MURCIA. "Si tengo alguna religión es la del respeto", aseguraba este viernes el artista yeclano Lidó Rico en la inauguración de su exposición Tu vuelo, mis alas en la Sala Verónicas de Murcia. Desprovisto, dice, de la soberbia que es el contrapunto de ese respeto que profesa, no ha querido ir contra el espacio de la iglesia desacralizada -que representa un reto para cualquier artista-, sino que ha concebido sus paredes como "las páginas de un libro que el espectador puede ir abriendo y leyendo, como en una especie de encuadernación". Dentro se encontrarán con un universo plagado de metáforas, símbolos y reflexiones.
Se trata de una exposición ecléctica con nueve instalaciones, explica Lidó Rico, donde a pesar de la diversidad, tanto temática como de materiales -resina, dibujo sobre madera, alumino y material luminiscente-, hay un nexo común, que es esa función que tiene el arte contemporáneo de hacer pensar; en este caso sobre las preocupaciones y obsesiones del propio artista respecto al papel del hombre en la sociedad actual.
Uno de los principales desafíos que tienen los creadores que exponen en Verónica es cómo resolver el gran espacio del altar. Lidó Rico no lo ha tenido porque ha construido un retablo con 91 piezas, una serie que empezó hace más de un año y que son como ventanas a las que se asoman sujetos que sufren la soledad y la incomprensión. Una premonición del artista que se hizo realidad durante el confinamiento que se inició en marzo, durante el cual siguió trabajando en este proyecto, que concibió como un edificio y que pintó con sus propias huellas dactilares. "El arte habla cuando no hay mentira", asegura.
Reflejando la angustia de aquellos días, decenas de ángeles de resinas inundan otra de las paredes de Verónica que, en principio, iban a ser parte de una obra más 'suave'. Pero ya lo dice Lidó Rico, "yo me conozco y lo tranquilo no entra en mi dinámica". Incorporó a cada pieza de este particular barco visiones sesgadas del mar, que son "como pequeñas joyas que duelen". Porque el hombre, razona, puede ver fragmentos pero nunca el mar en su totalidad. Además, están muy presentes las cruces -"la mayor y más sublime de las abstracciones"- para representar como "el hombre se alimenta de símbolos y se descuida a sí mismo".
También se puede ver en Verónicas una pieza de Lidó Rico que representa la desesperación del hombre por no poder llegar, rodeado como está de caballos con una pata truncada; mientras que en otra ha recuperado unas obras que realizó con 12 años y que "compraron mis padres", en la que el niño que fue ya pensaba en gigantes
A través del crucero de la Iglesia, donde se sitúa un gran autorretrato del creador yeclano, se llega a la zona enrejada de la Sala Verónicas en la que centenares de elementos cargados de simbología conforman una circunferencia que se ilumina intermitentemente; cuando la sala está apagada la gran esfera se tiñe de un verde psicodélico y misterioso.
La última palabra para interpretar "este leguaje del alma" del artista la tiene quien observa estas piezas, ya que Lidó Rico dice concebir "el arte como un espejo; el espectador cierra el círculo de la obra. Lo necesito tanto como a la misma obra".
Entre los primeros espectadores de la muetra se encontraron la consejera de Cultura, Esperanza Moreno, y el director del ICA, Juan Antonio Lorca. "Lidó Rico dialoga con la monumental Sala Verónicas. Parece que se entendieran a la perfección dos poderosos titanes que se fundamentan en la grandeza y lo sublime. Tu vuelo, mis alas demuestra la coherencia de un cuerpo de trabajo consolidado a lo largo de sus treinta años de trayectoria y a la vez plantea un reto nuevo, más ambicioso si cabe, y del que ha salido victorioso", manifestó sobre la muestra Esperanza Moreno.
Tu vuelo, mis alas se podrá visitar hasta el 18 de abril, de martes a sábado en horario de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas, así como los domingos sólo en horario de mañana.