Jeff Daniels y Brendan Gleeson protagonizan esta miniserie sobre la mala relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el ex director del FBI, James Comey, hasta la caída en desgracia de este último
MURCIA. Quedan cuatro días para que Estados Unidos decida quién será el próximo presidente del país, si será Joe Biden o repetirá mandato Donald Trump. Televisiones, radios y prensa escrita trabajan a todo ritmo para repasar la trayectoria ambos candidatos y analizar los últimos días de la campaña electoral. La cadena Showtime, también se suma pero en un formato ficcionado, al estrenar a finales de septiembre La ley de Comey, una hagiografía sobre la trayectoria de James Comey como director del FBI. Basada en el libro escrito por el propio Comey, A Higher Loyalty. Truth, Lies, and Leadership, relata su paso como Director del FBI desde que fue nombrado por Barak Obama hasta que fue despedido por el presidente Trump.
En sus dos episodios explora su trayectoria, ampliamente criticada pero aquí en todo momento justificada, durante las investigaciones que se realizaron a pocos meses de las anteriores elecciones, cuando tuvo que manejar el escándalo alrededor de los correos electrónicos de Hillary Clinton, además de la de los contactos sospechosos entre la campaña de Donald Trump y Rusia. El punto de vista de este biopic dibuja un Comey bondadoso, apolítico, obsesionado con la integridad institucional, que debe sacrificarse si es necesario porque la agencia que dirige no se vea empañada ante la ciudadanía.
Comey se convirtió en noticia por primera vez cuando a finales de 2016 ordenó una investigación detallada de los correos electrónicos, alojados en un servidor privado, de Hillary Clinton durante su mandato como secretaria de Estado. La decisión del exdirector del FBI de informar al Congreso, y por tanto, hacer pública la investigación (algo inusual) fue un duro golpe para las aspiraciones de los demócratas a la presidencia, al empañar la credibilidad de la candidata que no logró auparse con la presidencia de los EEUU.
Tras la investigación, y pasadas las elecciones, el FBI dirigido por Comey llegó a la conclusión de que no había nada procesable en el escándalo de los emails. Sin embargo, las investigaciones tomaron otro rumbo al encontrarse indicios de interferencias de Rusia para ayudar a que Donald Trump fuera elegido presidente. Esta vez fueron los republicanos quienes recibieron una fuerte estocada, con la diferencia de que para entonces ya habían ganado las elecciones. En el segundo episodio es cuando entra en escena Donald Trump, recién elegido presidente, en su intento por manejar los hilos del FBI a través de Comey.
Jeff Daniels interpreta el papel de James Comey en un tono que dulcifica su imagen. Aunque, físicamente, actor y personaje no se asemejan, Daniels exhala esa rectitud y decencia adecuada para el tono hagiográfico de la serie. Una pose interpretativa que ya conocemos de otras actuaciones como la de Will McAvoy en The Newsroom.
En el segundo capítulo, cuando Brendan Gleeson aparece en el papel de Trump, la serie remonta el interés. Más allá del cabello tan característico y de su fisonomía rechoncha, Gleeson gesticula y vocaliza de forma calcada al mediático presidente-presentador, llevándonos, aunque no lo pretenda, al borde de la risa. Las escenas se tornan en amenazadoras cuando exhibe su característica personalidad: su alta autoestima, su desconfianza, su conocida fanfarronería y beligerancia. “Necesito lealtad, espero lealtad”, le insiste durante una cena privada un presidente Trump, cada vez más enfadado por la investigación sobre su posible vínculo con Rusia, ante un James Comey acorralado.
El elenco se completa con apariciones estelares, como Holly Hunter en el papel de la fiscal general, Michael Kelly como el siguiente director del FBI o Jonathan Banks como el director de inteligencia. La adaptación ha sido escrita por Billy Ray, guionista de la versión cinematográfica de State of play y de Los juegos del hambre.
“Trump cree que lo más grande del mundo es él mismo”, ha dicho Jeff Daniels en diversas entrevistas cuando ha sido preguntado por el candidato del partido republicano y actual presidente. La antipatía del actor por Donald Trump es notoria hasta tal punto que, tras el estreno de La ley de Comey, el actor le dedicó en Twitter una canción escrita por él mismo. “Vamos a vencer al virus. Tal vez a lo que no podamos sobrevivir es a Trump”, dice en su letra. “Al igual que esa manzana se enamoró de Isaac Newton, Trump lo hace de Vladimir Putin”, se escucha en otra estrofa. Dardos envenenados contra un presidente cretino, ególatra y vengativo que, según las encuestas, tiene muy cerca el volver a ganar las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.