MURCIA. Se acercan las fechas navideñas y el libro sigue siendo ese artefacto perfecto que no caduca. Las librerías se llenan de novedades, especialmente, para los más pequeños. En las próximas semanas charlaremos con creadores –escritores, bailarines, artistas- que trabajan para ensanchar la imaginación de los que empiezan a utilizarla. Gema Sirvent y Ana Pez acaban de escribir e ilustrar –respectivamente- un extraordinario libro titulado Cinematográfico (Editorial Libre Albedrío) que explica, a través de la mirada de una niña, que la magia del cine sigue intacta.
-¿Por qué habéis elegido el cine con gran tema de este libro infantil? Lo cierto es que no hay mucha literatura al respecto....
-Gema Sirvent: Precisamente esa ha sido una de las razones. A mí me apasiona el cine desde niña, pero no fue hasta que asistí, ya en la universidad, a clase de lenguaje cinematográfico con Fernando Embid, el profesor al que dedico el libro, cuando empecé a entenderlo de verdad. Ahora que tengo hijos quería compartir con ellos no solo mi pasión por el cine, también quería que empezaran a comprender y a conocer las claves de este arte. Este libro pretende ser un anzuelo para que niños y niñas se interesen por el cine y descubran que tiene un lenguaje propio. Además de ser un homenaje a películas y directores que han cambiado nuestra forma de ver el mundo y han penetrado en la cultura popular. Creo que el cine es cultura y como tal debería formar parte de la educación de nuestros hijos.
-¿Cómo has planteado la línea gráfica de este libro que es, ante todo, un homenaje de la imagen en general?
-Ana Pez: La gráfica de este libro es muy ecléctica. He tirado de distintos recursos técnicos y estilísticos para darle forma a las distintas partes que lo componen. Había tantas partes tan distintas (los capítulos en los que se habla de la historia y el origen del cine, las diferentes figuras que encontramos en sus principios, las partes más técnicas que hablan sobre cómo se hace una película, etc.) que no me parecía descabellado que el lenguaje gráfico también mutase. Había partes en la que me interesaba hacer un dibujo muy realista, como en la gran escalinata donde aparecen icónico personajes de películas, porque quería que se reconociesen al primer vistazo. En otras partes me podía permitir un trazo más juguetón y suelto, incluso jugar con siluetas, manchas y dibujos sólo a línea. Este cambio en los recursos estilísticos me ayudaba a diferenciar las partes del libro pero a la vez conviven mezclándose unos con otros. Ha salido de manera muy intuitiva, pero me gusta que sea tan variado, como variados son los estilos y lenguajes cinematográficos.
-¿La elección de una niña, Alice, como narradora de la historia es casual? ¿Querías especialmente que fuera una niña?
-Gema: Es una pequeña reivindicación de la figura de la mujer en el cine, que como en tantos otros campos queda siempre en un segundo plano o en ocasiones en ningún plano. Cuando descubrí a Alice Guy-Banché, no hace tanto, no me podía creer que no hubiera oído hablar de ella antes. Fue la primera persona en dirigir una película de ficción narrativa, poco antes de que lo hiciera Georges Méliès. Sin embargo, siempre se ha considerado a Méliès como el padre del cine narrativo. Esta extraordinaria mujer había sido relegada de los libros de historia por el simple hecho de ser mujer. Algo increíble si tenemos en cuenta todo lo que aportó al cine tal como hoy lo conocemos: creó su propio estudio, definió la profesión de productor, filmó películas sobre la diferencia de clases con actores de raza negra (no actores blancos maquillados como era habitual en la época), en sus películas las mujeres tenían papeles protagonista igual que los hombres, filmó todo tipo de géneros, logró vivir de su trabajo y fue muy reconocida en su época. Aun así desapareció de los libros de historia. Quién mejor que ella para narrar este libro en primera persona. Ella y… una leona.
-Como en todos los libros infantiles, el poder de los diálogos es total. ¿Quizás más todavía aquí donde se están comunicando ideas abstractivas y algo complejas?
-Ana: Los diálogos sirven para que los personajes se comuniquen entre ellos, pero también como vehículo de información, para incluir algún guiño en forma de frase a alguna película, e incluso, para hablar directamente al lector. La elección de incluir bocadillos, recurso extraído del mundo del cómic, suponía una decisión estilística y narrativa que me ha ayudado a vertebrar toda la estructura del libro. A través de un bocadillo, además, hay un factor psicológico en el que parece que el mensaje es más directo.
-Reflejas en el libro uno de los momentos cumbre de la historia del cine: La salida de los obreros de la fábrica Lumiére... ¿Cómo crees que será recibido este episodio a ojos de un niño de hoy?
-Gema: A los niños les hace mucha gracia ver estas piezas, las ven con sentido del humor. Es importante ponerles en el contexto, hacerles una pequeña composición de situación para que entienda la revolución que supuso en la época poder ver en una pantalla imágenes en movimiento, lo mágico que resultaría para un niño que jamás había visto nada igual. Hemos intentado darle a todo el libro un tono divertido y ameno, con guiños anacrónicos de manera que no se pierdan y conecten con lo que estamos contando desde sus propias referencias. El libro está repleto de referencias a películas bien conocidas por todos.
-Háblame de los colores que has utilizado, de las diferentes texturas de las ilustraciones y de la narrativa fundamental del libro.
-Ana: Escogí una gama de color algo distinta de la que suelo utilizar aunque, al final, no tan diferente. Boceté directamente el libro en digital y en color, así que usé el color desde el principio para ayudarme a componer el libro y las distintas partes que lo forman. Los personajes de Alice y la mascota nos cuentan la historia del cine, pero a la vez viven su pequeña historia. No deja de ser un libro, y he intentado no perder de vista esta perspectiva. Cinematográfico se inicia con dos personajes y se cierra con esos dos mismos personajes, pero transformados, embaucados por la magia de cine, forjando una nueva amistad.
-Hablas de la primera directora de cine de la historia: Alice Guy-Blanché. ¿Quién fue?
-Gema: Lo cierto es que Alice Guy-Blanché se merece un libro solo para ella. Fue la primera persona en rodar una película narrativa, la primera cineasta de la historia. Pero además fue una talentosa empresaria, no solo fue artista, también supo ingeniárselas para vivir de su trabajo. Creó su propio estudio cinematográfico, Solax Company, y aun así sigue siendo una desconocida para la mayoría.
-La parte de los clásicos en los que a cada película corresponde un perfil de espectador es muy interesante porque juegas con los clichés pero sin abusar de ellos.
-Ana: No he pretendido jugar con ningún cliché de espectador. De hecho, en ocasiones los espectadores de esa cola de cine son personajes inspirados en películas y, otras veces, simplemente me he dejado llevar al dibujar. Una de las cosas que he intentado a lo largo de todo el proceso de este libro, que ha sido muy largo porque he hecho tanto el diseño como las ilustraciones, ha sido disfrutar haciéndolo. Y la verdad es que lo he conseguido.
-Y, por supuesto, de Meliès y del deseo del espectador: o de Eisenstein ¿cómo has trasladado estas complejas ideas y cinematografías a niños?
-Gema: Desde hace años imparto talleres de cine para niños en los que les explico cómo surge el lenguaje cinematográfico y lo importante que han sido estos directores en su evolución. Los niños se nutren del lenguaje visual desde que nacen, porque tenemos la mala costumbre de plantarlos delante de una pantalla desde muy pequeños, no les resulta tan extraño como pudiera parecer en un primer momento. Sorprende ver lo fácilmente que entienden estos conceptos, a veces incluso más rápido que un adulto porque están más abiertos a comprender el mundo y no tienen ideas preconcebidas. Están entrenados para aprender y esto es una cosa nueva que investigar, y encima divertida, porque les estás hablando de películas, de historias que ya conocen y otras por descubrir. Simplemente le estás contando el origen y poniendo nombre a cosas que en realidad conocen bien.
-Hablemos de la parte metafílmica del libro, con la explicación de los ángulos, los planos y demás es muy creativa: ¿cómo le diste forma?
-Ana: Me encantan las matrioshkas, las historias dentro de las historias, el metacine. Me gustaba que dentro del libro, que cuenta la historia del cine, hubiese pequeñas subhistorias protagonizadas por sus personajes. Creo que es más divertido para el lector, más divertido y coherente para mí como creadora, y hace que el libro tenga un propio universo enriquecido. También he intentado que ningún elemento esté ahí de forma gratuita, sino que tenga una función. Si tengo que hablar sobre el tipo de planos, puedo utilizar un storyboard para hacerlo, y así de paso muestro lo que es un storyboard. Si necesito usar unos personajes para contar el tipo de planos que existen en este storyboard, ¿qué mejor que usar personajes que ya están apareciendo en el resto de páginas?
-Una de las partes más interesantes del libro es la del lenguaje cinematográfico. ¿A los niños de qué edad, aproximadamente, puede interesarles esta parte del libro tan técnica?
-GEMA: Ana y yo hemos intentado que esta parte sea lo más accesible y lúdica posible, esperamos que interese a muchos niños. Está claro que interesará más a quienes tengan inquietudes artísticas, a los que ya adoran el cine, o quienes quieran contar historias por medio de imágenes en el soporte visual que sea, incluido redes sociales. No sabría decirte una edad concreta, creo que dependerá de cada niño y de sus inquietudes particulares.
-¿Qué relación tienes con el cine y qué ha supuesto en tu formación profesional?
-Ana: El cine, como los libros y los cómics, me ha enseñado lo importante que es el cómo se cuenta una historia. La ficción tiene un gran poder y es maravilloso saber usarlo. Nos permite vivir experiencias y emociones antes de vivirlas en la vida real, o recordarlas cuando ya las hemos vivido. Algunas puede que nunca las vivamos. Nos ayuda a reír y llorar cuando a veces en la vida no encontramos cómo. Desarrolla nuestra imaginación y esto nos puede hacer más empáticos y humanos. Y nos ayuda sentirnos menos solos.
-Finalmente, en una época en la que nuestros niños viven, fundamentalmente, instalados en Youtube y los videojuegos, este es el libro subversivo. ¿Qué crees que puede suponer que los niños crezcan viendo cine? ¿Cuál es, en definitiva, su poder salvador?
-Gema: Me encanta la palabra subversivo, el arte debe serlo. Y el cine como la literatura es un reflejo de la sociedad en que vivimos, está en continua evolución de forma y contenido, pero en todas las épocas hemos necesitado de la ficción, contar historias está en nuestra naturaleza, y como adultos tenemos la responsabilidad de poner al alcance de las generaciones que nos siguen la mejor ficción. El cine tiene el poder de contar historias desde la experiencia vital, te transporta a través de la mirada de un personaje a un escenario y un contexto que durante el tiempo que dura la película para el espectador es real, lo vivimos en primera persona y cuando vives a través de los ojos de otro algo cambia, empatizamos, entendemos y descubrimos cosas que de otra forma sería imposible vivir. Eso es muy potente. Todavía hay muchas historias que contar y espero que este libro caiga en manos de futuros narradores de historias extraordinarias y necesarias… y alguna subversiva, espero. Eso me encantaría. Que de repente descubrieran que viendo cine la mirada se puede educar para ver más allá de lo que a simple vista parece, que se despierta el espíritu crítico y el gusto por crear, por entender; y que así se podrán formar una opinión que les permita distinguir entre la ficción de calidad y la vacía. Creo que esto puede marcar la diferencia en su forma de relacionarse con el mundo. Quizá es un deseo muy ambicioso para un libro que en principio pretende simplemente plantar la semilla del amor por el cine, pero, bueno, ya sabes lo que dicen: “en el cine todo es posible”.