El analista advierte que el Santander o KKR quizá también sean culpables de la nefasta gestión, al tener conocimiento de que año tras año las cosas se han hecho mal
VALÈNCIA. El día de la jugada ya está planteado, el próximo 4 de marzo, y es la única oportunidad que le queda a la empresa para poder sobrevivir a la quiebra o al despiece de sus acreedores. Después de haber intentado, por tercera ocasión, refinanciar su deuda y de haberse encontrado en contra al presidente electo por los accionistas Juan Pablo López Bravo, que debía luchar por sus intereses -al haberse posicionado finalmente a favor de las entidades bancarias-, el agujero de la empresa se sitúa en los 6.000 millones de deuda.
La cotizada, que llegó a ser una imagen del avance tecnológico en el ámbito de la energía solar con su famosa instalación térmica solar de Sevilla -que bien podría parecer de ciencia ficción-, lleva operando en realidad más de 10 años y no ha habido una infraestructura de estas características similar dentro de este sector.
Los problemas de deuda de esta compañía ni siquiera pueden justificarse con el periodo recesivo que hemos vivido durante el pasado año, dado que en 2017 ya existían problemas de estas características que no se pueden justificar con los recientes eventos a nivel mundial. Incluso las publicaciones de resultados han sido entregadas con retraso, lo que ha intensificado aún el desconcierto y la desaprobación del Banco Santander o KKR para refinanciar su deuda, que llevó entre otras cosas a la suspensión de la cotización el pasado mes de julio. Quizás incluso estos también sean culpables de la nefasta gestión al tener conocimiento de primera mano de que año tras año las cosas se han hecho mal y no han presionado ni han aportado soluciones que condujeran a una recuperación real.
Los minoristas tendrán que hacer un esfuerzo económico para conseguir el 37% de la matriz Abenewco 1 y donde actualmente poseen el 10% de la matriz para hacerse con el poder y hacerse cargo de la gestión con personas que según sus propias palabras no actúen de forma desleal con la sociedad decidiendo en contra de los intereses de la supervivencia de la compañía y que piensan más en fraccionar y venderla por partes y salvar los papeles que queden.
Una semana tienen los accionistas para lograr salvar a la sevillana y hacer frente a los acreedores que de base ya la dan por perdida.
Darío García es analista de XTB