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opinión

¿Economía de guerra o crisis de demanda?

El experto considera que la crisis a la que nos enfrentamos hoy es fundamentalmente de demanda porque la población está confinada en sus casas

16/04/2020 - 

MADRID. Probablemente usted, lector, haya leído y escuchado muchas veces en las últimas semanas el término 'economía de guerra en Europa' seguido de las cifras estimadas de destrucción de empleo, caídas de PIB y planes de gasto público que aumentarán el déficit, ya de por sí excesivo, de muchos de los países de nuestro entorno. La mala noticia es que dichas estimaciones guardarán seguramente un gran parecido con la realidad. La salud económica de los países europeos va a resentirse en los próximos trimestres pero lo cierto es que el citado término es muy poco apropiado para describir la situación a la que nos enfrentamos.

Las guerras que asolaron Europa en el siglo XX -más allá de la indudable tragedia humana que acarrearon- supusieron lustros de retroceso en lo social y económico y la destrucción de gran parte de la riqueza de los países intervinientes originada por la destrucción de sus infraestructuras, la paralización de los sistemas productivos o el desvío de la fuerza productiva y la mano de obra hacia intereses bélicos. Además, la duración de estos conflictos se prolongó años.

La crisis a la que nos enfrentamos hoy es, fundamentalmente, una crisis de demanda: la población está confinada en sus casas. Como consecuencia el consumo está deprimido pero la estructura productiva está intacta y el plazo de vuelta a una normalidad relativa que barajan las autoridades se mide en meses y no en años.

Recesión económica

Las principales economías del mundo sufriremos probablemente dos trimestres de recesión económica profunda pero, en el último trimestre de 2020, salvo imprevistos, estaremos avanzando hacia la vuelta a la normalidad. En Europa, sufriremos una brusca caída del PIB concentrada en el primer semestre de 2020, y probablemente cerremos 2021 con un PIB real aún por debajo de niveles de 2019.

El caso español tiene dos hechos diferenciales. El primero, positivo, es que antes de la crisis crecíamos por encima de la media de la eurozona y el segundo, negativo, es que el PIB español es fuertemente dependiente de sectores como el turismo y otros servicios que serán los más afectados por la pandemia.

Los gobiernos y bancos centrales son -y serán sin duda- colaboradores necesarios para hacer posible una rápida vuelta a la normalidad. Pero no nos engañemos: la red de seguridad que estas autoridades han extendido en torno a empresas y ciudadanos no nos va a salir gratis, está tejida con dinero de los contribuyentes presentes y futuros, y la iremos pagando a plazos en los próximos años.

Eustaquio Arrimadas es director Comercial y de Marketing de Santalucía AM

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