La política del BCE diferirá cada vez más de la FED, que se espera que anuncie una política de reducción a finales del verano
MADRID. Se espera que la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo del 22 de julio brinde a la presidenta Christine Lagarde la oportunidad de reiterar su compromiso de continuar siendo extremadamente cautelosa y mantener una política monetaria acomodaticia, como se indica en sus numerosas intervenciones recientes. A pesar de la relajación de las condiciones financieras en mayo, gracias a la bajada de los tipos de interés a largo plazo, el resurgimiento de la pandemia supone una amenaza para las perspectivas de crecimiento de la zona del euro.
Esta reunión es importante, ya que el BCE deberá aclarar su hoja de ruta tras el anuncio de su revisión estratégica el 8 de julio. De hecho, la meta de inflación, definida en 2003 como "por debajo, pero cercana al 2%", pretende evolucionar hacia un objetivo de inflación simétrico del 2% en el medio plazo. Esto requerirá, según Christine Lagarde, "una acción de política monetaria contundente o persistente", permitiendo que la inflación esté "moderadamente" por encima de la meta para un "período de transición".
Si bien el BCE hasta ahora no ha podido cumplir con su mandato de estabilidad de precios, los próximos detalles de la política serán una prueba de su credibilidad. La adopción unánime de la revisión de políticas probablemente explica su redacción laxa, que era necesaria para salvar las diferencias dentro del Consejo de Gobierno. Al ir más allá de lo esperado en su revisión estratégica, Christine Lagarde sigue los pasos de Mario Draghi. Pero es probable que se enfrente a una oposición interna sobre las medidas que se implementarán. Por lo tanto, será interesante escuchar las opiniones de Christine Lagarde sobre cómo pretende lograr su nuevo objetivo en la práctica y, en particular, responder a tres preguntas clave:
La política del BCE diferirá cada vez más de la de la Reserva Federal de Estados Unidos, que se espera que anuncie una política de reducción a finales del verano que se implementará a principios de 2022. Pero está en total alineación de intereses con los estados miembros de la zona euro. El mantenimiento de tipos de financiación muy bajos, junto con unas perspectivas de inflación más elevadas a medio plazo si el BCE logra su objetivo, debería permitirles gestionar la sostenibilidad de su deuda e implementar las reformas estructurales necesarias para aumentar el crecimiento potencial.
La reacción de los inversores a la revisión de la política ha sido silenciosa. El consenso parece ser que los tipos se mantendrán muy bajos durante más tiempo de lo esperado.
Franck Dixmier es director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors