MURCIA. Si tenemos en cuenta que el sector cultural se compone, a su vez, de una amalgama de diferentes sectores como son el del audiovisual, el que gira en torno al libro (editorial, autores…), las artes escénicas (teatro, música ….) y, finalmente, las artes plásticas y el patrimonio, me da la impresión de que los tres primeros tienen una fuerza representativa y mediática, frente a la sociedad y a las instituciones, de la que carece el último de estos. El sector cultural que tiene que ver con el patrimonio artístico y las disciplinas plásticas no acaba de creerse, quizás porque tampoco se lo ha planteado, que forma un verdadero e importante sector, que reúne en torno a él a un nada despreciable número de profesionales con objetivos más próximos de lo que pareciera a primera vista. La consecuencia de ello es una limitada fuerza asociativa, pues se compone, hoy por hoy, de una multitud de pequeñas agrupaciones, pero carece de un órgano, o como quieran llamarlo, que represente a todo el sector frente a instituciones públicas y privadas, y en definitiva frente a la sociedad.
El nuestro es un ámbito cultural pero también económico formado por profesiones que desarrollan su labor en compartimentos estancos, con escasa comunicación, pero que viajan en el mismo barco. Galerías de arte contemporáneo y de arte antiguo, se mueven en mundos paralelos, que en pocas ocasiones se tocan, aunque la paradoja dice que, con el paso del tiempo, parte de las obras que exponen las primeras, quizás cuelguen en los espacios de los segundos, lo mismo se podría decir de artistas y restauradores, o los guías, historiadores y los críticos de arte. España necesita un sector relevante que englobe, sin elitismos y sin miradas por encima del hombro, a todos los profesionales que desarrollan su profesión en el mundo del arte y el patrimonio cultural. Al igual que el sector audiovisual, de las artes escénicas o del libro fomentan el consumo de sus productos culturales de forma abierta, y defienden los intereses de sus profesionales, nuestro “sector de sectores” debería promover campañas que apuesten por el coleccionismo de arte contemporáneo y antiguo, y la difusión, protección y recuperación del patrimonio, o que fomenten el mecenazgo y otras formas de participación de la sociedad. España en la actualidad vive una paradoja al contar con uno de los conjuntos histórico-artísticos más importantes del mundo, junto con, posiblemente, Italia, Francia y China, y sin embargo adolece de un mercado y sector del arte verdaderamente relevante.
A pesar de ello, y a modo de ejemplo, me quiero referir en primer lugar a un conjunto de asociaciones no profesionales, que se diseminan por toda España, y que acogen a un importante número de ciudadanos. Asociaciones que están integradas por los potenciales consumidores de nuestro sector. Agrupaciones como las de amigos de los museos dedicadas a apoyar estas instituciones a través de actividades de toda índole, colaboración, patrocinio y difusión. En la ciudad de Valencia, tengo conocimiento de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes, a la que pertenezco, la del IVAM, que en este caso depende directamente del propio museo al ser creada por la propia institución, y la de amigos del Museo Nacional de Cerámica González Martí. De entre esta clase de asociaciones, la Fundación de amigos del Museo del Prado es, sin duda, la más importante con más de cuarenta mil socios con una infraestructura y un programa de actividades envidiable, acorde con su importancia, y a la que le debemos, por ejemplo, la adquisición de importantes obras de arte para la gran pinacoteca nacional o el patrocinio de exposiciones. Pero también asociaciones y fundaciones preocupadas por el patrimonio, su difusión y conservación como en nuestro contexto la Fundación Goerlich, la Fundación El Secreto de la Filantropía, el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural o la Societat Valenciana d'Historia de l'Art entre otras.
ACRE (Asociación de Conservadores Restauradores de España) últimamente ha dado que hablar por su intensa labor a modo de observatorio, reuniendo bajo sus siglas a buena parte de estos imprescindibles profesionales. Su labor está en caminada a defender y promover una profesión esencial en un país con un patrimonio enorme mueble e inmueble en grave riesgo. En los últimos años ACRE ha llevado también una labor fundamental de denuncia, alzando su voz ante un creciente intrusismo profesional que ha producido episodios sonrojantes, que han trascendido más allá de nuestras fronteras, y que por impericia profesional y negligencia institucional han dado lugar a graves atentados contra bienes del patrimonio cultural español. Estrechamente vinculados con ellos, los anticuarios se agrupan en torno a asociaciones bajo el paraguas de la Federación Española de Anticuarios que reúne en su seno a las asociaciones de nueve comunidades autónomas. Desde hace pocos meses hemos constituido la Asociación de Anticuarios de la Comunidad Valenciana una vez desapareciera el histórico gremio por jubilación y fallecimiento de muchos de sus miembros. Todos los asociados en la Federación Española son miembros, a su vez, de CINOA que es la asociación más importante del mundo y que fue fundada en 1935.
Parece que cambiamos de mundo, pero nada más lejos: en el arte contemporáneo, LaVAC Associació de Galeries d'Art Contemporani de la Comunitat Valenciana, lleva a cabo una importante labor desde hace ya años en la promoción y defensa de su ámbito profesional. Su evento más relevante, de carácter anual, es Abierto Valencia que cumplirá ya su novena edición en este 2021 y que significa el pistoletazo de salida de la temporada en las galerías valencianas. Aunque tiene vocación internacional, LaVAC y sus espacios generan un importante y diferenciador tejido cultural y comercial en las calles de las ciudades donde están establecidas, al igual que lo hacen los anticuarios. En este caso los espacios lo hacen en torno a la creación del presente y sirven de plataforma imprescindible, más allá de las instituciones públicas, para los artistas que comienzan su andadura, y los que ya forman parte por derecho propio del panorama artístico consolidado. Para la perpetuación del arte es imprescindible la creación contemporánea pues de lo contrario lo convertimos en una reliquia.
Hablando de artistas, los creadores contemporáneos, se reúnen en torno a la AVVAC —Artistes Visuals de València, Alacant i Castelló—, con sede en Valencia aglutina, desde 2008, a un importante colectivo de artistas contemporáneos de nuestro contexto artístico. Evidentemente no están todos los que son pero son todos los que están. La AVVAC tiene una mentalidad amplia en cuanto a las técnicas de trabajo de sus asociados. A su vez la asociación valenciana se integra en la Unión de Artistas Contemporáneos española y en la International Association Of Art a nivel europeo. Como las asociaciones citadas, la AVVAC pretende la defensa de los intereses de sus miembros a través de la colaboración, educación, el debate etc. No es la única asociación de esta índole, y otros colectivos artísticos desarrollan su labor en nuestro entorno artístico como el grupo Cazadoras Asociados.
Quizás sea la Asociación Valenciana de Críticos de Arte (AVCA) la decana de las que hoy citamos, en la Comunidad Valenciana, pues se constituyó en 1980 en unos años dorados para el arte plástico dada la frenética actividad que se generó en esa década aupada por aumento del interés por la nueva plástica valenciana, en unos años ya en plena democracia, de una importante iniciativa política con la creación del IVAM, la sala Parpalló y la inauguración de espacios privados de arte en toda la ciudad. Bajo las siglas se reúnen un conjunto de profesionales de la crítica, la investigación y la difusión de la cultura artística, con unos objetivos encaminados a la promoción, fomento de la cultura artística valenciana y apoyar su desarrollo, así como la conservación del patrimonio histórico artístico valenciano. La promoción y fomento se lleva a cabo, entre otras iniciativas, por medio de los premios que otorgan en reconocimiento a instituciones públicas y privadas, así como personas que hayan destacado por una labor dirigida en favor del arte contemporáneo en el ámbito valenciano. Premiados como el IVAM, el Museo de Villafamés, la Sala Parpalló, entre otros premiados.
Los guías turísticos también son una importante pata del complejo mueble. El sector y la profesión está regulada en la Comunidad Valenciana por normativa específica con el fin de llevar a cabo esta importante labor con la calidad que merece en un entorno complejo integrado por espacios declarados como Bienes de Interés Cultural, Conjuntos Histórico-Artísticos o Patrimonio de la Humanidad. El guía turístico desarrolla su labor de información cultural, patrimonial, histórica y artística, no solamente con los turistas sino también con los ciudadanos, locales, que quieren conocer más sobre su entorno. Una asociación reúne a parte de los profesionales del sector en la Comunidad Valenciana, aunque otras importantes empresas como Caminart, más dirigida al turismo local, prefieren ir por libres.
Podríamos seguir, dando cuenta de una atomización que sin ser perjudicial no favorece a la hora de hacer valer muchas de las reivindicaciones en un entorno en el que es precisa una mayor presencia mediática para fortalecer el sector. En estos casos se me viene a la cabeza el de la gastronomía y sus profesionales como en ciertas cosas un espejo a seguir (en ciertas cosas, léaseme bien). Creo, por tanto, que es hora de que, por primera vez, todo este ámbito profesional con claras implicaciones culturales y patrimoniales, que aglutina una importante cantidad de empresas, autónomos y trabajadores, formados principalmente en las facultades de bellas artes y en la historia del arte, se comience a visualizar con una cierta unidad, al igual que los sectores culturales que citaba al comienzo. Es precisa una “asociación de asociaciones por el arte y el patrimonio”.