El experto advierte del inicio de un nuevo ciclo económico, lo que obliga más que nunca a discriminar entre el corto y el largo plazo
VALÈNCIA. Estamos viviendo uno de los movimientos económicos más vertiginosos del último siglo, y es momento de reflexionar sobre el plazo e intensidad que tendrá la posible recurrencia de este u otros hechos similares, cómo afectará en los hábitos y costumbres de los consumidores y estamentos públicos, así como sobre las derivadas que tendrán las excepcionales medidas adoptadas por bancos centrales y gobiernos para apoyar la reactivación económica y los mercados financieros.
Nos encontramos en el inicio de un nuevo ciclo económico por lo que hoy es más importante que nunca discriminar entre el corto y el largo plazo. Quien se centre en un corto plazo en el que las correlaciones se mantendrán elevadas ante las intervenciones de los bancos centrales, debe discriminar si quiere asumir o no riesgo sistémico y en qué cantidad, recomendándole para ello que utilice los activos más líquidos a los que tenga acceso. Para quien considere que se debe centrar en construir una cartera a largo plazo, capaz de convivir con momentos de elevada volatilidad como el actual y que podrá ir rotando ligeramente a medida que nos movamos por la curva del ciclo económico, lanzamos recomendaciones y sesgos para la construcción de esta.
El corto plazo no debe eclipsar nuestro perfil de riesgo o visión de mercado a largo plazo. Mientras no se despejen las incertidumbres generadas por el virus y sus consecuencias en la economía, vamos a vivir momentos de gran volatilidad. Se debe asumir un riesgo que podamos mantener en cartera sin que nos echen movimientos del mercado. Más vale un riesgo menor con amplio margen de confortabilidad que mayor riesgo con escaso margen, ya que no se puede olvidar el concepto de volatilidad lo que representa.
Aunque la liquidez tenga un coste directo sigue siendo el verdadero refugio. Las elevadas inyecciones de liquidez durante el pasado ciclo económico fueron empleadas en gran medida para apalancamiento en los mercados y recompra de acciones por parte de las compañías, lo que alimenta la crisis de liquidez en mercados bajistas.
Toda esperanza de rentabilidad positiva tiene riesgo, por lo que se debe mantener liquidez que permita no tener que vender activos especialmente castigados por el desapalancamiento o simplemente, para aprovechar los desajustes entre valor y precio que produce su escasez. La liquidez no significa falta de ideas sino una clase de activo poco rentable pero muy valioso en momentos de alta volatilidad.
La iliquidez de los subyacentes o de los vehículos que los empaquetan debe ser compensada con una mayor esperanza de rentabilidad. Los bajos tipos de interés y la continua inyección de liquidez por parte de los bancos centrales durante el pasado ciclo económico han provocado una excesiva inversión en este tipo de productos, de los cuales somos firmes defensores cuando responden a una alta exigencia de calidad, adecuada esperanza de rentabilidad, cash flow recurrente y plazo finito.
Un excesivo porcentaje en estos activos puede provocar la venta indiscriminada de otros más líquidos sin posibilidad para reflexionar sobre si su valor es realmente el precio percibido o no. No olvidemos que los parámetros básicos de la gestión de carteras son rentabilidad, riesgo y… liquidez.
Hay que tener claro el riesgo que somos capaces de asumir y la rentabilidad negativa que estamos dispuestos a soportar. La gestión de carteras va mucho más allá que acertar con el momento de mercado. Es deseable mantener una gestión estable troncal complementada con movimientos tácticos en la exposición al riesgo, selección de subyacentes, localización geográfica o sectorial y sin perder el horizonte temporal de largo plazo. Una cartera troncal estable en un porcentaje elevado que permita realizar diversos movimientos tácticos a lo largo del ciclo con el porcentaje restante.
Cuando el mercado se estabilice, podremos ver cierta descorrelación entre los diferentes activos. Hay que aprovecharla para reducir el riesgo de las carteras con esta herramienta sin caer en el error de confundir descorrelación con correlación negativa. Debemos buscar activos que se compensen de manera que ayuden a la cartera a disminuir la direccionalidad y/o intensidad de los mercados.
No es necesario hacer tirabuzones para construir una cartera ahora mismo. Buscamos que sea básica y ágil. Ya habrá tiempo y momentos de encriptar las carteras. Debemos dotarlas de tal flexibilidad que con pocos y simples movimientos podamos cambiar los sesgos.
José Manuel Villamor es director de Weatlh Management de A&G Banca Privada
Se trata de una decisión crítica para los planes de inversión a largo plazo, que afecta tanto a la renta variable como a la renta fija
El analista ofrece su visión sobre las reuniones del pasado mes de enero del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)