Además, prosigue, los inhibidores de PARP han demostrado beneficio en supervivencia en pacientes con cáncer de próstata avanzado, previamente tratados con otras líneas de tratamiento y alteraciones en genes implicados en la reparación del DNA, siendo los más frecuentes BRCA1 y BRCA. Por otro lado, la aparición de nuevos radiofármacos, entre los que destaca 177Lu-PSMA-617, emerge como una nueva opción terapéutica eficaz en el algoritmo terapéutico de los pacientes con cáncer de próstata avanzado.
Por ello, en el marco de la campaña de comunicación 'En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas', SEOM ha querido dar a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Además, y coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Próstata, que se celebra este viernes, 11 de junio, ha destacado los avances más importantes en cáncer de próstata, el segundo cáncer más diagnosticado en nuestro entorno (primero en varones), con una estimación de 35.764 nuevos casos en España en 2021.
Y es que, el cáncer de próstata es el tumor de mayor prevalencia en varones, un 24,3 por ciento de la incidencia global que para el año 2020 era de 259.788 pacientes afectados. Sin embargo, ocupa el tercer lugar como responsable del número de fallecimientos por cáncer en varones en España, pero reduciéndose la tasa de mortalidad de forma progresiva. La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8 por ciento, la más elevada entre los tumores frecuentes.
En la actualidad, la inmensa mayoría de casos de cáncer de próstata se diagnostica en estadios iniciales, mientras que sólo el 10 por ciento corresponde a casos avanzados (metastásicos) al diagnóstico. En estadios iniciales, el cáncer de próstata es curable en una gran mayoría de casos mediante técnicas actuales de cirugía, radioterapia/braquiterapia con o sin la adición de hormonoterapia.
Sin embargo, en una proporción de casos la enfermedad desarrolla resistencia al tratamiento hormonal (resistencia a la castración) con el eventual desarrollo de metástasis, situación denominada cáncer de próstata resistente a la castración metastásico. En otras ocasiones, los pacientes presentan metástasis en el momento del diagnóstico, situación denominada cáncer de próstata hormonosensible metastásico, no subsidiario ya de opciones curativas como la cirugía y la radioterapia. En estos casos, los objetivos del tratamiento son prolongar la supervivencia, preservar la calidad de vida y prevenir eventos óseos.
Es en estos casos avanzados (resistencia a la castración y enfermedad hormonosensible metastásica) donde se ha realizado la mayoría de avances en el tratamiento de la enfermedad. Entre los años 2011 y 2014, el desarrollo de nuevos agentes hormonales (abiraterona, enzalutamida), quimioterapia (cabazitaxel) o radiofármacos (Ra-223) ha permitido aumentar la supervivencia desde los 12-18 meses en 2005, cuando sólo estaba disponible la quimioterapia con docetaxel, a los 32-36 meses actuales.
Además, en el último año, se han presentado los resultados de un estudio fase III con olaparib, un inhibidor de PARP, que ha demostrado beneficio en supervivencia en pacientes con cáncer de próstata avanzado y previamente tratado con otras líneas de tratamiento y alteraciones en genes implicados en la reparación del DNA, siendo los más frecuentes BRCA1 y BRCA2. Otros inhibidores de PARP como rucaparib, talazoparib o niraparib, están siendo también estudiados en otros contextos del cáncer de próstata, tanto en monoterapia como en combinación con otros fármacos.
Por otro lado, las combinaciones de nuevos fármacos con agentes inmunoterápicos representa otra prometedora estrategia terapéutica en el cáncer de próstata avanzado, actualmente en evaluación dentro de ensayos clínicos para identificar qué pacientes son los mejores candidatos a este tratamiento.
Mejoras en el carcinoma de próstata resistente a la castración
En otro contexto de la enfermedad, en pacientes con carcinoma de próstata resistente a la castración que todavía no han desarrollado metástasis, tanto apalutamida como enzalutamida y darolutamida, todos ellos nuevos agentes hormonales, han demostrado retrasar la aparición de metástasis en aproximadamente dos años, disminuir el riesgo de aparición de síntomas en más de un 50 por ciento, además de prolongar la supervivencia de los pacientes.
Además, nuevos estudios han confirmado el valor del tratamiento tanto de quimioterapia como de estos nuevos agentes hormonales, como la abiraterona, apalutamida o enzalutamida, en combinación con la deprivación androgénica (hormonoterapia), en pacientes con enfermedad metastásica al diagnóstico.
Así, a través de diferentes ensayos clínicos, estos agentes han demostrado una reducción del riesgo de muerte de hasta un 38%, incluso en pacientes de alto riesgo, y un incremento de la mediana de supervivencia desde los 32 hasta los 50 meses.
En la actualidad, uno de los desafíos más importantes consiste en determinar el valor de la secuencia óptima de fármacos para obtener el máximo beneficio en cada paciente en particular. A ello van a ayudar los nuevos descubrimientos de la biología molecular de la enfermedad que están permitiendo avances en el desarrollo de la medicina personalizada. El análisis de nuevos biomarcadores en biopsias líquidas, tanto células tumorales circulantes como DNA circulante, se encuentra en la actualidad en evaluación en varios estudios y podría, en el futuro, determinar la elección del tratamiento óptimo basado en el perfil molecular individual de cada paciente.
Todos estos fármacos han podido ver la luz gracias a la realización de ensayos clínicos en múltiples centros del mundo, y a la generosa participación de los pacientes en ellos. "En estos avances, ha habido una participación muy significativa de centros españoles. Seguimos creyendo que la mejor opción, en la medida de lo posible, es la participación en ensayos clínicos que sigan intentando mejorar la seguridad y eficacia de estos tratamientos. Pero, por encima de todo, es necesario que aquellos progresos que muestren beneficios significativos se incorporen de manera equitativa para todos los pacientes, y que el acceso al mejor tratamiento para su enfermedad sea universal", han zanjado desde SEOM.