MURCIA. Cuenta el bailarín y coreógrafo madrileño Antonio Najarro que en Murcia ha vivido algunos de los momentos más bonitos de su carrera, tanto con el Ballet Nacional de España, del que ha sido director durante ocho años (hasta 2019), como con su propia compañía -un proyecto que retomó, en una decisión no exenta de riesgo, en pleno confinamiento-, con la que vuelve "a una ciudad abierta y con un público muy generoso, que sabe apreciar la danza española, porque existe una grandísima afición, y donde tengo muchos amigos". Lo hará este sábado con Alento, que tenía que haberse presentado hace dos meses en el Auditorio Regional, pero que, como casi todo, se tuvo que retrasar debido a la pandemia.
Ahora, que los escenarios se han vuelto a abrir al público, este espectáculo que lleva el 'sello Najarro' -que es lo mismo que hablar de elegancia, apertura e innovación en la danza española estilizada- abre el ciclo 'Danzauditorio', que se desarrollará en el Villegas hasta junio. Además, y aprovechando su estancia en Murcia, esa misma mañana Najarro será nombrado nuevo director del Plan Docente de Danza Española de la Escuela de Flamenco de Andalucía, en un acto que tendrá lugar en la Academia Carmen Romero (sede oficial de la EFA en Murcia).
"El publico necesita hoy más que nunca que se le 'aliente'; tener acceso a la cultura para evadirse, para seguir viendo belleza y para poder emocionarse", dice convencido el coreógrafo, quien recuerda que creó su particular Alento originariamente para el Ballet Nacional, estrenándolo con su compañía en julio en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, donde cosechó un gran éxito. Con este espectáculo, Najarro plantea "una renovación de la danza estilizada española, con un estilo muy abierto a las vanguardias. Por un lado, hay una exigencia técnica muy fuerte pero, al mismo tiempo, un desarrollo artístico muy potente, con unos bailarines muy versátiles, que bailan desde flamenco hasta danza contemporánea".
Añade el artista que, aunque no tenga un argumento propiamente dicho, en Alento "se mueven muchas emociones, cada parte tiene un sabor y un aroma muy diferente. Lo que he querido es, además de alentar, sobre todo emocionar al público".
Cuenta para ello con doce bailarines y dos solistas principales -Tania Martín y Carlos Romero-, cinco músicos -piano, percusión, violín, guitarra y contrabajo-, la música de Fernando Egozcue y un vestuario muy especial, ya que Najarro ha querido "fundir la moda española con la danza a través de diseños relizados por Oteyza, Víctor Muro y yo mismo". Esta inquietud por renovar y fusionar es uno de los legados que el balarín cree que ha dejado en el Ballet Nacional, donde la danza se ha acercado a otros géneros como la pintura, la moda, el cine o la fotografía.
Y es que Narrajo considera que es necesario "abrir el abanico de visibilidad de la danza española y captar a públicos de otras vertientes artística, sobre todo en lo que se refiere a estilizada, que es la que más me caracteriza como creador. Alento es un claro ejemplo de esa evolución y de que podemos con todo, porque somos bailarines muy versátiles, muy preparados en clásico, escuela bolera, estilizada, en folclore español...".
Este año de pandemia ha castigado duramente a las artes escénicas y, aunque Antonio Najarro comente que "no me puedo quejar, porque nos estamos moviendo por España", sí que señala que se ha ido al traste "toda la estrategia internacional de la compañía", que suele actuar en Estados Unidos, China, Japón y Europa. No obstante, asegura que "soy una persona muy positiva y me arriesgo mucho, como he hecho retomando en pleno confinamiento mi compañía, que aparqué durante el tiempo que fui director del BNE y que está compuesta por 28 personas. Fue un acto arriesgado, pero siento la responsabilidad de que tengo que dar trabajo y visibilidad a los intérpretes de la danza española. Así que, bueno, hay que remangarse y seguir para adelante".
Con lo que no está nada de acuerdo el artista madrileño es con la regulación de aforos en los teatro durante la pandemia. "Es ridículo que en un teatro con mil butacas haya existido un aforo de sesenta personas. Cuando he salido de alguna actuación y luego he visto como estaban los transportes públicos, se me ha caído el alma a los pies. Se hace más daño a la cultura con este tipo de gestiones de lo que se piensa. Hay que incentivar las artes escénicas lo máximo posible y para ello el acceso a los teatros debe ser mucho más generoso. No se ha producido ni un solo contagio en este ámbito".
Antonio Najarro está convencido de los valores intrínsecos de la danza para construir una sociedad mejor y, por ello, mientras fue director del Ballet Nacional estuvo muy volcado en que se realizasen actividades pedagógicas. "Es importante que la gente conozca más la danza y vea en ella una herramienta maravillosa para desinhibirse, cuidar tu cuerpo, expresar emociones, desarrollar el sentido rítmico, fomentar el respeto al compañero y la perseverancia...".
En este sentido, añade que "aprender danza supone conseguir las cosas poco a poco, al contrario de lo que ocurre hoy en día, que lo tenemos todo tan a mano. Tenemos acceso a mil imágenes en un segundo en nuestras tablets y creemos que todo lo podemos conseguir en un segundo y no es así" . "Todos los valores que tiene la danza son muy positivos para el desarrollo correcto de la sociedad", dice este profesional que ha sabido llevar el baile español a nuevos territorios estéticos.