El papel que le ha tocado a Felipe VI es delicado. Es el Jefe del Estado e hijo de Juan Carlos. Así que lo de matar al padre se está convirtiendo en una opción estratégica si quiere durar en el cargo. Cualquier cosa que hagan ambos debe ser explicada y mucho. Y no valen los matices
MURCIA. Caída en picado de Juan Carlos. Ya casi resulta difícil reconocer su papel en la Transición, con todo lo que supuso para el país salir de una dictadura y asentar un régimen democrático. Sin entrar en calificaciones de su deriva de estos últimos años, ha puesto en una posición muy difícil a su hijo y lo que es peor al país. Ahora algunos respiran con la regularización de las tarjetas opacas de gastos para sus nietos y otras actividades lúdicas. Sin embargo hay que recordar que todavía está incurso en otros tres asuntos en investigación en la Fiscalía. Todavía no se ha sustanciando ninguna imputación jurídica. Ni ética ni estética. La regularización es una confesión de parte que moralmente no se sostiene. Y además podría estar pensando en una vuelta a España que aún violentaría algo más a Felipe VI, por no decir el argumento que daría a Unidas Podemos y compañeros mártires que están por el cambio de régimen. Este regreso vuelve a ser inoportuno. Que no tiene en estos momentos causa jurídica que se lo impida, de acuerdo, pero es que de tanto forzar la máquina no se puede tensar más la situación.
Presión a Felipe VI. El actual monarca vive tiempos poco propicios y debe mantener el equilibrio de puertas afuera pero también dentro de Palacio y con su familia. Cuando resuelven una cuestión puntual, llámese salida de España del emérito, su posible regreso, investigaciones en la Fiscalía del Supremo, o diatribas que ponen en solfa la monarquía como régimen democrático, no tienen tiempo ni de respirar. Paraísos fiscales, gastos de tarjetas opacas con una donación de un amigo, gastos en bagatelas para sus nietos, supuesto cobro de comisiones por la gestión de obras de destacadas empresas españolas y la hemeroteca que no la resiste nadie. La Jefatura del Estado está sumida en los errores propios de comunicación y transparencia. Da la sensación de que no aciertan con lo qué contar y como contarlo. Y luego está el 'ruido de sables' intencionado de las famosas cartas y chats de militares retirados con la idea de presionar al monarca. Felipe VI mira de reojo a todos y necesita tener el aplomo suficiente para capear el temporal que arrecia. Cuenta con las ayudas justas y corre el riesgo que cualquier gesto de obra o omisión se malinterprete. Desde luego políticamente se está utilizando lo que hace o lo que no hace. La derecha se erige como su única defensora, el Gobierno, Pedro Sánchez en concreto, mantiene la defensa del régimen pero deja en su responsabilidad explicar y tomar medias sobre su padre y la otra pata del ejecutivo, Pablo Iglesias y compañía, no da puntada sin hilo y tiene su objetivo claro: república, aunque ahora no haya consenso parlamentario.
PSOE: Pedro Sánchez entre palacios. Y no solo los de Zarzuela, ahora también los de Marruecos, ese vecino estratégico que nos genera más de un problema. Mientras la polémica se vuelve a instalar con el traslado de inmigrantes de Canarias a toda España cuando el ministro del Interior, Fernando Marlaska ejecutaba y decía al mismo tiempo que era ilegal. Al mismo tiempo y en una carrera de fondo se sigue con la presión sobre la Comunidad de Madrid para un adelanto electoral en el 2021. Recuerdan que el PSOE ganó las elecciones. Para ellos es la joya de la corona. Su sueño es alcanzar la gestión en Moncloa y en la Casa de Correos. Ocurre que el supuesto candidato, Ángel Gabilondo, no está por la labor en plena pandemia. En cuanto a Cataluña, el PSOE piensa en ser decisivo para pactar con ERC si no dan los números con Junts. De ahí la cercanía presupuestaria con los independentistas catalanes y también con el asunto de los futuribles indultos a los condenados por el procés. La cuestión es saber si habría pacto de gobierno o apoyo externo porque muchos socialistas creen que no sería asumible compartir ejecutivo con ERC.
PP: Pablo Casado reclama su posición. Sigue respirando por centrar su misión. Pedro Sánchez no habla con él, no quiere hacerlo, no le saluda en actos públicos. Esta pose estratégica le arrincona. Mientras Mariano Rajoy se convierte en compañero de Villarejo en la comisión del caso Kitchen. Y menos mal que el PSOE no quiere que comparezca Casado. El no tenía responsabilidades cuando se produjeron los hechos. Y en cuanto a la situación interna el líder popular y su equipo se afanan por desactivar a los barones del partido. Su silencio no se sabe si es que porque están a la espera de otros tiempos o porque verdaderamente están en la unidad de acción en todo el país para crecer desde de la oposición. Pero cada vez que alguno habla, en especial Alberto Núñez Feijóo, con cuestiones nacionales se detecta cierta zozobra. Feijóo insiste en que siempre está dispuesto para ayudar en todo lo que le pida Casado. Y sigue la negociación para la renovación del CGPJ, aunque a veces parece que no hay acuerdo sí se está convirtiendo en un problema como ponerlo sobre escrito si finalmente se llega a ese pacto.
Vox: Santiago Abascal no decae desde la trastienda. Su portavoz Iván Espinosa de los Monteros ha estado activo mediáticamente en los últimos días. Siempre marcando distancias con el PP, asegura que Vox estará presente en la comisión de investigación del caso Kitchen, para que pronto el PP aclare todas sus responsabilidades, incluidas las de Mariano Rajoy y Pablo Casado. O sea haciendo amigos o acotando el territorio para romper la estrategia popular de liderar la derecha. Abascal sigue desaparecido. ¡Vaya forma de dirigir desde la ausencia!
Unidas Podemos: Pablo Iglesias y su cohorte de fieles circunstanciales. Se encuentra cómodo con su papel de vigilante y gestor de pactos. Se deja querer para un futuro Gobierno en Cataluña con ERC. Se siente orgulloso de haber conseguido que Bildu apoye presupuestos y demás asuntos parlamentarios y minimiza los homenajes a etarras excarcelados. Es tanta la necesidad de afianzarse en el ejecutivo que por momentos da la sensación de que es el bastión. Aprovechando los tiempos convulsos en Zarzuela insiste en el debate monarquía/república aunque incomode a Pedro Sánchez. La verdad es que está demostrando que tiene aguante/resiliencia o por lo menos así lo transmite. Ya veremos en el futuro cuando haya cercanía y urgencia electoral.
Ciudadanos: Inés Arrimadas desesperada. Ya nada le vale. Y es que cada paso que da se le vuelve en contra. La cercanía de la campaña catalana, su paso en falso con el acercamiento a Sánchez para negociar presupuestos les ha dejado casi sin argumentos a futuro no solo en el corto y medio plazo. Las maniobras populares, de momento de manera discreta, pronostican una absorción de la formación de Arrimadas. Sin embargo ella dará la batalla, no le queda otra.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno: "La monarquía no está en peligro. Así de rotundo lo digo. Felipe VI es un Jefe de Estado contemporáneo que entiende la diversidad y pluralidad de nuestro país". ¡A lo mejor es peor decirlo así porque ofrece más dudas sobre su defensa del Jefe del Estado. No debería desde su posición institucional interpretar y analizar decisiones o actitudes del rey!
Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno: "Somos dos partido diferentes en el Gobierno y los tiras y aflojas son la garantía de que se cumple el acuerdo". ¡Y la garantía de él y de los conmilitones de su formación para mantenerse en el poder. Son necesarios para Sánchez hasta que le interese. Luego el pegamento se puede reblandecer!
Pablo Casado, presidente del PP: "Si mañana Pedro Sánchez retira su reforma, negocia con nosotros, sin Podemos, y acepta despolitizar la Justicia, al día siguiente hay acuerdo para la renovación del CGPJ". ¡Casi parece más un desiderátum que una realidad. O es comedia, o trampantojo porque la negociación parece que sigue adelante!
Salvador Illa, ministro de Sanidad: "No podemos poner un policía en cada casa". ¡Lo de los 'allegados' le ha metido en un lío considerable. Al final deberá imperar el sentido común con la afinidad y cercanía de nuestros conocimientos y 'allegados'!
José Luis Ábalos, ministro de Transportes y secretario de organización del PSOE: "Apoyaremos todo espacio de diálogo político que permita normalizar la situación en Cataluña". ¡Así se tranquiliza o no a ERC después de su apoyo presupuestario. Veremos que deparan las urnas!
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia: "Sánchez no quiere armonizar, solo pretende subir impuestos". ¡Por momento parece el líder de la oposición con sus críticas al ejecutivo y por las medidas que aplica en su Comunidad. Casi como Isabel Díaz Ayuso, aunque las comparaciones sean odiosas!
Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox: "Cayetana Álvarez de Toledo no está en el partido adecuado. Es una persona valiente y luchadora que está en un partido en el que las ideas no son la prioridad". ¡Haciendo amigos. Aunque el PP ya ha descontado el efecto de Álvarez de Toledo, están en otro perfil más centrado o eso dicen!
Angela Merkel, canciller alemana: "Lo siento desde el fondo de mi corazón. Un precio diario de 590 muertos no es aceptable. Si son las últimas navidades con nuestros abuelos, algo habremos hecho mal". ¡Mucho sentimiento en su retirada de la vida política, pero la todopoderosa Alemania también sucumbe al virus. Aunque siempre reconforta ver a un líder político cercano a los ciudadanos. A veces parece que están muy alejados tomando medidas y decisiones inexplicables!