MURCIA. "La belleza puede ser horrenda", asegura el fotógrafo y curador de arte Fernando Vázquez Casillas, quien desde hace una década trabaja en un proyecto crítico visual bajo el nombre de Naturalezas Muertas, con el que documenta la transformación y, finalmente, la desaparición de animales muertos. Pájaros, pequeños mamíferos, reptiles, anfibios, peces e insectos muertos se han deteriorado hasta no dejar huella ante el objetivo del fotógrafo quien, cada quince días y durante tres meses, volvía a la misma hora al lugar donde había hallado el cadáver para capturar con su cámara el nuevo estado, camino de la nada, del cuerpo yaciente.
La exposición JUN. 8, 2019 / AGO. 17, 2019 -con la que el Centro Párraga de Murcia inaugura este jueves (20.30 horas) su programación- recoge uno de esos procesos, el de un mirlo que, a través de 16 imágenes y una instalación, narra al espectador el dramatismo del proceso de su descomposición, al tiempo que muestra la belleza ligada a todo lo natural.
La exposición -instalada en la Sala de Máquinas y comisariada por Isabel Durante- se ha concebido como una narración sencilla, limpia y sin interrupciones de unas imágenes que no están enmarcadas y que no van acompañadas de cartela alguna; tan sólo de una simple cifra que textifica el momento exacto en el que se realizó "la captura" de las mismas. "No es necesaria una interlocución, porque el propio discurso narrativo está en las imágenes", señala Vázquez Casillas, quien ha completado la muestra con otra imagen de gran formato en la que se ha redimensionado el cráneo del mirlo, con las mediciones propias de una fotografía forense, contrastando en tamaño con los insignificantes huesos que quedaron del animal y que también están expuestos en la muestra.
"No es un trabajo fácil", señala Vázquez Casillas, que se ha enfrentado a la muerte natural de esos seres con los que compartimos espacio y en los que no solemos reparar, pero también a otras producidas por la intervención humana, como atropellos; es el caso, por ejemplo, de un hermoso zorro que dejaron abandonado después. También atropellado fue el primer animal fallecido que fotografió para este trabajo: un camaleón que terminó camuflado en el asfalto.
"No intervengo, solo capturo ese momento", explica el autor, quien añade que durante el proceso se produce otras intervenciones externas como pueden la de otros seres vivos (carroñeros o insectos). Se trata, por lo tanto, de "imágenes objetivas pero absolutamente contaminadas por el mundo en el que nos encontramos".
Como resultado, las imágenes que ha tomado, y las que en concreto se exponen en el Párraga, no responden a una belleza canónica, ya que dan testimonio de un hecho dramático como es la muerte y la transmutación del cuerpo hasta que no queda nada. No obstante, y como consecuencia de la formación de este profesor del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, las fotografías tienen una composición pictórica.
Comenta Vázquez Casillas, además, que el espectador experimenta empatía con el pequeño animal, entre otras cosas porque la muerte es algo ineludible para todos y porque la naturaleza puede ser dura o cruel, pero no deja de ser bella y perfecta.
El fotógrafo, curador y crítico de arte ha querido mostrar esta pequeña parte del trabajo que ha realizado tomándose su tiempo y en silencio, "porque todo debe llevar un proceso de maduración". Agradece al Centro Párraga, dirigido por Sergio Porlan, que haya acogido "un trabajo que no es cómodo y que resulta complejo" y que, probablemente, en otras salas no hubiera tenido cabida.
Fernando Vázquez Casillas es doctor en Historia del Arte por la Universidad de Murcia, fotógrafo, crítico, comisario de exposiciones y profesor titular del departamento de Historia del Arte de la UMU. Entre el 2002 y 2007 ha sido miembro del equipo de producción del festival fotográfico fotoencuentros. Del 2007 al 2010 dirigió el Centro Histórico Fotográfico de la Región de Murcia, CEHIFORM. Desde el 2008 dirige el Laboratorio de investigación Fotográfica del Departamento de Historia del Arte; y desde el 2018, la revista científica Imafronte.