El guionista y director refleja la realidad con su nueva serie y mezcla tragedia y humor en su proyecto más complejo y dramático
MURCIA. La cabeza de David Sainz siempre está pensando en nuevos proyectos. En medio del desarrollo de uno ya tiene en la mente otras muchas ideas a las que quizás nunca llegue a dar salida. Así es, al menos, como le ha pasado durante el confinamiento. Dice que hasta “se le ha hecho corto” junto a Teresa Segura, su mujer y directora de producción de todo lo que hace. Mucho ha cambiado Sainz desde aquel joven con rastas que lanzara allá por 2008 la serie Malviviendo, que doce años después se ha consagrado como serie de culto. Ahora espera un hijo, y los proyectos en los que se embarca son mucho más exigentes, fruto del aprendizaje de todos estos años.
Hace dos semanas, la plataforma Playz, junto con RTVE, lanzó su nueva serie. Se trata de Grasa, la historia de Pedro: un treintañero obeso interpretado por el cómico canario (e incipiente actor) Kike Pérez, que no ha conocido otra cosa en su vida que la delincuencia. Se droga, bebe, fuma y come demasiado; y al final, su cuerpo no lo soporta más y sufre un infarto. A partir de ahí, el Grasa se verá obligado a cambiar de vida, con todo lo que ello conlleva para una persona que, al fin y al cabo, no busca nada de lo que le va ocurriendo.
David Sainz cuenta que Grasa “no es una historia de superación como las que estamos acostumbrados a ver”. La clave de esta serie cuyo episodio piloto ya cuenta con casi 300.000 reproducciones en YouTube, es que “el protagonista ni siquiera se da cuenta de su evolución”. Una evolución, por otro lado, plagada de complejidades. “Pedro se ve forzado a tener que cambiar. Las historias así suelen tener personas que le echan mucho valor para conseguir su objetivo. Pedro no tiene esa filosofía, simplemente tiene miedo a morirse. Hace las cosas intentando sobrevivir lo máximo posible, sin tenerlas todas consigo”.
Llama la atención el contraste que Sainz crea en el interior de este personaje. Se trata de un tipo muy simplón y de pocas palabras de cara afuera, pero cuya complejidad psicológica se va haciendo patente conforme se va desenvolviendo fuera de su conflictivo barrio. “Todo el mundo es complejo -cuenta el director y guionista, que ha tratado de hacer una historia lo más realista posible-. El Grasa, en una situación normal, jamás habría sido el protagonista de una serie, como mucho un villano episódico. Hemos buscado darle a su personaje la profundidad y personalidad que de verdad puede tener cualquier persona”. Además, como explica, Pedro es una víctima de sus circunstancias, al igual que el resto de los mortales. “Él no es así por su propia decisión, sino por las influencias que ha tenido a lo largo de su vida y el camino que ha estado forzado a seguir”.
El Grasa es una persona de barrio, y aunque eso haya sido precisamente lo que le lleva a la criminalidad, Sainz también ha querido resaltar “cosas que hay en los barrios y que el 'mundo civilizado' no tiene”. Concretamente, habla de “la lealtad por encima de tu propia vida y la profundidad de la amistad que se crea en este tipo de contextos”.
Además, muchas de las situaciones que se retratan en la serie beben directamente de la experiencia del propio Sainz durante su juventud. “Para escribir de cualquier cosa, primero tienes que conocerla, y todo evoluciona a una velocidad a la que tenemos que adaptarnos siendo conscientes de hasta dónde podemos llegar”, apunta. Tanto es así, que el director de la serie conoce “tanto el universo del que viene Pedro, como el que se acaba metiendo”. El Grasa sale de un barrio conflictivo y conoce a personas en cuyo interior se plantean circunstancias para él desconocidas, como el elitismo o la falsedad. Sainz cuenta que es precisamente eso lo que le ocurrió a él y a sus amigos, cuando Malviviendo pegó el pelotazo. “Es un reflejo de los primeros cócteles y estrenos a los que nos invitaban a los chavales de Malviviendo. Fiestas de esnobs, modernos, artistas de dinero, etcétera. Y nosotros éramos cuatro mataos que acababan de llegar a Malasaña y que solo veían que todo el mundo llevaba ropa más cara que ellos pero de apariencia más pobre”. “El impacto que sufre el Grasa fue muy parecido al nuestro”.
Y es precisamente ese, según Sainz, “el mejor punto de vista para ver este tipo de cosas”. “Pedro es una persona muy simple y práctica: come cuando tiene hambre y bebe cuando tiene sed. No tiene que fingir nada, acepta lo que es”. En este sentido, el director critica muchas actitudes presentes en nuestra vida cotidiana “que son auténtica ficción y pantomima en la que todos nos mostramos como personas que en realidad no somos”. El contraste entre esa realidad y la de Pedro es la seña identificativa de esta serie: “Lo interesante es poder ver todas esas mentiras desde la perspectiva del Grasa, que él vaya entendiendo el universo al que se enfrenta y nosotros lo evidente que es la mentira en la que nos movemos”.
Si por algo se caracteriza el nuevo proyecto de David Sainz, eso es por la forma en que conjuga el humor y el drama sin que por ello el espectador deje de empatizar con los personajes. “Quisimos que fuera algo muy realista, y teniendo a Kike Pérez (El Grasa) en nuestro reparto no podía desechar la idea de usar la comedia a nuestro favor”. Lo dice porque Kike Pérez es uno de los cómicos más conocidos de Canarias. Y por otro lado, explica que “justamente introducir la comedia dentro de la tragedia es lo más realista de la serie, pues -según él-, es lo que tiene la vida”.
Sainz explica que sería incapaz de dejar a un lado la comedia. “Es el género por el que se me conoce, llevo muchos años aprendiendo a moverme en él”. Sin embargo, este ha sido el proyecto donde el drama ha cobrado un mayor sentido en su carrera, y eso lo envalentona a querer introducirse en nuevos géneros: el terror es uno de ellos. “Recuerdo cuando era joven y vi las películas de Kubrik. Me di cuenta de que había algo muy guay en él: el cabrón hizo una película de cada género. Evidentemente, no soy Kubrik, pero la posibilidad de poder bailar con todos los géneros es genial”.
También resulta interesante la manera en que el personaje principal se adapta a la personalidad de Kike Pérez, y no al revés. “Él estaba acostumbrado a a hacer cosas más caricaturescas, más agresivas”. Para ser Pedro, Kike tenía que contenerse mucho. “Al final le hice ver que Pedro sería como el propio Kike si hubiera tomado tres malas decisiones en su vida”.
Tras el éxito de Malviviendo hace doce años, David Sainz creó una productora junto con varias amistades fraguadas durante el rodaje. Formada por Teresa Segura, Javi y Jorge Lería, Tomás Moreno, Antonio Velázquez, Álvaro Gil y el propio Sainz, Diffferent Entertainment es, según el director, “un rebaño de ovejas idiotas, muy creativas y entusiastas, que no tendrían ningún tipo de organización si no fuera por Teresa Segura”. Compara el trabajo de Segura en la productora como “meterse en una jaula de leones”. Ella es la mente organizadora y Sainz la cabeza creativa. “Sin ella no habríamos llegado más lejos del sexto capítulo de Malviviendo.
Pero el hecho es el que es y Diffferent Entertainment va ascendiendo, escalón tras escalón. Muestra de ello es que el estreno de Grasa prácticamente ha coincidido con el de otro proyecto, que de hecho fue grabado después de la historia de Pedro. Se trata de Parking Karaoke, también disponible en Playz: un late-night coproducido por El Terrat (madre de La Resistencia y Late Motiv) y presentado por Sainz. “Aquella idea no surgió por mi parte -cuenta el guionista- me la plantearon y al principio no me veía para nada haciéndola. Me considero guionista y director, el resto de cosas (pues también actúa, canta e incluso escribió la novela Malviviendo: la historia de Forme) son algo con lo que me divierto”. Sin embargo, ante la posibilidad de poder escoger al coguionista y codirector, así como a los colaboradores (entre los que destaca Ignatius o Ingrid García-Jonsson), Sainz decidió lanzarse. Y ha quedado bastante contento con el resultado, hasta el punto de que “es bastante factible la posibilidad de una segunda temporada”.
Desde que empezó a crear series y películas, David Sainz ha lanzado prácticamente todos sus proyectos a través de internet. Cuenta que si le hubieran preguntado en 2009, habría preferido de lejos darse a conocer por televisión, sin embargo, “las cosas han cambiado”. “La mayoría de la gente consume contenidos a través de plataformas. La televisón, a nivel de ficción, está muriéndose”. Así pues, lejos de considerar internet como una limitación para darse a conocer, afirma que es “la puerta más grande por la que se puede salir”.
Y por otro lado, la filosofía de Diffferent ha hecho que, durante todos estos años, haya habido ocasiones en las que “han rechazado hacer según qué proyectos” que quizás les hubieran hecho saltarse dos escalones de golpe, pero en los que no confiaban del todo”. “Estamos pagando el precio de nuestras decisiones, y lo bueno es que esta forma de trabajar hace que estemos en el sitio que queremos”.
Y por lo que respecta a sus referentes, Sainz afirma que lleva dos semanas respondiendo lo mismo a la prensa: “La persona que pueda decirte cuatro nombres como referentes, o mienten o son unos putos cracks”. Afirma que “lo bonito es poder tener la mente abierta, ver de todo y aprender de todo (sea bueno o malo)”.
Por último, David Sainz lanza un mensaje para todos aquellos que ahora mismo estén viviendo la situación en la que él estaba antes de Malviviendo: “Lo más probable es que hagas algo y no tenga repercusión, pero la tenga o no, lo importante es que hasta que no haces cosas, fallas y creas, no te conviertes en un profesional. Hasta que no hayas hecho algo que puedas enseñar y hasta que la gente no vea de lo que eres capaz, nadie te va a dar la posibilidad de hacer nada”.