MURCIA. Hay elefantes que son muy difíciles de disimular, pese a que se intenten pasar sobre ellos páginas y páginas de forzosa normalidad, sonrisas ásperas y muecas de acero de cara a la galería: el elefante es voluminoso, tiene largos colmillos y un peligro inherente a su propia naturaleza. El elefante, además, no sale por la puerta con facilidad. Hay que procurarle una salida. Hay que poner en marcha obras, desmontar la puerta, jubilar algún marco antiguo, tirar abajo la pared. Abrir las ventanas, porque el elefante ha dejado la habitación perdida. Limpiar a conciencia. Y luego, con el elefante camino de una vida ultraterrena en el cementerio de elefantes que en realidad no lo son, sino que son imágenes para representar ideas, esforzarse por conseguir que la gente entienda que no es deseable un elefante en una habitación, que hay mejores opciones, que hay que hablar de quién trajo el elefante y qué consecuencias tuvo. Aquí en España en cambio el elefante sigue en la habitación, pero le hemos tirado una sábana por encima, lo que pasa es que el elefante no pasa desapercibido con facilidad, y además acaba oliendo mal. De vez en cuando, barrita de forma estridente, y cuanto más se mueve, más pone en peligro a los demás. El elefante en la habitación española no está muy por la labor de convivir, no da margen, es solo él y ya está, pero al mismo tiempo niega su ser elefántico. Para muchos, es un asunto incómodo de manejar, así que miran hacia otro lado, y como mucho, de vez en cuando se tapan la nariz. Otros, los pisoteados por el elefante en el pasado, o los que corren el riesgo de ser pisoteados en cualquier momento, exigen que de una vez por todas se le saque de la sala, antes de que se vuelva irrespirable. Mientras tanto, el elefante, tapado con una sábana, sigue ocupando un espacio que no le corresponde.
Diseño y franquismo. Dificultades y paradojas de la modernización en España, ha optado por emplear una y antes de franquismo, en lugar de, tal y como se señala, un bajo [el franquismo], o un frente [al franquismo]. Publicada por Experimenta Libros, esta obra contiene artículos y ensayos inéditos en torno al diseño en la dictadura, seleccionados entre los más interesantes de aquellos que fueron presentados en los simposios de la Fundació Història del Disseny. De la labor de reunir estos artículos, de estructurarlos en forma de libro, de elaborar una introducción y un estado de la cuestión, se ha encargado el historiador Oriol Pibernat. Cuatro son los grandes capítulos del volumen: Paisajes de exilio y postguerra, Los 50: diseño e indicios de modernidad, Profesión y desarrollo: profesionalización e institucionalización del diseño, y Vientos de cambio: humor ocio y “erótica del diseño”. En ellos encontramos temas como la artesanía bajo el régimen de Franco, el diseño y la modernidad en la ilustración humorística, o la Gauche Divine. Isabel Campi, presidenta de la FHD, da al comienzo de la obra una contundente explicación de la necesidad de tirar a lavar las sábanas: “En estos últimos tiempos, ya bien entrado el siglo XXI, las jóvenes generaciones se preguntan sobre el inquietante silencio que sus predecesores, testimonios directos de la Guerra Civil y el franquismo, proyectan sobre la sociedad contemporánea española. Esto ha dado lugar a una desmemoria colectiva que no se observa en otras latitudes que vivieron bajo regímenes totalitarios y fascistas. Y esta circunstancia no atañe solamente a la política, sino también a la cultura. Por suerte, gracias a la relativa disponibilidad de las fuentes escritas y orales, los historiadores se afanan sin prisa, pero sin pausa, a desenterrar minuciosamente las manifestaciones culturales que tuvieron lugar en España durante los años del franquismo e inevitablemente al diseño le ha llegado su turno”. Explica Pibernat que cuando habla de diseño hace referencia a aquellas creaciones, ideas estéticas y prácticas profesionales que buscaban la renovación moderna de la cultura material y visual cotidiana.
¿Por qué la y en el título, y no otra posibilidad? Tal y como se comprende pronto, con el fin de sugerir una ambigüedad que nos ayude a entender la complejidad del terreno. El diseño no existió al margen del franquismo, sino en este contexto. ¿Por qué, se pregunta Campi, hay tantos relatos del desarrollo del diseño que pasan junto al elefante, los esquivan, o lo rodean? ¿Por qué no se habla con mayor claridad del diseño en las cuatro décadas de dictadura franquista? ¿Por qué no se estudia más? La dictadura no fue un periodo propicio para la cultura, y sin embargo, el diseño logró prosperar. Cómo lo hizo y cuáles fueron sus hitos, y qué paradojas se dieron en el transcurso de los diferentes franquismos que se sucedieron —porque el franquismo no fue uno, ni tampoco el país: la España sujeta por Franco cambió a lo largo de las décadas—, es el recorrido que realiza este libro, que llega en una época de exaltación desacomplejada de la figura del dictador, una época en la que el elefante se sacude la sábana de encima, en la que todo tipo de tiranías son reivindicadas por sus partidarios de siempre y también por quienes no alcanzan a comprender qué han sido y qué podrían volver a ser, pero que ven en ellas un lugar en el que esconderse de un mundo que nunca ha dejado de ser convulso, que sigue siéndolo, solo que ahora está mucho más conectado y por tanto las consecuencias de las causas viajan muy rápido de un punto a otro; los totalitarismos y las ideologías de la violencia son los pescadores del dicho de a río revuelto, se nutren de la tensión y del miedo, que en el siglo XXI de la amenaza del cambio climático y las pandemias, es más global que nunca. Para entender hay que empezar llamando a las cosas por su nombre.