El economista espera un shock mayor este primer trimestre, pero una recuperación en forma de 'V' en los mercados emergentes para el segundo trimestre
MADRID. Prevemos que el número de casos globales de personas afectadas por el Covid-19 alcance máximo la primera quincena de marzo. Así que el impacto económico puede sentirse este primer trimestre, seguido de fuerte recuperación el segundo. El impacto total para el crecimiento mundial puede ser 0,15% del PIB en 2020. De hecho el impulso económico mundial se estaba fortaleciendo en el momento del brote y debe reanudarse naturalmente tras un shock transitorio. Así, antes del brote, los inventarios mundiales habían caído a mínimos de siete años y estábamos en un cuarto mes de fuerte repunte de nuevos pedidos, indicador avanzado de la actividad industrial mundial. Además 63% de los bancos centrales de mercados emergentes han reducido tipos de interés, la mayor proporción desde la crisis financiera mundial.
De manera que seguimos esperando que se siga ampliando al diferencia de crecimiento favorable a mercados emergentes en relación con los desarrollados. Los principales riesgos son que el contagio dure más tiempo y/o que el virus se vuelva más virulento. Hay que tener en cuenta que una pandemia puede afectar a las economías a través de la mortalidad; la enfermedad, hospitalización y absentismo y el cambio de comportamiento respecto a desde/hacia regiones infectadas y/o menor consumo en restaurantes, turismo, entretenimiento, transporte masivo y compras fuera de casa. En 2003, el SRAS causó una caída de 1,5% del PIB real de China entre el primer y segundo trimestre y de 2,3% en ventas minoristas nominales, seguido de un repunte muy sustancial de 1,2 % del PIB y 2,8% de las ventas minoristas.
En esta ocasión, siendo una tragedia, es probable que la mortalidad tenga un impacto económico muy limitado. En China los servicios más afectados suponen 18% de su PIB (transporte 4,5%; comercio mayorista y minorista 10%; alojamiento 2%; entretenimiento, cultura y deporte 1%). En este sentido es probable que el choque sea más pronunciado dados los esfuerzos por evitar el contagio, más rápidos y mayores, frenando la habitual avalancha de turismo y servicios del Nuevo Año Lunar. Así que China puede sufrir la primera contracción trimestral desde 1976.
Ahora bien, China ya inyectado un billón de yuanes en el sistema bancario y sigue teniendo margen de maniobra. Una reducción de 2% en los requisitos de reserva bancario, por ejemplo, supondría una inyección de liquidez equivalente a 460.000 millones de dólares, 3% de su PIB. Además, tras recortes en los tipos de interés de los créditos, es previsible que actúe fiscalmente. Ahora, bien, su déficit fiscal está en 5% del PIB y sus autoridades son reacias a incrementarlo, así que son más probables beneficios fiscales para determinadas empresas durante un periodo limitado. Incluso los gobiernos locales en Suzhou, Ningbo, Shenzhen, Shanghái han anunciado exención de alquiler de oficinas unos meses; pospuesto la presentación de impuestos y subvencionado el pago de intereses de nuevos préstamos.
Con todo ellos nuestra previsión de crecimiento del PIB el primer trimestre China es 1,9%, pero esperamos fuerte repunte el segundo con un impacto negativo anual de 0,3% (crecimiento del PIB de 5,6% en todo 2020 frente a 5,9% anterior). Por otra parte el impacto en emergentes se producirá principalmente por turismo, siendo previsiblemente mayor que en 2003, dada la velocidad con la que los gobiernos de Asia restringen viajes hacia y desde China. Además el cierre de empresas interrumpirá la cadena de suministro mundial.
En ese sentido China, que representa el 16% de la economía mundial, se encuentra en el centro de la fabricación asiática y los sectores locales de Wuhan en mayor riesgo son automóvil y tecnologías de la información. Fuera de China la mayor preocupación es sobre todo Vietnam, Singapur, Taiwán y Tailandia, si bien Indonesia y especialmente India parecen menos vulnerables, pues son economías más cerradas. El impacto en el resto de emergentes puede limitarse a grandes participantes en la cadena de valor global (Hungría) o a grandes socios comerciales de China (Rusia).
El caso es que es probable que el shock económico aumente la presión para una política monetaria más acomodaticia en la región, si bien la mayoría de bancos centrales necesitará tiempo para evaluar si el impacto es transitorio, excepto Tailandia y Filipinas, cuyos bancos centrales ya han actuado y probablemente vuelvan a reducir sus tipos de interés este año. Por su parte, los bancos centrales de Brasil y Rusia también han reducido tipos y la Autoridad Monetaria de Singapur indicado que tiene 'suficiente espacio' para ampliar la banda de tipo de cambio efectivo del dólar local. De manera que, aunque tendremos un shock más fuerte este primer trimestre, somos positivos respecto al rebote. De hecho consideramos una recuperación en forma de 'V' en los mercados emergentes.
Patrick Zweifel es economista jefe de Pictet AM