El emotivo discurso de Greta Thunberg en la Cumbre de Acción Climática de la ONU en Nueva York consiguió una gran repercusión donde la joven activista climática avergonzó a la generación de los mayores
MADRID. El emotivo discurso de Greta Thunberg en la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas en Nueva York consiguió una gran repercusión. La activista climática avergonzó a la generación de los mayores y los acusó de haber ignorado durante mucho tiempo el conocimiento científico sobre el cambio climático y sus causas. Ella comenzó su acusación con "¿Cómo se atreven?" Y terminó con una llamada de atención: “El mundo ha despertado. El cambio viene, os guste o no”
El mensaje es efectivo porque combina una narración fácil de entender y una figura icónica, la heroína. Ella ha conseguido captar la atención de la juventud, con el movimiento 'Fridays for Future' y, los políticos buscando el apoyo de los votantes, la miran como una señal de que tienen que mejorar su imagen climática o defenderla frente la competencia. Sin embargo, no es la juventud, sino los adultos quienes deciden la victoria y la derrota en las elecciones. Los políticos probablemente vean el movimiento de los chalecos amarillos en Francia como una advertencia de que las medidas de protección climática deben ser lo más aceptables socialmente posible, lo que les aleja de tomar decisiones sostenibles pero dolorosas sobre cómo introducir un certificado integral de comercio de CO2 o un impuesto de CO2. Sin embargo, si las medidas compensatorias impiden que los precios realicen su función como mecanismo de control, todo permanecerá inalterable.
"¿Cómo se atreven a pretender resolver esto con los mismos modelos de negocio y con tan solo algunas soluciones técnicas?". La primera parte de esa pregunta está advierte de que los objetivos no se pueden alcanzar manteniendo el modelo de negocio actual (“todo como está”) y ese greenwashing no puede prevenir el cambio climático y que tampoco puede mejorar la imagen a largo plazo. La segunda parte de la frase, sin embargo, es confusa. ¿Por qué las soluciones técnicas están condenadas? Esto, sin embargo, requiere unas directrices claras con una serie de líneas, guías y límites en las que las compañías puedan confiar y utilizar como base de sus estrategias a largo plazo.
Las compañías que han alcanzado su objetivo a largo plazo entienden que deben ser parte de la solución y, por lo tanto, también deben crear o mantener los puestos de trabajo. "[...] de lo único que hablan es de dinero y de cuentos de hadas sobre un crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!".
La prosperidad económica no debe verse como un cuento de hadas. La protección de la sostenibilidad climática es imposible sin el crecimiento económico porque cuesta dinero y también podría erosionar los sistemas de seguridad social. Para asegurar que las generaciones presentes y venideras tengan un futuro que merezca la pena vivir, hace falta comida, electricidad y medicinas para los 7.700 millones de personas que hay en el planeta. El decrecimiento o el movimiento post-crecimiento ignora estas necesidades al posicionarse a favor de recortes forzados para reducir la economía global.
Aquellos que no necesitan un trabajo o los beneficios de un sistema de seguridad social podrían ver esto como unas medidas apropiadas viables, independientemente de la falta de un organismo legítimo y reconocido que pueda decidir qué asunto individual no está sujeto a recortes. Sin embargo, aquellos que necesitan trabajo, quieren los beneficios de atención médica o depender de una pensión a la vejez, personalmente van a padecer todos los efectos de una economía venida a menos.
La reducción drástica de la economía conduciría al desempleo, a una implosión de los ingresos fiscales y, a un colapso del sistema de seguridad social debido al cambio demográfico. El resultado sería desempleo masivo, pobreza y graves problemas sociales. El clima también sufriría, ya que la protección del clima no sería una de las prioridades de una población que lucha por su propia existencia. La innovación e inversión se debilitarían, destruyendo lo económico y las bases ambientales para las generaciones actuales y futuras.
La revolución entonces se comería sus propios hijos y quienes hoy señalan con el dedo, estarán en el blanco de acusaciones mañana: "Cómo se atreven. Han robado mis sueños[...]. las personas están sufriendo. Las personas están muriendo". Su deseo de salvar el medio ambiente fue bien intencionado, pero ¿cómo creen que el cambio climático podría detenerse eliminando los todoterrenos, pagando unos pocos euros en impuestos ambientales para viajes en avión y con el uso de bicicletas para el transporte en la ciudad? ¿Por qué rechazar soluciones constructivas, condenar la economía del mercado y, de ese modo, malgastar nuestro futuro económico?
Existen soluciones: los políticos solo deben tener el coraje para implementarlas. Los sistemas de incentivos inteligentes pueden promover negocios de consumo climate-friendly y penalizar los daños medioambientales. Los economistas se refieren a esto como la internacionalización de los costes externos. Al poner precio al uso de recursos, los presupuestos dictarían lo que los discursos bien intencionados no pueden lograr. Esto aplica a empresas, hogares privados y gobiernos (aunque los ingresos del gobierno provienen de esos otros presupuestos). El partido German Green han incluido esta idea en su propuesta para el congreso en noviembre: "establecer reglas es el propósito de la política y el mejor motor de innovación". Están a favor de "una combinación inteligente de un precio del CO2, incentivos, subsidios y regulaciones". Proponen un precio inicial de 40 euros por tonelada de emisiones de CO2, seguido de un aumento a 60 euros a partir de 2021.
Según nuestros cálculos, esto aumentaría el precio de la gasolina alrededor de 0,11 euros por litro y el precio del diésel en 0,13 euros por litro. Esto sería compensado por una reducción sobre el impuesto a la electricidad y cada ciudadano recibiría un 'dividendo de energía' de 100 euros por año, un regalo de elección táctica que costaría a las personas que pagan los impuestos en Alemania 8.300 millones de euros sin ayudar al medio ambiente.
Generalmente establecer un precio elevado sobre el CO2 es una buena idea, especialmente si se introduce en toda la Unión Europea de forma conjunta. Es más probable que conduzca al éxito que una política de prohibición, ya que promueve la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías sin subestimar a los ciudadanos. Si se hace correctamente, canalizando los esfuerzos de los científicos, empresarios e ingenieros en la dirección correcta, incluso podría conducir a un tipo de 'nuevo acuerdo verde'. Si esto sucediera, la llamada de atención de Greta Thunberg podría pasar a la historia como una señal de inicio para un cambio radical.
El pánico y la emoción, por otro lado, no traen consigo buenas decisiones. Conducen a una acción confusa o apresurada (como lo muestra repetidamente el mercado de valores) o intentos desesperados por mantener el status quo. Un equilibrio justo entre los intereses medioambientales y económicos de jóvenes y adultos no pueden lograrse mediante una simple redistribución en lugar de un crecimiento sostenible. La carga recaería sobre la generación más joven.
Bert Flossbach es cofundador y gestor de Flossbach von Storch
El impacto sobre nuestras vidas y nuestra sociedad será dramático. Sin duda se trata del mayor desafío que en estos momentos encara la humanidad