamos de nuevo ante otro gran ejemplo de eso que llaman libro-objeto por su presentación y calidad visual, es casi libro-trofeo. En tapa dura, tinta negra sobre papel dorado para ese dibujo hierático e inquietante. Hay que rendirse, este llamado "códice" de Magius es una preciosidad, aunque paradójicamente su contenido sea repugnante. 

En el debe hay que citar que todos los protagonistas ya son cadáveres políticos. Albergo serias dudas de que la Casa Real pueda soportar los últimos envites que le llegan por las actuaciones licenciosas y delictivas de Juan Carlos. Cuando los personajes públicos están sentenciados o han pasado ya alguna temporada entre rejas, al final el ejercicio de la crítica o la burla es darle al tentetieso. Sobre todo porque mutatis mutandi ahora estas elites, con apoyo de las grandes empresas y los bancos más importantes, ya no son necesariamente tan casposas y abanderan, por ejemplo, mensajes ecologistas y otras ideas positivas, lo que hace que su dominación social sea más difícil de rebatir sin arriesgarse a eso tan propio de la crítica realmente incisiva: quedar mal. 

Lo bueno del mosaico es que la historia que lleva el peso está inspirada en el caso de la doctora Elisa Pinto, sin duda una de las situaciones más esperpénticas y de mayor interés humano y literario de todo lo documentado. Básicamente, por lo poético. Las elites más perfumadas de nuestra noble gran nación acabaron resolviendo sus problemas con mojadas talegueras. 

Dice el autor en una entrevista en El Portaluco que no habría podido plantearse esta historia en términos de ficción, sino de reflejo de la realidad: "Así es, la ficción imita a la realidad (aunque ahora parece que es al revés). Las historias que forman la trama están inspiradas en «hechos reales», pero hay también algunas fantasías y licencias. Imitar la realidad es aburrido, siempre hay que sacarle algo más de punta a las cosas, porque al fin y al cabo es una obra de ficción… y quien quiera conocer la realidad, que investigue por sí mismo".

Lleva razón. Es un caso muy acorde al dicho de que la realidad supera la ficción porque no tiene por qué esforzarse en parecer real. Armar una ficción total sobre estas esferas requeriría haberlas tratado, haberse sumergido de alguna manera en su forma de hablar y sus costumbres. Un esfuerzo mastodóntico que no compensa cuando has tenido cada día en los periódicos y televisiones verdaderos esperpentos contados al detalle. Aquí Magius lo que hace disparar largas ráfagas de ametralladora contra la oligarquía. No hay matices. Por momentos, parece un largo sketch de La Hora Chanante en los que se mostraba a los famosos como personas ordinarias. El odio es fuerte en él. No es para menos. 

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