CARTAGENA. "En estos tiempos he pintado algunos cartones y se me terminaron los acrílicos", contaba el artista donostiarra de 95 años Antonio Oteiza, también sacerdote capuchino y misionero, cuando el coronavirus irrumpió en nuestras vidas. El devenir de circunstancias insólitas y los sentimientos que generaron han sido plasmados por el donostiarra en la serie Pasajes de luz y sombra, expuesta en el Museo Regional de Arte Moderno (Muram) de Cartagena, hasta el próximo 30 de septiembre.
"Solitaria está la calle, y mucho más en esta noche, todo es más noche", reza la leyenda que acompaña una de las 23 obras (cartones pintados con acrílicos) en las que Antonio Oteiza (San Sebastián, 1926) experimenta sobre los difíciles tiempos que ha provocado la llegada de la covid-19 y expresa las diferentes emociones que ha suscitado el confinamiento por la pandemia: desconcierto, miedo, muerte, solidaridad, esperanza, soledad, lucha... todos ellos plasmados desde el profundo humanismo que caracteriza al escultor y pintor. Y es que lo importante para este reconocido artista "es plasmar la esencia, el alma, el espíritu que trasciende y lo llena todo", afirma en el catálogo la comisaria María Isaba Senosiain, quien añade que "como todas sus obras son vitales; en este caso universales".
El hombre ante el virus y la muerte; Agobiados; A pesar de su amistad, se alejaron el uno del otro (en un gesto que no es de rechazo sino de prudencia): La calle solitaria; Hablar a los ausentes; En la noche un balcón con luces; Videoconferencia; De nuevo se abrieron las calles; Se muere en soledad; Devolvieron las cenizas; Muchas camas de enfermos; La enfermera; La mascarilla; Los científicos se pusieron a investigar; Solidaridad; Las gentes aplauden a los sanitarios; Las orejas del lobo; Todos iguales; El virus ataca al planeta; La última epidemia; Nada?; El Vaticano; y Cristo. Son los títulos de estas piezas que crean un diálogo con el espectador sobre las situaciones generadas por la pandemia, con un expresionismo que se dirige directamente al alma del que mira.
Antonio Oteiza se inició en la escultura en la década de los 50, trabajando sobre todo la madera y la piedra. Posteriormente, se dedicó también a la cerámica y a la pintura, además de ser escritor y viajero. En 1969 trabajó en la obra de la Basílica Aránzazu. Autor de numerosa obra pública y de piezas de temática variada, como religión, deporte, cultura o tradiciones, Antonio Oteiza es conocido por su expresionismo figurativo, con el que pretende llevar al espectador a otra realidad y plasmar la esencia del alma, más allá de lo concreto e inmediato.
Este creador está considerado como un artista universal y uno de los máximos exponentes de la escultura española de los siglos XX y XXI, junto a su hermano Jorge Oteiza.
La consejera de Cultura, María Isabel Campuzano, ha destacado que este artista de renombre viene a consolidar al Muram como un espacio expositivo de referencia en el ámbito artístico del sureste peninsular. La exposición se inserta en el actual proyecto del museo, que además de su colección permanente sigue una la línea expositiva que da a conocer el panorama nacional e internacional.