MURCIA. Cuando el murciano Pablo Gomis salía al gran escenario del Circo del Sol cuenta que el público se relajaba. Los espectadores habían estado en vilo, conteniendo la respiración, mientras los mejores acróbatas del mundo realizaban sus arriesgados números. Y entonces, "después de ver a alguien jugándose la vida, salíamos los payasos y el público liberaba la tensión que había acumulado, porque se daba cuenta de que si alguien podía morir sería, en todo caso, de risa", cuenta este murciano que ha estado trabajando ocho años para la gran compañía con sede en Canadá, que se convirtió en noticia hace unos días por presentar suspensión de pagos y despedir a 3.800 trabajadores. Pablo Gomis aclara que no se trata de un adiós definitivo por parte del Circo del Sol, ya que lo que ha hecho la empresa es pedir a las autoridades canadienses el procedimiento de "protección" ante sus acreedores, para no quebrar y poder volver lo antes posible. Es, por lo tanto, confía, un hasta luego.
Precisamente, "una de las funciones del clown es transmitir que todo está bien y que ningún problema es lo suficientemente grande para no tener solución", explica Gomis, quien no es el único murciano que ha despertado las risas del público del Circo del Sol, ya que antes que él estuvo otro gran clown murciano, Antón Valén, que fue quien le habló de que buscaban a alguien con su perfil. Corría el año 2007 y Gomis -que se había formado en la ESAD y era uno de los integrantes del grupo Les Bouffons- hizo el casting. Desde entonces ha estado vinculado a la compañía circense, aunque ha salido de ella en varias ocasiones para desarrollar otros proyectos profesionales.
Y ahí fue cuando le cambió la vida a este artista murciano. Primero, viajó Montreal, donde se encuentra la sede de la compañía, para un reconocimiento físico, firmar el contrato y realizar un periodo de entrenamiento. Después, "ya te vas donde se represente el espectáculo en el que estés trabajando", que al final resulta ser por medio mundo: Europa, América y Asia, en su caso. Y, cosas del destino, formó pareja artística con otro payaso murciano, Pablo Bermejo.
"Ha sido una experiencia muy interesante y muy intensa. Es estar en un nivel de trabajo al que yo no podría haber accedido nunca fuera del Circo del Sol. Estamos hablando de diez actuaciones todas las semanas durante un año, algo impensable para una compañía normal; hemos representado un mismo espectáculo miles de veces", explica el payaso murciano. En este sentido, añade que "mi gran reto y, al mismo tiempo, mi gran aprendizaje" ha sido "repetir un número tantas veces e intentar mantenerlo fresco y vivo". Igualmente, apunta que esta superprofesionalización del trabajo "hace que tengas el control sobre lo que haces y que entiendas perfectamente los mecanismos del humor, la comedia y cómo funciona la relación con el público".
Para Pablo Gomis, los cuatro meses que lleva en Murcia han sido como "una especie de vacaciones, porque había estado mucho tiempo sin venir y sin estar cerca de la familia. He estado escribiendo, pintando, relajándome y cocinando como todo el mundo", apunta.
Respecto al futuro del Circo del Sol, es optimista, porque "el pedir protección con respecto a sus acreedores es una forma para poder recomponerse y tirar para adelante". Además, "según tengo entendido, los espectáculos que tienen fijos -en Las Vegas, Orlando y México- ya están empezando a ensayar para retomarlos cuanto antes. Esos trabajadores tienen los contratos suspendidos pero vigentes, de tal forma que en cuanto vuelva el trabajo se podrán reenganchar. Así estábamos todos, hasta que han dicho: vamos a despedir a la mayoría y vamos a quedarnos solo con estos, esperando sobrevivir y volver a abrir lo antes posible".
Pablo Gomis considera que "el gran éxito del Circo del Sol ha sido poner de moda el circo, que en los años setenta y ochenta había perdido el glamour; ha logrado que a la gente le interesara, que volviera a ser atractivo y que no pareciese algo viejo".
Igualmente, apunta que hay muchos tipos de clown, casi como de personas. En el número que realizaba con Bermejo su personaje era el de "un payaso tonto". No hablaban, pero sí que emitían sonidos, enmarcándose sus interpretaciones en el teatro gestual. Además, en este último espectáculo, Alegría, Gomis "tenía un número triste, que está muy bien, porque con la comedia el público se queda con el corazón abierto y si en un momento dado te pones triste, se enternece como un crío pequeño".
No todos los públicos son iguales, señala el clown murciano. "Notamos diferencias en cada país, en cada ciudad e, incluso, según el día o la hora en que se hace el espectáculo. La gente no se ríe lo mismo por la tarde que por la noche, o entre semana que en fin de semana. Son cosas muy curiosas que supongo que tienen que ver con que los espectadores sean más adultos o que estén más relajados porque han terminado la jornada laboral".
Precisamente, el hecho de viajar tanto es una moneda de doble cara para los profesionales del circo, ya que "con una compañía como ésta descubres el mundo, conoces sitios a los que nunca habrías ido; pero, por otro lado, no puedes ver a la familia y es muy complicado matener una relación; y todo eso hace mella también".
Por eso es que Pablo Gomis no descarta volver al Circo del Sol si le vuelven a llamar y si no ha encontrado trabajo en Murcia, donde por otra parte se encuentra "en casa". Pero trabajar en la Región es difícil, porque "el mundo del espectáculo está fastidiado en todo el mundo. En España las cosas ya estaban antes mal, por lo que ahora están peor". "La vida da muchas vueltas... ", concluye el clown murciano, que reivindica esa faceta de su profesión que es reírnos, "porque es una forma de decir que todo saldrá bien".